Entrevista sobre la tauromaquia a D. José Enrique Zaldívar, veterinario
Entrevista concedida a Maltrato Animal: Un Crimen Legal por el Sr. D. José Enrique Zaldívar, perteneciente al Ilustre Colegio de veterinarios de Madrid, Vicepresidente de AVAT (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia), autor de Blogs, estudios y artículos sobre cuestiones veterinarias y de maltrato animal, así como participante en numerosas Conferencias dentro y fuera de nuestro País y en programas de televisión centrados principalmente en la tortura y muerte de toros en corridas y en diferentes festejos populares.
Me gustaría empezar pidiéndole que nos dé algunos datos personales suyos en lo que a su labor como veterinario se refiere, así como de su compromiso en la lucha contra el maltrato animal y su participación en Blogs sobre estos temas y en AVAT.
Soy veterinario clínico de pequeños animales desde hace 26 años. Cuando empecé la Carrera mi ilusión era ser veterinario de équidos y en concreto del pura sangre inglés. Por desgracia, en cuarto de carrera me enteré durante unas prácticas con estos animales que era alérgico a ellos y que con sólo tocarlos ponía mi vida en riesgo. De hecho me tuvieron que inyectar un Urbasón en vena ante el ataque de asma que padecí. Luego, mis alergias se han extendido a los roedores, así que no puedo atender ni hamsters, ni conejos, ni cobayas, ni chinchillas… Salvo unos años en que tuve experiencias con ganado ovino, caprino y porcino, enfocadas a trabajos de reproducción e investigación, mi vida como veterinario se ha movido siempre alrededor del perro y del gato.
Los blogs nacieron como una especie de desafío ante la “alergia” que tenía a los ordenadores. La verdad es que sentía una especie de desprecio por su utilidad hasta que unas navidades, mi mujer, que también es veterinaria, me regaló un portátil. Entré en el mundo de los blog, y cree uno, que tenía otro carácter informativo, enfocado a temas políticos, filosóficos y religiosos. Todavía lo mantengo, aunque lo cierto es que desde que he entrado en el mundo del abolicionismo de la tauromaquia lo tengo bastante abandonado. El blog profesional surge con la idea de escribir artículos sobre pequeños animales en tono divulgativo y permitir que la gente me haga consultas, - gratuitas, por supuesto -, cuando tiene dudas sobre cosas relacionadas con sus perros y sus gatos. Paso bastante tiempo del día contestando las inquietudes de la gente sobre sus animales de compañía. El problema surge cuando en muchas ocasiones la gente me pide tratamientos para sus animales, que no puedo, ni debo dar. Como escribo para una revista mensual de perros y una bimensual de gatos, copio y pego mis artículos en el blog, una vez que han pasado uno o dos meses de su publicación. Posteriormente, una vez que me he comprometido en la labor de acabar con la tauromaquia, he ido introduciendo artículos de opinión sobre ése mundo. Considero que la información es fundamental para evitar la manipulación de las personas y creo que Internet es una maravillosa herramienta para que la gente busque, lea y contraste pareceres sobre lo que le interesa, aunque evidentemente, no todo lo que se lee en este medio de comunicación sea cierto.
En el apartado del maltrato animal, me he centrado en los espectáculos taurinos, ya que es en lo que creo que se necesitaba una respuesta contundente de alguien perteneciente al colectivo veterinario. Fue la lectura del estudio neuroendocrino que dice que el toro de lidia no sufre tanto como pensamos lo que me llevó a involucrarme directamente en el movimiento abolicionista y a empezar a conocer gente estupenda de los colectivos animalistas. Debo decir que no comparto algunos de sus postulados, pero me encuentro muy a gusto entre ellos y siempre me han tratado maravillosamente. Del contacto con ellos surge la idea de crear AVAT (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia). Lo que pretendemos los tres socios fundadores (Marta, Lina y yo) es que “salgan del armario” los muchos compañeros de profesión que están de acuerdo en el fin que perseguimos y que por miedo o por falta de interés o de tiempo no lo han hecho todavía. Lo del miedo lo aclararé más adelante ya que puedes sonar un poco extraño. La verdad es que nunca pensé que por escribir el estudio que rebatía el del profesor Illera y mandarlo a algunas webs antitaurinas me encontraría ahora inmerso en este movimiento.
¿Cuál es su opinión acerca de las razones que esgrimen los que defienden la continuidad de la tauromaquia tales como: que es una tradición, que el toro ha nacido y ha sido criado para eso, que es el medio de vida para mucha gente, que es una lucha de "igual a igual", que el toro no sufre, que se perdería la especie, que sin la cría del toro bravo las dehesas se deteriorarían, etc.?
La verdad es que no me preocupan demasiado las razones que esgrimen los taurinos para defender un espectáculo que unos admiran y les produce momentos de placer y entretenimiento y que para otros no es más que un negocio, argumenten lo que argumenten. Me preocupa exclusivamente la parte técnica de la neuroendocrinología de un animal en la que ha entrado un compañero de profesión y que yo como veterinario he contestado.
