El porcentaje de muertes durante el primer año, conocido como período de adaptación, es del 50% o más, dependiendo de la especie de delfín.

Una vez cautivos, la vida media de un delfín no supera los seis años.

Los delfines recién capturados viven en un estrés grave: nunca estuvieron encerrados y se les limitan sus movimientos. La piscina en que se encuentran por primera vez carece de todos los estímulos sensoriales de su hábitat natural.

Al verse separados de sus familias y grupos de referencia, y apartados de su hábitat, el impacto que recibe el animal es demoledor, pudiéndose observar su desesperación durante los primeros meses de encierros, período en que mueren casi la mitad de los delfines capturados. 

En los espectáculos de los delfinarios, los delfines parecen ansiosos de complacer a los entrenadores y listos para ejecutar cualquier truco que les ordenen. El mismo entrenador que preparó al famoso delfín "Flipper", y que continuó entrenando a otros delfines en el Sea-Aquarium de EE.UU, Richard O'Barry, tras desilusionarse de esta industria revela que: "el delfín actúa porque está hambriento".

Los delfines llevan a cabo los trucos, porque sólo bajo esas circunstancias serán alimentados. Una de las primeras cosas que aprende un entrenador acerca de los delfines es que ellos no actúan inmediatamente, a menos que tengan hambre. Por eso los delfines son alimentados durante el show.

Cada vez que el delfín hace algo bien, el entrenador toca el silbato y le lanza un pescado. Ellos saben lo que tienen que hacer porque han sido entrenados para esperar la recompensa de alimento si obedecen. De hecho, a menudos ellos mismos comienzan con el show cuando están hambrientos. los entrenadores llaman a esto "recompensa positiva". Sin embargo, desde la perspectiva de los delfines, es privación de comida. Si el delfín no lo hace bien, y el silbato no suena, significa que no obtendrá su alimento.  

Cuando los delfines "caminan" sobre sus colas o "juegan" con pelotas o al básquetbol, los espectadores lo interpretan como juego y diversión. Cuando los delfines "besan" a los entrenadores, cuando aplauden o mueven las cabezas en afirmación cuando les preguntan algo, añade un carácter humano a los animales, dejando a los espectadores con la falsa impresión de que, en efecto, existe un idioma común entre los entrenadores y los delfines.

Para los delfines, estos comportamientos no significan nada más que la única manera de conseguir comida. Sin duda, mantener a los delfines un poco hambrientos les induce a seguir actuando. Los entrenadores dicen que los delfines "aprenden muy rápidamente". Lo que quieren decir es que quien tenga el cubo de la comida tiene un poder tremendo sobre los delfines. Un delfín hambriento haría cualquier cosa por alimentarse. Un entrenador decía "si los delfines no tienen hambre, ya te puedes olvidar de hacerles saltar".

Los delfines cautivos, con este sistema de entrenamiento, la limitación de sus movimientos y el quiebre de sus relaciones familiares y sociales cercanas, entran en profundos estados de depresión. Presentan movimientos repetitivos y se vuelven agresivos con otros delfines y con las personas. Incluso se han reportado casos de delfines que provocan su propia muerte debido a la depresión de la cautividad.

 

Fuente imagenes: Roberto Ferrari, Juan Andres Milleiro.

 

 

Más información: