Gobierno de Chile autoriza captura de lobos marinos pese a prohibición

La Subsecretaría de Pesca dio permiso a firma para tener en cautiverio hasta 200 animales. La medida es resistida por la Fundación Pumalín (X Región), donde se han producido capturas.

09 marzo 2009
Chile.

Por su piel, grasa y carne, el lobo marino estuvo a punto de desaparecer en Chile durante el siglo XIX, época en que había 400 barcos dedicados a su captura en las costas. Aunque sus poblaciones se han recuperado con las décadas, hoy estos ejemplares están amenazados por la contaminación de las aguas, la pérdida de hábitat, la caza ilegal de pescadores furtivos, e incluso, por las presuntas propiedades afrodisíacas que le atribuyen a sus genitales los mercados orientales.

AnimaNaturalis y organizaciones ambientales sostienen que los eventuales riesgos para esta especie podrían regresar: la Subsecretaría de Pesca, dependiente del Ministerio de Economía del Gobierno de Chile autorizó el 11 de diciembre pasado la captura de 200 ejemplares a la empresa Luna y Galaz, firma dedicada a enviar estos lobos marinos a Asia y Europa para su exhibición en zoológicos y acuarios.

 

El permiso, firmado por el subsecretario de Pesca, Jorge Chocair, modificó el Decreto Exento 765 de 2004, que estableció la veda de la especie por cinco años, es decir, hasta septiembre de 2009. La subsecretaría explicó que durante 2008 se abrió la "captura controlada" a instituciones autorizadas para mantenerlos en cautiverio que cumplan la normativa.

 

Entre las exigencias impuestas (en este caso una sola empresa a la que se le otorgó el permiso) están cumplir con infraestructura, alimentación y transporte adecuado de los mamíferos. El privado informó que tiene un sitio habilitado en la zona de Tepual en Puerto Montt (X Región, Chile).

 
Capturas en un santuario natural
 

La zona donde se pueden efectuar las capturas corresponde a toda la costa de la X Región, pero en las últimas semanas los pescadores contratados se han centrado en el fiordo Cahuelmó, en la costa del Parque Pumalín, reserva declarada santuario natural, donde se han avistado dos barcazas.

 

Ello ha generado preocupación entre Douglas Tompkins -fundador del parque-, quien asegura que se trata de una práctica "ilegal" y califica el hecho como "un triste testimonio de la raza humana".

 

Los abogados de la Fundación Pumalín, Macarena Soler y Fernando Siebald, estudian acciones legales en caso que se haya dañado o mermado la población de estos mamíferos, que en ese sector ascienden a unos 400 animales. "Tomando en cuenta que la resolución que autorizó a la empresa no la obliga a capturar los ejemplares desde lugares diferentes, podremos llegar fácilmente a la conclusión de que con este permiso se puede, en la práctica, hacer desaparecer a uno de estos grupos", dice Soler. Además del valor de la biodiversiodad, en esa misma área la presencia de loberías son un polo turístico para visitantes.

 

La Subsecretaría de Pesca explicó que estas actividades son permitidas, pues se relacionan con un plan de acción para "disminuir y mitigar los efectos de las interacciones del lobo marino común con las actividades de pesca y acuicultura de la X y XI Región" propuesto en un estudio. Sin embargo, uno de los investigadores que participaron en el informe, Walter Siefeld, explica que en este análisis -y posteriores mesas de trabajo- nunca se estableció un número a matar o capturar. El análisis consigna que "se propone, en el caso de la pesca artesanal, cuotas de captura en el marco jurídico de la investigación. Con el objeto de retroalimentar información, las cuotas tendrán un enfoque precautorio y su asignación estará ligada a la condición del pescador".

 

El director de Ecocéanos, Juan Carlos Cárdenas, plantea que existe presión por parte de la industria acuícola por eliminar a los lobos, que históricamente atacan balsas jaulas y generan pérdidas. Sostiene que no deben existir estas autorizaciones, pues "estos animales están protegidos por el Estado. Acá no se ha censado a las poblaciones antes de las capturas, no se sabe qué zona en particular es más vulnerable con crías de menor tamaño u otras parecidas como el lobo fino que puedan ser afectadas".

 

Para AnimaNaturalis, además del valor de la biodiversidad, la captura de estos animales para su exhibición pública es un fin éticamente cuestionable, por las implicancias de someter a estos animales silvestres y de comportamiento gregario a una vida de aislamiento, encierro y en condiciones completamente antinaturales. Como ocurre con otros mamíferos marinos para el mismo propósito, un número importante de lobos de mar ha morir durante la captura, incluidas hembras preñadas y crías. Otros morirán durante el traslado, inmovilizados y sedados, además de otro porcentaje que desfallece al no conseguir superar la depresión que les provoca el cautiverio.

 

Considerar a la naturaleza y a quienes la habitan como meros recursos a nuestra disposición está contribuyendo a destruir la vida salvaje a lo largo y ancho del planeta. La captura, confinamiento y explotación de lobos de mar, y de cualquier otro animal, lanza el nefasto mensaje de que está bien utilizar a los animales, arrebatándoles su libertad y negándoles la satisfacción de sus necesidades más básicas, tan sólo con un fin lucrativo y para alimentar el negocio de exportación de animales de una empresa privada. Muchos ciudadanos de Chile y de otras naciones ya se comienzan a horrorizar con la brutalidad de esta caza sin sentido.

 

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