Es cierto que hay gente que vive de esto, unos muy bien y otros no tanto. Supongo que habría que buscarles otro tipo de trabajo y que incluso deberían ser ellos los que se lo buscaran. Hay muchos colectivos de trabajadores que sufren el cierre de fábricas o que se quedan sin trabajo. Todos estamos expuestos a este tipo de riesgos y hay colectivos con mucha más antigüedad que han desaparecido. Me gustaría por ejemplo recordar que una actividad muy similar en cuanto a ocupación y crianza de un animal ha estado durante muchos años en nuestro país al borde al abismo. Me refiero a las carreras de caballos y la crianza del pura sangre inglés. Cuándo se cerró el hipódromo de Madrid y otros del sur de España, mozos, jinetes, aprendices, personal del recinto, y preparadores se encontraron sin puestos de trabajo, y los criadores y propietarios de cuadras sufrieron en sus carnes la crisis que atravesó el sector. Muchos de estos trabajadores han tenido que recolocarse en sectores que tienen algo que ver con el mundo del caballo o en otros que no tienen nada que ver. Que yo sepa, las fincas en donde se criaban y vivían estos animales no han desaparecido.
Si el toro bravo desaparece, no lo hará una especie, ni tan siquiera probablemente una raza, ya que existen serías dudas de que realmente lo sea. Si observamos la clasificación taxonómica de este animal veremos que pertenece a la familia de los bóvidos, subfamilia de los bovinos, especie Bos Taurus y subespecie lidia, de las que reconoce una población con varias estirpes, si nos atenemos a la definición de raza; La Real Academia de la Lengua define el concepto de raza de la siguiente manera: "cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia". Pues bien, lo cierto que nunca encontrarás dos toros iguales, es decir, que su fenotipo no está fijado. Su único rasgo diferenciador dicen sus defensores que es la bravura y en base a esta característica nos lo quieren vender como raza. Tampoco es cierto ya que como ellos mismos reconocen, no todos los toros de lidia lo son y no todos valen para ser lidiados en las plazas, sino que son sacrificados mucho antes de los tres o cuatro años. ¿Cuántas veces hemos oído al mundo taurino hablar de la mansedumbre de estos animales, y quejarse de ello?. En muchas ocasiones se utiliza como ganado de carne como cualquier otra raza de vacuno e incluso su carne tiene ya una denominación de origen que si no recuerdo mal es la de carne de ganado bravo. Tampoco creo que sea un debate demasiado importante. Desaparecería un bóvido o un bovino más, increíblemente bello. Desaparecerán por ejemplo algunas razas de perros en un futuro bastante inmediato, pero los perros seguirán existiendo. A mí no me preocupa en absoluto y creo que a ellos, si no resulta rentable, tampoco. Con esta última argumentación creo que te respondo a la pregunta de que si el toro de lidia nace y se cría para morir torturado en una plaza o muerto a tiros en Coria o embolado en diversos pueblos de España o lanceado en Tordesillas…
Las tradiciones que no aportan más que violencia no deben preservarse. Las buenas deben perdurar, las aberraciones culturales no. La Historia del mundo tienen múltiples ejemplos de lo que estoy contando: ablación del clítoris, lapidaciones, tirar cabras de los campanarios, cortar cuellos de aves desde un caballo al galope, la caza del zorro con perros, ejecuciones públicas… Evidentemente hay muchas más tradiciones que deben desaparecer como son por ejemplo muchas manifestaciones que se producen en Semana Santa en nuestro País y en muchos lugares del mundo. No sé a cuantos aficionados a la tauromaquia le preocuparan estos asuntos o cuantos habrán firmado en las numerosas campañas que se realizan en el mundo o habrán acudido a las manifestaciones a las que muchos de nosotros acudimos para este fin.
Resulta hilarante una pregunta que hizo Celia Villalobos el otro día en el Programa 360º en Antena 3 Televisión: ¿y por qué se puede extinguir el toro de lidia y no lo debe hacer el oso pardo?. Prefiero no comentar nada al respecto. Otro comentario que se hizo en el Programa fue comparar el sufrimiento del toro en la lidia con el de las gimnastas de gimnasia deportiva que según se dijo son programadas desde pequeñas para competir. Te preguntarás la razón de que dé importancia a un comentario semejante en esta entrevista. Te lo voy a explicar: mi hija tiene 13 años y ha sido seleccionada dentro del grupo de gimnastas que puede ir a las olimpiadas del 2012 o del 2016. Tiene desde hace un mes una beca ADO y es la niña más feliz del mundo. Nadie le ha obligado a nada y ha sido libre para elegir ese camino. Si vale o no vale, el tiempo lo dirá, pero ella quiere probar. Te aseguro que tendrá momentos buenos y malos y horas y horas de entrenamiento, pero comparar esto con el sufrimiento del toro en la plaza es inadmisible. Pensé en comentar algo al respecto durante el programa, pero no lo hice. Por eso aprovecho tu amable entrevista para contarlo y si el señor Urrusolo o la señora Villalobos la leen, seguro que les salen los colores.
