Fechas como esta nos recuerdan lo difícil que ha sido para los sectores sociales obtener sus derechos, lograr el reconocimiento a su dignidad, a la calidad de vida. Las y los trabajadores, han luchado por siglos de forma incansable contra el abuso y la explotación laboral, pero hay una población que sigue sufriendo en silencio, que sigue siendo explotada, que trabaja largas jornadas sin derecho a descanso, agua o comida. Aún existen seres sintientes esclavizados, que trabajan hasta morir.
Su jornada comienza muy temprano en la mañana, a veces sin oportunidad de alimentarse y así puede pasar todo el día, es obligado a llevar un gran peso sobre su espalda, otras veces, debe halar una carreta repleta de objetos, por lo general material de construcción y en ciertas ocasiones a familias enteras que esperan disfrutar de un paseo para ver la hermosa Ciudad Amurallada, sin entender que su diversión produce sufrimiento. Debe soportar los climas más extremos, sin tener donde resguardarse del fuerte sol o de la inclemente lluvia, sin un espacio donde descansar.
Mientras camina sin parar, trasladando su carga, es azotado una y otra vez. Insultado, a pesar de su fuerza y de su gran contextura, es humillado. Corre el riesgo constante de ser atropellado por los vehículos que transitan a su lado. Camina con miedo, sufre sin entender por qué la vida lo trata de esa manera, por qué duele.
Cuando su cuerpo ya no puede más, simplemente es abandonado para morir solo. Es un objeto más, sin valor, así lo ve la sociedad. Muchos otros como él, invisibles, son obligados a trabajos forzados, trabajos que cuestan la libertad y la vida.
Pero ellos no pueden levantar la voz, no pueden sacar un cartel y bloquear una calle, luchar contra el abuso que viven día tras día, ellos no pueden crear una revolución que les permita tener una vida digna, libre de sufrimiento y de maltrato, para ser reconocidos finalmente como seres con derechos.
Los animales no humanos son explotados laboralmente de la peor forma, y nuestra sociedad ha normalizado este maltrato. Se les ha arrebatado vivir de manera plena, se les ha quitado el derecho a todo.
Trabajar no es una actividad que un animal no humano deba hacer y es necesario romper con este tipo de violencia, pues ningún ser merece vivir de esa manera. Así como vemos la historia llena de horrores cometidos hacia la humanidad y nos genera indignación, así como vemos aún nuestra realidad en un país lleno de desigualdades que nos lleva a salir a las calles a gritar por un mundo mejor, esa misma indignación debe llevarnos a luchar por la justicia hacia los demás animales, pues es necesario acabar con la tiranía, con cualquier forma de explotación. Así que, cuando salgas a marchar este 1 de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora, recuerda también a esos animales obligados a trabajar quienes mueren en el olvido, grita por ellos e indígnate en su nombre.
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