El pasado martes 4 de julio, AnimaNaturalis y CAS International asistimos a una nueva prueba de abuso y ridículo en Teruel: el llamado "Popeye torero y los enanitos marineros". No solamente es inaceptable moralmente, sino que contradice la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social.
Desde el pasado mes de mayo esta norma incluye una disposición adicional que subraya que quedan prohibidos los espectáculos o actividades recreativas en que se use a personas con discapacidad o esta circunstancia "para suscitar la burla, la mofa o la irrisión del público de modo contrario al respeto debido a la dignidad humana”.
AnimaNaturalis ha presentado denuncia ante la Delegación Territorial de Teruel contra el Ayuntamiento de Teruel, contra la Diputación Provincial y contra los organizadores del espectáculo. Los hechos vulneran lo establecido en la Ley 11/2023, de 8 de mayo, de trasposición de Directivas de la Unión Europea, que modifica la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social, aprobada por Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre. También consideran que se vulnera lo establecido en el Código Penal y que podríamos estar ante un delito de prevaricación.
“Este tipo de espectáculos generan risa y burla hacia las personas con enanismo, y así se enseña a los niños a reírse de nosotros”, aclara Marta Castillo, presidenta del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) Andalucía. La participación de personas con enanismo en estos shows, especialmente los que tienen lugar en plazas de toros y hacen reír al público familiar, incumplen la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, de la que España es firmante, y extrapolan las características humorísticas a todo el colectivo, con independencia de la personalidad y formación de cada persona. “Nosotros no somos payasos. El payaso se quita y se pone el disfraz, pero nosotros somos las 24 horas del día”, incide Castillo.
Al finalizar, para mayor crueldad y aprovechando la aprobación del nuevo reglamento taurino, se dio suelta a unas becerras de menos de dieciocho meses para que los menores de dieciséis años pudiesen participar en su humillación.
Por suerte estos espectáculos han disminuido con el paso de los años. En 2019, antes de la pandemia, hubo 349 corridas de toros frente a 11 festejos de toreo cómico, y en 2021 solo se celebraron cinco de estos espectáculos cómicos, según la Estadística de Asuntos Taurinos del Ministerio de Cultura. La plaza de toros madrileña de Las Ventas canceló el pasado septiembre uno de estos espectáculos, tras vender solo 37 entradas. En el cartel informativo que anunciaba el evento se definía a los participantes como “personas pequeñas”.
Desde AnimaNaturalis ya estamos trabajando en la denuncia por incumplimiento claro de la Ley.
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