En el asunto de las dehesas no estoy demasiado bien informado, aunque te puedo decir que hace poco he estado en la provincia de Cáceres y he visto muchas ocupadas por otros tipos de ganado extensivo y otras totalmente desocupadas. Ahí siguen y nadie va a levantar urbanizaciones en ellas. Supongo que si el Estado es capaz de expropiar terrenos por razones del bien común, también lo podrá hacer si es necesario en algún caso, si es que los propietarios de estos terrenos quieren especular con ellos. Te puedo decir que lo que se conoce como Síndrome de la caída del toro de lidia y que se ha estudiado ampliamente, reconoce que una de las causas que se recogen como origen de dichas caídas es la falta de espacio que tienen algunos de estos toros para ejercitarse. Se ha propuesto últimamente la creación de “taurodromos” para que los toros se ejerciten. No me creo que si desaparecen los toros de lidia se pierdan esos magníficos ecosistemas.
En cuanto a la lucha de igual a igual, creo que conforme se vaya desgranando la entrevista tendrás suficientes argumentos para saber lo que pienso al respecto.
¿Cuál es a su juicio, como profesional de la veterinaria, la validez de las teorías del D., Illera, según las cuales el toro apenas sufre y que están sirviendo de base para rebatir el hecho de su dolor físico por parte de los taurinos?
Para mí y tras estudiar en profundidad su estudio, no tiene ninguna validez científica. Como te he comentado antes, lo que me impulsó a tomar parte activa en este movimiento que cada día cobra más fuerza, fue la lectura de sus conclusiones. El profesor Illera fue compañero mío de promoción y su padre fue el catedrático de Fisiología del que recibí una excelente formación en dicha asignatura. Era un magnífico orador y comunicador de conocimientos y sumamente justo a la hora de juzgar el saber de sus alumnos. Creo recordar que además era en aquella época, veterinario titular de la plaza de Las Ventas en Madrid.
Yo no puedo negar que las determinaciones hormonales de dicho estudio sean falsas. Tengo que aceptar que son las que se han publicado pero, el estudio tiene grandes lagunas en la metodología científica seguida y especialmente en las conclusiones que son totalmente irreales.
Me explico: cuándo se dice que el toro trasportado en un camión o que el toro que sale a la plaza y es devuelto a los corrales sin lidiar porque no vale para eso, sufre más que el toro que es sacrificado en el ruedo tras pasar por todas las suertes de la lidia, se están ocultando datos que están demostrados científicamente. Cuando me refiero a sufrimiento psíquico estoy hablando del estrés. El estrés se mide en muchas especies animales a través de una hormona que se llama cortisol. Cuando el profesor Illera dice que los toros transportados o los que son devueltos a los corrales sin lidiar, tienen más cortisol que los que van pasando por las suertes de la lidia, (unos por los picadores, otros por las varas y las banderillas y otros por los picadores, las banderillas, el estoque y el descabello), se está olvidando de algo sumamente importante y vital para sacar esas conclusiones. ¿De qué se olvida?, pues de la integridad del sistema nervioso. El toro transportado o el toro que no es lidiado tienen su sistema nervioso íntegro y los que pasaron por las diferentes suertes de la lidia no. Éstos últimos han sufrido lesiones en sus transmisiones nerviosas y precisamente son esas lesiones las que impiden que sus niveles de cortisol sean los esperados. Para que el eje hipotálamo-hipófisis-adrenales, es decir el sistema glandular que se ocupa de la respuesta al estrés pueda ser valorado, es necesaria la integridad del sistema nervioso. ¿Qué integridad de dicho sistema hay en un toro al que se le ha seccionado la médula espinal mediante el descabello o la puntilla? Evidentemente ninguna.
Tenemos que hablar también aquí del conocido como Síndrome de Adaptación que fue ampliamente estudiado por una eminencia como Selye. Cualquier organismo superior ante una situación de estrés, pasa por una fase de alarma, en la que descarga adrenalina, noradrenalina y cortisol en grandes cantidades. El fin de estas descargas es pasar a la fase siguiente que es la adaptarse al estímulo que le provoca estrés. Si lo consigue, los niveles de cortisol se normalizan, lo que significaría que nos hemos adaptado a la situación que nos estresa. Lo que pretende el estudio es hacernos creer que el toro de lidia se queda en esta fase y que por tanto se adapta a la novedosa situación que está viviendo, pero no es así. El organismo del toro o fracasa y pasa a la fase de agotamiento en la que es incapaz de responder, o bien sigue luchando para intentar adaptarse sin conseguirlo. Si el sistema nervioso del toro estuviera íntegro veríamos unas cifras de cortisol mucho más altas de las que se publican en el estudio. Los toros que han sido analizados después de seccionar su médula espinal tienen niveles de cortisol casi normales. Pues bien, una persona con la médula espinal seccionada no tiene respuesta al cortisol, es decir su valor no es que sea normal, es que es muy próximo a 0. Resulta sumamente interesante saber que conforme avanza la lidia, el toro va teniendo menos cortisol en su sangre. Resulta curioso saber que cuanto más avanza la lidia, los daños provocados en el sistema nervioso son cada vez mayores. No es que haya menos estrés, lo que hay es más estrés que no puede ser manifestado en forma de descargas de altas cantidades de cortisol porque los mecanismos nerviosos que hacen que esa respuesta se produzca están minimizados. Y evidentemente el agotamiento orgánico del animal influye también de manera considerable.
