Caracas, febrero 2021. Ha pasado casi un año desde que en Venezuela se decretara cuarentena pandémica a consecuencia del Covid19. Y en este tiempo hemos tenido que adaptarnos a nuevas formas de convivencia e incluso, ¨nuevos¨ modales de urbanismo.
Muchas actividades económicas han sido restringidas o suspendidas, pero a medida que han pasado los meses, y debido a su interés social y los puestos de trabajos directos e indirectos que representan han regresado respetando, claro está, las normativas sanitarias.
Así volvieron los deportes (fútbol, béisbol, basket, ajedrez, atletismo, a motor, de combate y artes marciales, acuáticos, bowling, entre muchísimas otras disciplinas), los espectáculos (cine, teatro, conciertos, salas de arte), los restaurantes. Todas con sus restricciones, obviamente.
Pero lo que no han vuelto son las actividades que implican crueldad a los animales. El pueblo venezolano ha podido vivir sin corridas de toros, peleas de gallos y toros coleados por más de un año y no ha habido un impacto social o económico que haga considerar que no sean prohibidas en el corto plazo. Tampoco han vuelto los circos con animales.
Nadie (salvo quienes se lucran de ello) les ha extrañado, quedando demostrado que su argumento de interés cultural, económico y social siempre ha sido una mentira del tamaño de la Monumental de Valencia (plaza de toros, que dicho sea de paso, no ha tenido una corrida en 6 años, siendo la tercera más grande del mundo).
Por este tiempo las galleras (o clubes gallísticos como quiera llamarle) han permanecido cerradas. Las mangas públicas de coleo están desérticas y las plazas de toros inhabilitadas. ¿Dónde están los famosos puestos de trabajo y las miles de familias que dependían de estos eventos? En una economía tan vulnerable como la nuestra, estos campos mostraron su verdadera cara, no son una actividad económica esencial y son totalmente prescindibles.
El único rubro que sí volvió, fue el de actividades hípicas (carreras y equitación). Pero al menos, las carreras de hipódromo es una empresa a punto de quiebra en Venezuela por muchísimas razones, la cual aún se mantiene por la testarudez gubernamental.
AnimaNaturalis ha sido invitada por la Asamblea Nacional a participar en las mesas de trabajo por los derechos animales en el marco del Congreso Bicentenario de los Pueblos, y hemos aceptado gustosos no sólo porque es nuestra obligación sino por la calidad de profesionales y activistas que están integrando el staff promotor y de trabajo.
Aunque apenas llevamos una reunión, puedo garantizar que saldrán muy buenas propuestas en cada jornada, y bastará que la voluntad política nos lleve a dar pasos firmes para la protección, conservación y sobretodo respeto a la fauna y la naturaleza.
Nuestra bandera está clara, los animales. Y si bien ya por sí solo se demostró que los espectáculos con animales son innecesarios y empujaremos a su prohibición, también llevaremos los temas de animales como compañía, como alimento, como experimento, como vestimenta, los zoológicos, los acuarios, la caza deportiva, la pesca industrial y cualquier forma de explotación.
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