Hace años mi relación con los animales era muy distinta a la actual. Desde pequeño me gustaron los animales. En mi caso siempre teníamos algún pajarillo. Recuerdo tener un jilguero en una jaula, al que yo le hacía dibujos de pájaros con un solo rotulador, y pegárselo en la jaula para hacerle compañía. Yo era solo un niño, pero supongo que mi subconsciente se quedaba más a gusto sabiendo que ese pajarillo tenía un dibujo "que le hacía compañía". Qué mejor compañía que un pájaro de rotulador rojo en papel.
Tuve periquitos "domesticados" sueltos en casa. Mi familia y yo quisimos especialmente a uno llamado Cuqui. Sentimos mucho su perdida. Recuerdo llevarlo un domingo a urgencias y estar mi padre y yo destrozados.
En el 2005, ya con 18 años, llegó el momento de tener perrito. Quería un perrito pequeñito, para estar en casa. Me encapriché de un chihuahua. Tenía que ser un chihuahua. Solo chihuahua. Lo compré por internet. Vino por transporte. Eso me desconcertó pero "era lo normal". A día de hoy no puedo arrepentirme de esa decisión, porque Lolo tiene 15 años y sigue siendo el mimado de la familia.
Yo con 18 años ya. Y no me preguntaba si comprar un perro estaba bien o mal.
Jamás me planteé eso. Ni de dónde vinieron los periquitos que tuve, o los peces, o si estaba bien tener a esos seres tan pequeños ansiosos de libertad encerrados. La gente normal tenía jaulas con pájaros, y cuanto más bonita sea la jaula mejor. Era "lo normal".
Luego llegaron gatos, también comprados por supuesto. Nacho y Pepe, tienen 10 y 8 años, y los quiero con mi alma.
Pasaron algunos años... Como bien nos ilustró Maurice Sendak en "Donde viven los monstruos", yo también tengo monstruos que viven en mi interior, y esos monstruos me hacían plantearme cosas de si a mí me gustaba mi relación conmigo mismo y con el mundo.
Una etapa de mi vida en la que los monstruos invadían mi alma, empecé a ir de voluntario a alguna protectora o asociación. Empecé a interesarme por la labor que hacían. Veia en Facebook publicaciones de perros maltratados, de toros siendo toreados sangrando, de galgos perdidos o ahorcados en árboles... Y todo eso me hacía sentir aún peor porque YO NO PODÍA HACER NADA. Había noches que terminaba llorando y publicando con impotencia alguna barbaridad en mis redes sociales (esto no ha cambiado, me sigue pasando). Pero un día en mi cabeza empezó a merodear la idea de por ejemplo, ayudar a un galgo. Sería un pequeño grano de arroz en millones de problemas que me hacían llorar por las noches viendo las redes sociales, pero oye... Algo podía hacer. Además, esos monstruos interiores, pedían a gritos la compañía especial que supone un perro. No me lo pensé y me puse en contacto con una asociación que me diese confianza (no conocía muchas), así que como veía habitualmente Sálvame (esa tele tan desprestigiada por muchos pero que a mí me permitía no pensar) y Jorge Javier Vázquez tenia galgos adoptados, pensé "oye, pues me fío", y así llegó Lola a mí casa desde Toledo, gracias a BaasGalgo.
Eso fue en el año 2015. Esa llegada a casa a las 23:00 la recordaré toda mi vida. Tenía preparado su collar, su pienso, una olla de comida casera porque ya me advirtieron que llegaba muy delgadita. Cuando Lola entró por la puerta, sentí algo tan especial, que ni si quiera pude dirigirme a ella... Simplemente la acompañé hasta su cama, y ahí se quedó. Yo no podía creerme que un ser tan vulnerable y necesitado de ayuda empezase, a partir de esa momento, a depender de mí. Salía hasta las 4 de la madrugada para intentar que no hiciese sus necesidades en casa. Yo era el chaval MÁS FELIZ DEL MUNDO paseando con mi COMPAÑERA a las cuatro de la madrugada.
Se que me estoy enrollando quizás demasiado, pero sin contexto, no hay entendimiento. Con todo este contexto, ya puedo avanzar.
Con Lola, llegó un cambio en mi mente que yo no esperaba. Empecé a plantearme como tratamos como sociedad a los animales. Que parte de culpa tenía yo también en eso. Empecé a valorar la gran labor que hacían muchas personas por ellos. Empecé también a plantearme lo que yo tenía en mi plato a la hora de comer y cenar pero bueno... al fin y al cabo... era la normal. Recuerdo ver en Facebook a personas manifestándose y haciendo performances antitaurinas , y yo pensaba "son admirables", pero tampoco me planteaba participar.