El otro gran error del estudio es dotar a unas hormonas llamadas betaendorfinas de unas propiedades que no tienen. Me explico: en el estudio se nos dice que el toro, en el momento de las puyas descarga ingentes cantidades de estas hormonas que serán capaces de neutralizar el dolor que se le está provocando. Pues bien, te puedo decir que, en ningún estudio científico de los que he consultado y en cuya recopilación he contado con la inestimable ayuda de algunos médicos españoles y franceses, en ninguno, se atribuye a las betaendorfinas la capacidad de neutralizar el dolor. En el 90% de ellos se las atribuye la capacidad contraria. Quiero decir que a mayor cantidad de betaendorfinas detectadas en personas que sufrían dolor, mayor era la cantidad de estas hormonas en su sangre. Las mujeres que manifestaron mayor dolor durante sus partos eran las que más betaendorfinas descargaban. Los niños que habían nacido de partos complicados, es decir, que habían sufrido más en ellos, eran los que más betaendorfinas tenían en su sangre. Los enfermos que más dolor manifestaron antes y después de cirugías de tipo traumático, eran los que más betaendorfinas produjeron en su organismo. No podemos por tanto creer que en el toro de lidia, estas sustancias cumplan con cometidos que nunca se han aceptado en ningún estudio científico. A lo sumo, en alguno de ellos, se habla de que son capaces de paliar el dolor, pero en la inmensa mayoría se dice que son hormonas que median y que miden la intensidad de él.
Actualmente existe la sospecha de que algunos toros salen dopados con analgésicos, tranquilizantes y antiinflamatorios. De hecho, en la última Feria de San Isidro, se ha instaurado por orden de la Comunidad de Madrid el control antidoping, si el Presidente de la corrida tenía la sospecha de que algún toro estuviera dopado. Sería absurdo dopar a toros que son capaces de controlar el dolor con estas mágicas sustancias que su propio organismo genera. ¿Para que le vamos a poner a un toro Fynadine o Feldene si queremos ocultar una cojera, si en cuanto le apliquen las puyas van a desaparecer todos sus dolores?. Debo decir que además estas sustancias que he nombrado, a determinadas dosis, son capaces de disminuir las sensaciones de estrés. Lo que no sé es si en el estudio se ha tenido en cuenta esta circunstancia y a los toros analizados se les ha hecho un control de estas sustancias. Lo dudo.
Otra cosa que me ha llamado mucho la atención según iba recopilando información para rebatir el estudio del profesor Illera es que, en el año 2002, él mismo, dirigió una tesis doctoral en que se afirmaba que la lidia suponía para el toro un gran estrés en un muy corto periodo de tiempo, con altas descargas de cortisol y de ACTH. No sé lo que habrán cambiado los toros de lidia en los últimos seis años para que ahora sea al revés. Lo tendrán que aclarar en su momento y seguramente desde AVAT se lo vamos a pedir. De ser ciertos los datos que figuran en esta tesis, estoy seguro que los valores de cortisol serían todavía más altos contando con la falta de integridad del sistema nervioso que te he comentado antes.
¿Podría detallar cuáles son los daños físicos que sufre el toro durante la lidia, qué órganos se le dañan, qué sufrimiento le producen las heridas así como también, el maltrato psicológico que padece el animal durante todo el proceso?
Pues son muchos y estoy seguro que los grandes aficionados a la lidia los desconocen. Lo pude comprobar en el programa 360º de Antena 3 cuando pregunté cuántos de los allí presentes sabían la profundidad de penetración de una puya en el cuerpo del toro. El único que me respondió demostró su desconocimiento: dijo que 10 cm., que según él es lo que mide una puya. Erró por dos veces: la puya mide 9 cm. y en el 90% de las ocasiones se coloca fuera del lugar que los cánones taurinos dicen (morrillo) y provoca heridas de 20 o más cm. de profundidad. Habrá quién no comprenda como un instrumento cortante con un filo similar al de una cuchilla de bisturí del número 20, puede penetrar dos veces su tamaño o más, ya que han identificado puyazos de hasta 30 cm. de profundidad. La respuesta es sencilla: los picadores con el objeto de mermar lo más posible la capacidad física del toro, la utilizan como un sacacorchos, o hacen lo que se llama “mete-saca” y además, impiden la salida del toro del caballo cuando siente dolor con una maniobra ilegal que se llama “carioca”.
Las puyas lesionan apófisis espinosas de vértebras, pueden lesionar la parte alta de las costillas, provocan hemorragias que pueden llegar al 18% del volumen sanguíneo del toro, pueden traspasar la pleura provocando neumotórax y como consecuencia insuficiencia respiratoria. Seccionan y por tanto lesionan ramas dorsales de nervios, en especial los que forman parte del plexo braquiocefálico que es el encargado de inervar los miembros anteriores. Esta es una de las razones de que los toros se caigan o cojeen a la salida del caballo.
