Tras las numerosas protestas impulsadas por comunidades animalistas europeas sobre la utilización de animales en los experimentos científicos, la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), presentó un acuerdo con el fin de poner solución a través de la transparencia. Con el respaldo de alrededor de 121 instituciones y empresas adscritas, los científicos se comprometen a abrir las puertas de los laboratorios españoles para hablar con claridad y detalle sobre este sensible asunto.
Los puntos fundamentales para lograr esta transparencia se concentran en contar con claridad por qué, cuándo y cómo se usan animales en la ciencia, facilitar a los medios y la sociedad en general la información que sea necesario hacer pública, y promover iniciativas para incrementar la cantidad de material informativo sobre esta cuestión.
Según ha aclarado Juan Lerma, vocal de Ciencias de la Vida y la Salud de la Junta de COSCE y coordinador de la comisión que ha elaborado el acuerdo, "la realidad es que los científicos están continuamente intentando buscar otras alternativas. Es cierto que existen pruebas en las que, por ejemplo, pueden detectarse sustancias cancerosas a través de líneas celulares, pero no garantizan lo mismo ni tienen tanta efectividad. También ocurre al investigar la consciencia y enfermedades que afectan al cerebro, como el alzhéimer y el autismo".
"El 85% de las especies empleadas pertenecen al orden de los roedores", ha asegurado Lerma, quien añade que la cantidad total de animales dados a la investigación se redujo en 2015 de forma considerable si se compara con el año anterior, gracias al famoso Principio de las 3 R (reemplazar su uso por otros métodos, reducir el número siempre que se pueda, y refinar el procedimiento para minimizar el dolor).
Objetivo: encontrar sustitutos para la experimentación con animales
Esta iniciativa ha reavivado el debate acerca de si es del todo necesario beneficiarse de animales para lograr avances en medicina y en la ciencia en general, donde entran en juego los juicios éticos. En este sentido, Óscar Horta, profesor de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Santiago de Compostela, ha señalado que una parte importante de la información y de las imágenes de lo que sucede en los laboratorios y bioterios ha sido obtenida gracias a las investigaciones realizadas por las organizaciones de defensa animal, y es que "son muy difíciles de conseguir por la enorme resistencia de las compañías e instituciones que los poseen". Según Horta, en un lugar cerrado y opaco los animales están "totalmente a merced de quienes los emplean".
La Unión Europea es especialmente vulnerable a los movimientos animalistas. Hace un par de años presentaron una iniciativa ciudadana con más de un millón de firmas para prohibir la experimentación animal. La UE la rechazó por prematura, pero aceptó que se trataba de un debate abierto y con gran apoyo en la sociedad.
Si bien la transparencia de los laboratorios españoles no significará una reducción inmediata en el uso de animales en experimentación, ofrece un arma para presionar por su reducción y reemplazo en todos los casos que las organizaciones de defensa animal podamos actuar.
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