Y entonces un día empezaron a ocurrir las cosas por si solas...
Empecé a ir a manifestaciones "Contra la caza" y especialmente "Contra la caza con galgos y otras razas", por lo que significaba para Lola, mi COMPAÑERA Y SALVADORA DE MONSTRUOS.
Adopte a Jade, una galga afgana. Fue sin planearlo, una situación en la que necesitó ayuda y no pude mirar a otro lado.
Acudí a una manifestación antitaurina en Alicante.
Hace 3 años falleció un periquito al que encontré en la calle, en la puerta de mi trabajo, y quería mucho. Teniéndolo en la mano ya descansando lloré desconsolado y pensé "¿Como puedo tener mi alma destrozada por un periquito si cada día tengo pollo en mi plato?". Ese dia le dije a mi novio que para mí no hiciese carne, que no quería, y por no alargar más este asunto, desde ese día, hasta hoy, hace unos 4 años que no tengo animales en mi plato. Y oye, aquí sigo, vivo y comiendo más variado y mejor que antes.
Junio de 2018... Llegaban las hogueras de Alicante, y con ellas, las horribles torturas de la mal llamada "Plaza de toros". Siempre había visto "performances" super impactantes en las redes sociales y las veía desde la distancia , admirando a esas personas por ser tan comprometidas, pero sin plantearme nada. Pero ese año pensé, ¿Y por qué no puedo poner yo mi granito de arena en esta causa también? Y aquí es cuando llega AnimaNaturalis. Vi que esta organización con pinta de ser sería y que tiene organización internacional, iba a hacer una performance en Alicante, y pensé, "esta es la mía". Me apunté al evento y me presenté allí a la hora concretada.
Yo iba solo, con mucha incertidumbre y algo de miedo ¿Y qué me encontré allí? Me encontré personas de todo tipo, personas que como yo, tenían sus inquietudes, sus vidas, sus trabajos, sus problemas, sus mosntruos, pero allí estaban, como yo.
Conocí a Yasmina Moreno, a Lidia Gelardo y a Eliana Solange, las organizadoras de esa performance. Ellas llevaban la voz cantante, yo las miraba y flipaba. ¿De dónde sacaban esa fuerza y esa seguridad para hacernos a todos sentirnos decididos a hacer aquello? De un momento a otro, el miedo se desvaneció, me sentía seguro y decidido. Respaldado. Me hicieron llorar ese día con las palabras que nos dedicaron a los que estábamos allí. Todo fueron sentimientos, tristeza por los toros, pero también sonrisas y esperanza. Y desde ese día supe que mi relación con estos eventos no habría terminado.
Y hasta hoy, que de nuevo me he manifestado con AnimaNaturalis en Alicante. Lidia Gelardo es una persona admirable, sin conocernos en lo personal, siento admiración por ella. Será porque arroja luz no lo sé, pero la fuerza que transmite solo con su mirada te hace saber que estar allí, en esa causa, está bien y es lo correcto. Y sé que es humana, y que tendrá sus monstruos internos, pero allí está, dando fuerza a los demás. Eliana no se queda atrás, con su ser dulce pero arrolladora.
Espero que no os hayáis aburrido y si os habéis aburrido, al menos que no hayáis dejado este "torro" a mitad porque ahora viene el por qué y va a ser breve.
Cuando ves fotos o vídeos de estas manifestaciones, son personas como tú. No son de otro planeta, son como tú. Simplemente un día decidieron no ser indiferentes a las cosas cosas que no les gustaban.
La indiferencia, el no plantearse las cosas, es nuestro peor enemigo. Con la indiferencia nunca cambiará nada. Por pequeño que te pueda parecer algo que tú puedas hacer, será un gran cambio en el mundo.
¿No te hace sentir bien lo que tienes en tu plato? Cambialo.
¿No te gustan las corridas de toros? No te quedes en casa y únete a los movimientos.
¿No te gusta ver animales abandonados? Adopta.
Eres tú quien tiene que cambiar el mundo. Otros ya lo estamos intentando, pero contigo será un poco más fácil.
Gracias AnimaNaturalis por hacerme sentir parte de esa familia y esa lucha.
Sin más me despedido.
Por todos los que no tienen voz, nos seguiremos encontrando en el camino.
Abrazos.
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