Las banderillas también hacen su trabajo, provocando lesiones de músculos, vasos sanguíneos y nervios no sólo en el momento en que son colocadas, sino durante el resto de la lidia, debido al movimiento constante que tienen sobre el dorso del animal.
La estocada casi nunca es colocada en el hoyo de las agujas, lo que permitiría la muerte rápida del toro por corte de la vena cava caudal o de la arteria aorta posterior y de algunos vasos de la entrada del pecho. En vez de eso, es capaz de lesionar el pulmón o el bronquio derecho del toro lo que provocará el paso de sangre de pulmón a bronquio, de éste a la traquea, de aquí al esófago y a las vías respiratorias altas y el toro morirá expulsando sangre por su boca. En toros brevilineos el estoque puede llegar a pinchar el corazón. Cuando vemos al toro tener hipo y dar marcha atrás es porque la estocada ha traspasado el diafragma, habiendo podido llegar incluso a pinchar la panza o el hígado. De esta manera se produce la parálisis del nervio frénico. En otras ocasiones el estoque tocará las zonas laterales de los pulmones y veremos unos hilillos de sangre que salen por sus ollares y su boca. Esto significa que el toro se está ahogando en su propia sangre. Y la mayoría de las veces la estocada cortará cordones nerviosos laterales a la médula espinal, que se ocupan de la inervación de la caja torácica, lo que provocará una parálisis con insuficiencia respiratoria que hará más agónica su muerte si es que cabe.
Para terminar la sangría, que siempre se hace por amor al toro, faltaría más, se procede al descabello que consiste en seccionar la médula espinal. No se hace casi nunca una vez, sino varias, hasta que se acierta y si no, pues se usa la puntilla, que corta la médula con un cuchillo de 10cm.
Además de las lesiones que te he descrito, no debemos olvidar el sufrimiento de diversos órganos durante la lidia. Al toro se le somete a un esfuerzo para el que no está preparado. Las analíticas sanguíneas de estos animales revelan datos que en cualquier animal serían considerados como patológicos. Tengo recopilados varios estudios al respecto y no tardaré mucho en hacerlos públicos.
¿Qué opina acerca de festejos populares en los que se tortura a animales como el Toro de Coria, el de la Vega, los Toros Embolados, etc.?
Todos hemos podido ver las imágenes de los festejos que nombras y resultan absolutamente intolerables. El pensar que tenemos que aceptarlas porque son una tradición, a mi lo único que produce es la sensación de que la gente se cree con el derecho de martirizar a un animal con el único fin, el único real, de divertirse. Esto no tiene justificación ninguna. El Toro de Coria es un festejo absurdo que no hay por donde cogerlo. En base a una costumbre se le clavan agujas a un toro, se le ahuyenta con aguijones eléctricos cuando pone en peligro la vida de las personas y en años anteriores se le clavaban también dardos y divisas de gran tamaño. Se le tiene dos horas y media dando vueltas a un lugar desconocido sin darle la más mínima posibilidad de escapar. Se le persigue, se le cita, se le tiran petardos, se le acosa y cuando no puede más, se le disparan uno o dos tiros y se le desangra en medio del pueblo en presencia de niños de corta edad, supongo que con el único fin de perpetuar la tradición. Ésta práctica contraviene las ordenanzas sobre sanidad animal. Nadie tiene derecho a divertirse de esa manera. Existen actividades culturales muy enriquecedoras que deberían ocupar el lugar de estas manifestaciones que de culturales no tienen absolutamente nada.
Se ha buscado la disculpa de que a este animal no se le provoca ningún dolor físico. Lo dudo, aunque podemos decir que no será tan intenso como el que sufre el de Tordesillas con las lanzas que se le clavan. De cualquier modo y así se lo he hecho saber a algunos vecinos de Coria, estos animales padecen un tremendo sufrimiento psíquico, un tremendo estrés, dada la naturaleza extensiva de su crianza y su naturaleza de herbívoros. Ellos, seguramente no lo entienden, pero ahí están mis informes técnicos sobre este tipo de festejos para el que quiera consultarlos. El animal se defenderá del acoso ante la imposibilidad de huir del gentío que para él, no son más que depredadores que quieren acabar con su vida.
El toro embolado, el toro a la mar, el toro ensogado, todos, absolutamente todos estos festejos, provocan un gran desgaste físico al animal que en algún momento han provocado su muerte por el agotamiento, el miedo, el pánico y la angustia a que se ven sometidos. Casi todo el mundo ha tenido la oportunidad de ver las reacciones de estos animales cuando se les colocan bolas de fuego en los cuernos, se les ata y se les arrastra contra su voluntad por un pueblo, o se les hace caer al mar y luego se les recoge con una barca para seguir con las manifestaciones de la estupidez humana. Todavía oí el otro día en la televisión a un ciudadano al que le preguntaban sobre el toro a la mar, decir que el toro se divertía igual que ellos. No me cabe duda de que lo dijo totalmente convencido.
