Reseña del libro de Gary Francione Lluvia sin truenos: la ideología del movimiento por los derechos animales (Rain Without Thunder: The Ideology of the Animal Rights Movement, Temple University Press, Philadelphia, 1996). Segunda parte.


En la primera parte de la reseña se apuntaron algunos motivos por los que la búsqueda de regulaciones en el modo en el que se usa a los animales no humanos es cuestionable. El más significativo, no obstante, es que implica, por lo común, un gasto enorme de recursos (su consecución requiere una gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo), para resultados cuya relevancia es siempre muy relativa (y en el caso de la práctica que más daño causa a los animales no humanos, la pesca comercial, inviable). En realidad, esto no ocurre sólo en el caso del regulacionismo. Es fundamental plantearse siempre que se quiera llevar a cabo una estrategia el coste de recursos que esta tendrá, pues es posible que si empleamos tales recursos de mejor modo podamos conseguir unos mejores resultados. Tal reflexión resulta básica, sobre todo, cuando los medios humanos y económicos de los que disponemos son limitados. (Esto lo olvidan a menudo teóricos que defienden estrategias que únicamente pueden ponerse en práctica por organizaciones que operan en ciertos países europeos, Estados Unidos, Australia, etc., dado que sólo ellas tienen el dinero para llevarlas a cabo. Predican que son estrategias óptimas a nivel universal, cuando en otros países seguirlas resulta absurdo, pues no hay recursos para ello, y los medios disponibles serían aprovechados mucho mejor siguiendo otras vías de acción. 

Volviendo al texto, Francione pasa, una vez cuestionado el regulacionismo, a proponer su alternativa. El capítulo sexto lleva por título “¿Es utópica la teoría de los derechos animales?” (“Is Animal Rights a ‘Utopian’ Theory”). En este, así como en el siguiente, “La teoría de los derechos: una perspectiva escalonada” (“Rights Theory: An Incremental Approach”), Francione responde a las afirmaciones que los defensores del regulacionismo hacen al sostener que el enfoque de los derechos animales es utópico, de fines nobles, pero ineficiente en la práctica. Francione presenta su idea del tipo de logros que pueden en realidad hacer avanzar al movimiento hacia sus logros. Defiende que estos deberían significar avances reales para los animales no humanos, dejando de lado, así, los efectos contraproducentes que apunta que tienen las campañas regulacionistas. Así, escribe que el movimiento ha de ir progresando mediante la consecución de logros escalonados. Estos deben constituir prohibiciones, no regulaciones, de ciertos usos de los animales no humanos (implicando así, por ejemplo, el fin del uso de animales no humanos en circos, no su entrenamiento con látigos). Esto implica ya, de algún modo, que la prohibición debe serlo de una actividad constitutiva de la práctica que se quiere cuestionar (en este caso, el uso de animales en circos). Para poner otro ejemplo de esto: prohibir mantener más de tres visones en una jaula para obtener su piel no prohibe algo constitutivo de esta práctica. Prohibir la cría de visones con este fin sí lo sería.

A este requisito añade Francione también el siguiente. La prohibición debe formularse con el fin de defender un interés de los animales utilizados con tal fin (y no un interés humano en terminar con este). La prohibición del uso de pieles por motivos, supongamos, económicos ayudaría a los animales que de lo contrario serían usado con tal fin, pero no sería en sí una prohibición que hiciese avanzar en modo alguno el cuestionamiento del uso de animales no humanos como tal (más aun, puede llevar a ver este como trivial, puesto que los animales no humanos deberían ser vistos como los primeros afectados por las prácticas en las que son utilizados). Asimismo, la prohibición ha de implicar que los intereses de los animales protegidos por ella deben ser respetados de manera absoluta, tal y como lo haría su protección por medio de derechos. A pesar de que en un contexto como el actual, en el que los animales no humanos son considerados cosas, no pueden disfrutar realmente de derechos legales, mientras tal situación no sea transformada la protección que se otorgue a estos debe adoptar tal forma. Finalmente, sostiene Francione que la prohibición no debe tener como fin que una cierta práctica que utilice a los animales no humanos dé lugar a otra (como ocurrirá, por ejemplo, si se prohibe el uso de simios para la realización de experimentos de cara a sustituir estos por perros, ratones u otros animales).

