Aunque sea mínima, la importación de foca existe en España. Nuestro país comercializa sobre todo aceites de foca y pieles de estos animales. Productos sustituibles como también lo es su caza. Los pescadores canadienses sólo obtienen de ella el 1% de sus ganancias anuales. La temporada 2008 ha comenzado hace sólo 3 días, el 28 de marzo, y le costará la vida a 275.000 focas arpa, de las cuales 4.950 estarán destinadas a los cazadores indígenas.
Por muy escandalosas que sean, no dejan de ser imágenes que vemos en televisión y que por ser tan lejanas en el espacio, parece que no nos afectan. La realidad es diferente. España es uno de los países europeos que importa y comercializa productos derivados de la foca. Lo hace en una proporción mínima, pero según explica Matilde Figueroa, portavoz de la Fundación Altarriba, "también innecesaria". Los productos que se consumen en España "son aceites y cápsulas de omega 3, que se podrían sustituir perfectamente por productos de origen vegetal, y pieles de lujo". Aquí no se produce el consumo de carne ni de penes de foca. Estos últimos con grandes propiedades afrodisiacas, según los asiáticos.
Gucci, Versace y Prada son los diseñadores más conocidos que comercializan productos con piel de foca en nuestro país. Antes también lo hacía Dolce & Gabbana, pero en abril de 2007 renunció a su uso. Otra casa que también lo hizo fue la gallega Viso que utilizaba el aceite de foca en algunos productos para la limpieza de piel y que retiró por la presión de las asociaciones y de los propios compradores. Lo que sí continúa es la venta de aceites y cápsulas de omega 3 y omega 6 hechas con grasa de foca, los más famosos de la casa Anroch Fharma. Se utilizan para el tratamiento contra el colesterol y la hipertensión, pero según la bióloga Nuria Querol, "no es necesario porque hay muchos productos de origen vegetal con estas mismas características". Desde la soja hasta el aceite de lino.
La actitud de la Unión Europea
Pero la realidad en España va mucho más allá. Nuestro país no se moja y no se arriesga a condenar estas cacerías. Y esto es, según la Fundación Altarriba, porque "en cuanto España rechace estas matanzas se le va a echar la sociedad internacional encima porque sacarán a la palestra el tema de las corridas de toros". De ahí que según Figueroa, "el Gobierno canadiense esté tranquilo porque cuando se produzca una votación en la Unión Europea —todavía sin fecha—, España apoyará la exportación y arrastrará consigo a más países".
La UE, que aprobó en 2006 una resolución histórica que solicitaba la prohibición de productos de foca, está ahora valorando los aspectos humanitarios de esta cacería, y sus conclusiones podrían tener como consecuencia una prohibición conjunta. Mientras no se produce el acuerdo, el Consejo de Europa, también en 2006, aprobó un llamamiento a los 46 países miembros (entre ellos, a España), para que promovieran en sus territorios la prohibición del comercio de productos de foca.
De momento algunos ya se han unido a esta iniciativa. En Holanda, Austria, Bélgica, Croacia e Italia se hizo en 2006. Mientras, en Reino Unido, Alemania y Francia el proceso ya está en marcha. Tampoco se permite la importación en México, Panamá y Groenlandia desde 2006; en Sudáfrica, desde 1990; y en Estados Unidos. El gran movimiento de protesta que surgió en este país en los años 60 cristalizó en 1972 con la prohibición de la importación de productos derivados de focas. En julio de 2007, el país norteamericano aprobó, por unanimidad, una resolución de condena contra Canadá, y pidió que se pusiese fin a las matanzas.
¿Qué podemos hacer?
Aparte de no comprar los pocos productos que se venden hechos con focas, tanto la Fundación Altarriba como AnimaNaturalis abogan por " no comprar marisco procedente de Canadá para boicotear la caza anual de estos mamíferos desde nuestro país". Y especialmente, el bogavante. El 80% de esta variedad de marisco vendida en España procede del país americano, por eso las asociaciones de defensa de los animales reclaman a los españoles que no compren productos de este origen.
¿Por qué boicotear el marisco? Entre un 95% y un 99% de las ganancias anuales de los pescadores canadienses procede de la venta de pescado y marisco. Como explica Francisco Vázquez, director de AnimaNaturalis, "esta actividad no da beneficios ni a los que lo hacen ni a los que venden productos derivados de la foca". De hecho, según declaró el año pasado el cazador de focas Desmond Adams al periódico canadiense thestar.com, esta actividad es pura diversión: "todos salimos a cazar focas porque nos encanta, más que por dinero [...] Si el Gobierno lo prohibiese, lo dejaríamos de hacer".
La presión sobre el marisco podría generar importantes pérdidas económicas como ya está ocurriendo. Según explica Matilde Figueroa, en la última campaña — cuando se puso en marcha la campaña promovida por el compendio de ONGs Protect Seals Network— "Canadá sólo vendió un 44% de su producción a EEUU, cuando normalmente exportaba un 75%".
Lo que esperan las organizaciones es que ante esta pérdida, Canadá elija y elimine la caza de focas que genera muchos menos beneficios. Los cálculos más optimistas estiman en 16 millones de dólares la ganancia de la matanza de focas, mientras que la exportación de marisco a EEUU — cuando compraba un 75% de los productos canadienses— reporta uno beneficios de 3.300.000 millones de dólares.
La matanza anual de focas, que esta temporada acabará con 275.000 mamíferos, es una actividad subvencionada por el Gobierno. Dada las pocas ganancias que da Vázquez defiende que "el Ejecutivo canadiense destine este dinero a que se realicen visitas turísticas a la zona" porque además "daría más beneficios". Cuando el Gobierno de Canadá prohibió la caza de ballenas, la gente descubrió que llevar turistas a que las vieran dejaba mayores beneficios.
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