Creo que son expresiones populares con las que acabaremos en un corto plazo de tiempo. Un pueblo que se considere civilizado no puede tomar parte en este tipo de manifestaciones.
Muchos defensores de la tauromaquia o de cualquier otra actividad que implique maltrato a los animales, acusan a los activistas contra la tortura de no dar prioridad a problemas graves que afectan al hombre. ¿Desde el punto de vista ético se sostiene ese razonamiento o no es más que una disculpa que supone la solidaridad como un comportamiento limitado y excluyente?
El que no tiene una ética racional o lo que yo entiendo como tal y el respeto a la vida ajena forma parte este concepto, no puede utilizar argumentos de ese tipo. Yo, cuando oigo a un taurino decirme que tengo que respetar sus gustos y que no puedo pretender que se prohíba lo que a él le gusta, sólo tengo un argumento válido. Si tu no respetas la vida de un ser vivo y encima pagas para verle morir sufriendo, o participas como espectador activo o pasivo de ese sufrimiento, no me puedes pedir que te respete en ese aspecto de tu vida. En el fondo no son más que disculpas de lo que no tiene sustento y un discurso racional. Los animales no tienen defensa por si mismos. Lo único que pueden hacer es defenderse de las agresiones con las armas que la naturaleza les ha dotado y siempre, en un enfrentamiento directo con el hombre, sucumbirán. Pero si no les vale con esto, les podemos decir que los problemas de la Humanidad nos afectan igual o más que a ellos.
Tampoco debemos disculpar nuestra lucha ante tan falaces contestaciones, pero hay mucha gente en el movimiento de protección animal que colabora y trabaja en ONGs que se dedican al tema humanitario. ¿Todos los que utilizan argumentos tan simples dedican parte de su vida a luchar contra la desigualdad en el mundo?, pues no. Conozco a muchos taurinos que me han salido con la cantinela de que por qué no ocupo mi tiempo libre con lo válido y comprometido que soy, en luchar contra la injusticia en el mundo. Y siempre les contesto lo mismo: el día que te vea mover un dedo por esas causas, igual quito algo de tiempo de mis actividades en pro de la abolición de la tauromaquia y lo dedico a esos menesteres. Tengo claro además, que las labores humanitarias a las que podíamos dedicarnos están más cerca de las políticas económicas y sociales de los Estados que de las iniciativas ciudadanas que a título individual podamos desarrollar. Entraríamos en el debate de caridad si o caridad no y si nos es mejor dotar a los pueblos de medios para subsistir, en vez de darles de comer.
Además, los animales no están dotados de derechos y si queremos ser el máximo eslabón de la evolución, el más desarrollado, los más racionales, en definitiva, si queremos poder clasificarnos como especie humana, debemos ser nosotros los que les protejamos y los dotemos de ellos. Somos los únicos que matamos por el placer de hacerlo, mientras que el resto de especies lo hace tan sólo por sobrevivir, para defender su territorio, para alimentarse y reproducirse cuando es necesario. Los acontecimientos más sangrientos que podemos ver en la naturaleza que nos rodea no tienen más fin que los nombrados. Por eso, en muchas ocasiones, mirando el comportamiento de estos animales me doy cuenta de lo mucho que podemos aprender de ellos.
¿Qué opinión le merecen los numerosos casos a los que estamos asistiendo de terribles maltratos, muchas veces con resultado de muerte, infligidos a perros y que piensa de las penas tan leves que se imponen a los causantes así como de los pocos esfuerzos dedicados a investigar la autoría?
Cualquier tipo de maltrato animal es condenable. Enlazando con el tema de los toros, hay una cuestión que me ha llamado poderosamente la atención. Tengo muchos amigos taurinos que tienen o han tenido perro y no te puedes imaginar el amor que sentían o sienten por ellos y los cuidados que les ofrecen, incluidos los veterinarios. Sufren cuando su perro o gato está enfermo, y lloran y padecen cuando muere. Evidentemente aquí, entra el tema afectivo, la convivencia con el animal de compañía durante años, el compartir momentos de alegría y de tristeza, en definitiva el hacer del perro o del gato una parte de nuestra vida. Cuando les pregunto que opinan del sufrimiento del toro de lidia me doy cuenta de que existe un abismo en la escala de valores en función del animal de que se trate. El perro o el gato son suyos, el toro de lidia es algo lejano y “salvaje” al que no les importa que le torturen mientras ellos disfrutan de su espectáculo favorito, que siempre me aclaran que es el toreo. Para ellos lo importante no es el toro, sino el torero y su “arte” y de su capacidad de engañar al animal hasta darle muerte, hacen una liturgia cuando lo hace bien o como ellos esperan que lo haga. Pero para ser justos, debo decirte que también me he encontrado en mis muchos años como veterinario con gente que presume de un gran amor a los animales y luego, cuando tiene que gastarse el dinero en la alimentación, prevención y tratamiento de las enfermedades de sus animales de compañía no lo hacen. Esto se da especialmente cuando el veterinario propone un tratamiento quirúrgico o una medicación costosa por un tiempo largo que servirá para mantener una buena calidad de vida en el animal. Pues bien, en algunas ocasiones la respuesta es contundente: prefiero la eutanasia. Y es en este punto donde el veterinario - al que se le acusa con demasiada frivolidad de desarrollar esta práctica con poco rigor- tiene que elegir entre prolongar el sufrimiento de un animal al que no se le da la oportunidad de vivir por parte de su propietario o ayudar a ese sufrimiento acabe.