Acerca de esta estrategia hay que hacer un apunte. Si bien algunos de los argumentos en contra del regulacionismo no operan del mismo modo en el caso de las prohibiciones graduales que propone Francione, hay que apuntar que al menos el relativo al gasto de recursos sí lo hace. De manera que todo lo dicho con anterioridad con respecto a este ha de tenerse en cuenta también aquí.

De hecho, vale la pena apuntar que a día de hoy Francione defiende centrarse en cuestionar los argumentos que buscan justificar el uso de los animales no humanos como recursos, lo que tiene su exponente básico en la difusión del veganismo. Esto implica dejar de lado la fijación en prohibiciones que encontramos en Rain without Thunder.
Para finalizar, en las conclusiones del libro, tras resumir algunas de las ideas que ha presentado con anterioridad en este, Francione explica que sus puntos de vista sobre cuestiones de estrategia no han de confundirse en modo alguno con un cuestionamiento de las intenciones de aquellos que llevan a cabo estas. Insiste repetidamente que sus análisis no crítican en modo alguno las motivaciones de nadie en particular.  Dice sobre esto:

“Asumo que todo el mundo tiene una intención buena y que estas son, simplemente, cuestiones difíciles que no han sido sometidas a mucha discusión dentro del movimiento”. 

Aquí hay que apuntar que, en honor a la verdad, el tono muchas veces hostil y beligerante del texto de Francione no siempre refleja esto. En cualquier caso, hay que indicar que esta idea debería ser tenida muy en cuenta a la hora de acercarse los análisis que Francione ha llevado a cabo, así como los de otros que se han preocupado de examinar las distintas estrategias que cabe seguir a la hora de combatir la discriminación y el uso de animales no humanos. Es preciso considerar estos objetivamente y sin que ello implique una confrontación u hostilidad (aunque, como digo, a menudo el propio Francione no lo haga). En este punto es interesante leer lo que el mismo Francione comenta justo tras escribir las líneas arriba transcritas. Escribe lo siguiente sobre la falta de debate actual dentro del movimiento:

“quizás en parte porque los activistas animalistas están tan sobrecargados con las luchas del día a día, la teoría ha sido considerada un ‘lujo’ irrelevante.”

Tal y como muestra Francione, esta idea ha hecho mucho daño al movimiento contra el uso de animales no humanos. Para decirlo simple y claramente: no es realista esperar que podamos hacer las cosas espontáneamente, sin reflexión, y hacerlas bien de forma automática, sin haber pensado antes en profundidad sobre cómo hacerlas. La discusión sobre estas cuestiones, lejos de ser un “lujo”, constituye el único camino por el cual el movimiento puede llegar a tener éxito.
La obra termina con un epílogo “Epílogo: marchando hacia atrás” (“Postscript: Marching Backwards”). En él, Francione critica la dirección tomada por el movimiento pro derechos animales en Estados Unidos a propósito la “Marcha por los Animales que tuvo lugar en 1996. En esta, la referencia a los derechos animales (que había estado presente en una marcha anterior celebrada en 1990) fue eliminada, con la intención de hacer el evento más aceptable para la opinión pública. Francione apunta, correctamente, que un movimiento que no se atreve a expresar a la opinión pública aquello que quiere lograr no será nunca capaz de alcanzarlo. Y sostiene que esto es lo que ha estado ocurriendo en el caso del movimiento por los derechos animales estadounidense a mediados de los noventa. (Cabe indicar aquí que Francione continúa creyendo que este es el caso en la actualidad. Si bien hoy en día habla ya directamente de quienes usan el regulacionismo para combatir el uso de animales no humanos indicando que constituyen un movimiento aparte del que busca sus mismos objetivos mediante otras estrategias, lo cual parece cuestionable). La consecución de los objetivos del movimiento depende de que su mensaje llegue al público. Por este motivo, es enormemente preocupante que tal mensaje no se transmita (como ocurre, por ejemplo, cuando no se defiende el vegetarianismo por miedo al rechazo).

Otras obras de Gary Francione relacionadas con el tema:

Animals, Property and the Law, Temple University Press, Philadelphia, 1995.
Introduction to Animal Rights: Your Child or the Dog?, Temple University Press, Philadelphia, 2000.
Animals as Persons: Essays on the Abolition of Animal Exploitation, Columbia University Press, New York, 2008.

Dr. Óscar Horta