El maltrato a nivel de animales de compañía creo que ha existido siempre pero seguramente a nivel de grandes ciudades no sea tan alto como antes. A nivel rural quizás se de con demasiada frecuencia. El problema que tienen algunos maltratadotes es que antes pasaban desapercibidos y sin embargo, desde hace unos años, existe un importante movimiento ciudadano bastante organizado que denuncia sistemáticamente estos hechos. Ahora se habla en los medios de comunicación de este tipo de maltrato, cuando antes nadie sabía nada de su existencia. Pongamos como ejemplo a los asesinos de gatos de Talavera que serán juzgados en octubre o la gran lucha y éxitos que obtienen colectivos centrados en el maltrato a los galgos.
No creo que con el tiempo las penas se eleven por este tipo de delitos, pero el poner una cara y un nombre al maltratador, que luego saldrá a la calle y se paseará entre sus vecinos, ya me parece sumamente importante. En cuanto a los pocos esfuerzos que se hacen por identificar a este tipo de gente, supongo que cuantos más movimientos ciudadanos presenten las denuncias oportunas, eso sí, con pruebas contrastadas, más se preocuparan las autoridades de hacer lo que deben de hacer, es decir, obligar al cumplimiento de las leyes de protección animal que son bastante claras en estos aspectos. Hay mucho que mejorar desde luego, pero creo que de lo que hay a lo que había existe una importante diferencia. Hay que trabajar mucho más, pero si como he leído hoy, un hombre es condenado a seis meses por dar una paliza a su mujer, ¿qué condena podemos pretender por maltratar o matar a un perro o un gato?
¿Cuáles son los objetivos de AVAT y cómo está siendo su aceptación entre los profesionales de la veterinaria?
AVAT fue registrada en el Ministerio a mediados de mayo y estamos a la espera de la contestación en cuanto a la aceptación de sus siglas y estatutos. Han pasado más de dos meses y no hemos obtenido respuesta. Según me han comentado nuestros asesores jurídicos, si en tres meses desde la fecha de la inscripción hay silencio administrativo es que estamos oficialmente inscritos como asociación.
Hasta que este hecho se produzca, no podremos darnos a conocer a nivel oficial en el colectivo veterinario (Colegios provinciales, Consejo de veterinarios, Asociaciones profesionales, etc.). De momento estamos contactando con compañeros por el boca a boca y tenemos inscritos unos veinte compañeros. Cuándo podamos proponer que las diversas webs de los colectivos anteriormente citados y las revistas profesionales, se hagan eco de nuestra existencia será cuando realmente sepamos con la fuerza que contamos. Cómo te he comentado antes, son muchos los veterinarios antitaurinos (ahora utilizamos el término abolicionista porque nos parece más adecuado), que no se manifiestan de forma pública y creo que si tienen un Colectivo que les arrope lo harán o así lo espero.
Debéis saber que el mundo del toro de lidia reporta importantes ingresos a nuestra profesión, no sólo en puestos de trabajo, sino también en tasas que revierten en los colegios profesionales. En el colegio de veterinarios de Madrid existe por ejemplo una extensión telefónica pare temas taurinos. No digo que haya una persona exclusivamente dedicada a ellos, pero el dato es sintomático de lo que te digo. Va a ser complicado pero quiero pensar que nadie de nuestro Colectivo nos va a poner zancadillas a todos aquellos veterinarios que haciendo uso de su libertad opten por unirse a nuestra Asociación.
Los objetivos son claros: vamos a ofrecer nuestro asesoramiento técnico a todos los colectivos que nos lo pidan, quedando claro que lo haremos en el campo para el que ha sido creada AVAT. Ya hay quién me ha sugerido que ampliemos nuestro campo de actuación al maltrato animal en general, pero creo que no sería una idea acertada. Todos los veterinarios tenemos nuestros trabajos y el tiempo del que disponemos es limitado. Yo por ejemplo, cada vez que tengo que salir de Madrid para alguna conferencia, tengo que abandonar mi clínica, buscar a alguien que me sustituya, en definitiva perder horas de trabajo. Si en el futuro contamos una buena respuesta, veremos si es posible entrar en otros campos aparte del de la tauromaquia.
Volviendo al tema de los objetivos, ya te he comentado que nos centraremos en asesorar y en apoyar aquellas iniciativas que nos parezcan adecuadas. Hace muy poco, en nuestra web, hemos colgado un escrito sobre un informe veterinario firmado por una compañera de la Junta de Andalucía que ha dado como respuesta a una denuncia presentada por ASANDA sobre la suelta de vaquillas en El Viso (Córdoba). Hemos dejado claro que la respuesta dada por la veterinaria no es nada convincente dados los hechos denunciados, que han sido documentados con una serie de fotos muy clarificadoras. En otro orden de cosas, yo he presentado mi respuesta al estudio del profesor Illera en diversos foros: Foro Mundial de los Animales en Barcelona (invitado por la Fundación Altarriba), Parlamento Europeo de Bruselas (invitado por el grupo europarlamentario de Los Verdes), Ginebra (invitado por la Fundación Franz Weber), Santiago de Compostela (invitado por Libera) y he aparecido en TV en un par de ocasiones. Creo que a finales de agosto estaremos en el evento que bajo el lema “Orgullo Animal” se celebrará en un pueblo de Valladolid y en octubre estaremos en Lisboa. Desde luego, a nivel de los colectivos proteccionistas, la creación de AVAT ha sido acogida con gran entusiasmo y desde aquí les doy las gracias a todos ellos.
¿Qué acciones cree que son las más idóneas para poner fin a la tauromaquia y cómo ve la proximidad de su abolición?
Las acciones son claras: en nuestro País existe un gran número de personas que están en contra de estas prácticas, pero que no militan en ningún colectivo o que ni tan siquiera se pronuncian a título individual. Luego, aparece otro gran grupo de gente que por desconocimiento ni lo apoya, ni lo reprueba. A los primeros hay que conseguir movilizarlos y a los segundos hacerles llegar la información suficiente para que sepan que como seres vivos dotados de un sistema nervioso muy similar al nuestro, esos animales sufren tanto psíquica como físicamente.
Yo creo que el dolor, como sensación que todos los seres humanos hemos experimentado alguna vez, es el argumento más potente con el que contamos. De ahí mi indignación y mi contestación al estudio del profesor Illera. La información debe ser clara y objetiva, en forma de escritos, de opiniones y fundamentalmente de imágenes. Debemos conseguir que los medios de comunicación no silencien nuestras voces, ni la emisión de esas imágenes. Las corridas de toros televisadas o los reportajes que de ellas se hacen, no muestran (evidentemente de forma interesada) el sufrimiento del toro en una plaza o en otros tipos de espectáculos taurinos. El vídeo del PACMA para su campaña electoral fue censurado y muchos vídeos que antes se podían ver libremente en youtube, ahora no pueden visionarse. Se oculta la verdad y la realidad en un ejercicio de cinismo intolerable. Podemos ver a un canadiense clavando la pica en la cabeza de una foca, pero no podemos ver la agonía de un toro en una plaza. Podemos ver la cogida de un torero con todo lujo de detalles, o la de un chaval en un encierro, pero no la cantidad de veces que un matador pincha el cuerpo de un toro o el número desmesurado de descabellos que muchas veces se le aplican al animal. Evidentemente no quiero decir con esto que esté en contra de medidas como es la no emisión de corridas por parte de la televisión pública, pero hay cosas que tienen que ser vistas para ser conscientes de la brutalidad de determinados espectáculos. Es sintomático que en Coria amenacen a los cámaras o que en Tordesillas se nieguen a que se filme su festejo.
Creo que en los colegios se puede dar a los niños información al respecto y educarlos en algo tan importante como es el respeto a los animales y a la vida en general, como sé que están haciendo algunos colectivos en algunos lugares de España. Si se produce un desapego de las nuevas generaciones a este tipo de espectáculos como está ocurriendo en muchos lugares de España, no serán capaces de subsistir.
La retirada de subvenciones públicas tanto de la UE, como del Estado, de las Comunidades y de los Ayuntamientos a los ganaderos del toro de lidia o a los organizadores de los festejos populares, creo que sería la manera definitiva de acabar con ellos. En los pueblos en los que los ayuntamientos han retirado las subvenciones para las fiestas en que hay manifestaciones populares en las que se usan bovinos y en los que se ha hecho necesaria la colaboración económica de la población para sufragar los gastos, se está viendo que poco a poco van desapareciendo. Cuando al ciudadano ya no le sale gratis la diversión, la cosa cambia.
Acciones de colectivos como Equanimal en diversos cosos taurinos, las manifestaciones a las puertas de las plazas o iniciativas como las que me llevaron a Bruselas o a Ginebra, seminarios y jornadas como el Foro Mundial de los animales o la de Galicia sin toros, son sumamente importantes y necesarias. Evidentemente se podrían hacer muchas más cosas pero los costes económicos para organizar tales eventos son sumamente altos y muy difíciles de asumir para estas organizaciones.
El tiempo que se tardará en no volver a un solo bovino sufrir en este tipo de espectáculos lo desconozco. Hay gente que habla de 10 o 15 años. De lo que estoy seguro es que esto va camino de desaparecer y los taurinos lo saben, de ahí sus continuas contraofensivas: Mesa del toro en Bruselas, pasear a José Tomás por feudos antitaurinos como Barcelona o Santander, estudio neuroendocrino que dice que el toro no sufre… El lobby taurino tiene amplios apoyos económicos y políticos pero si no pueden contar con el apoyo ciudadano en forma de público que asista a sus plazas o de gente que llene las calles de los pueblos se darán cuenta de que tienen la batalla perdida.
Julio Ortega Fraile
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