El Zoo de Barcelona ha cumplido su promesa, y la ciudad vuelve a ser pionera en materia de protección animal. Se convierte así en la primera ciudad de España en cerrar su delfinario y posicionarse en contra de la cautividad de estos inteligentes mamíferos marinos.
Tras años de protestas, recogidas de firmas, reuniones y diversas campañas por el fin de la explotación de delfines en el Zoo de Barcelona, el Ayuntamiento ha anunciado este lunes 20 de julio que Nuik, Tumay y Blau, los tres últimos delfines que había en el Zoo de Barcelona ya han marchado y los han trasladado a un parque zoológico de Atenas. Han llegado este domingo por la tarde con un equipo de cuidadores de Barcelona, que les garantizará la correcta adaptación a las nuevas instalaciones y el nuevo grupo de animales.
El traslado se ha hecho en un avión de carga especialmente preparado y acondicionado para la ocasión. El vuelo se había aplazado por el coronavirus. Los entrenadores han trabajado en los últimos meses con los animales para prepararlos para el traslado.
Una vez llegados al destino, los delfines han sido alojados en unas piscinas de aclimatación donde descansarán hasta la unión con el resto de delfines. Una empresa especializada, la misma que, en 1994, trasladó la Orca Ulises desde Barcelona al Sea World de San Diego se ha encargado del traslado.
5 años de espera
La decisión del gobierno de Ada Colau contó en 2016 con el apoyo de cuatro de las siete fuerzas políticas del Ayuntamiento de Barcelona, que acordaron que el próximo paso animalista que la ciudad debía dar era convertirse en ciudad libre de cetáceos en cautividad. Barcelona en Comú, el PSC, Esquerra y la CUP apostaron por avanzar hacia un nuevo modelo de Zoo en el que los delfines en cautiverio ya no tienen cabida en el siglo XXI.
AnimaNaturalis se unió a la campaña #AdéuDelfinari en junio de 2016 para crear conciencia sobre las problemáticas que padecen los cetáceos que viven en el delfinario de Barcelona, y pedir el apoyo de la ciudadanía a través de una recogida de firmas iniciada por FAADA.
El Zoo de Barcelona, tras las constantes peticiones de los grupos animalistas y partidos políticos como Barcelona en Comú y ERC, ya apostó un año atrás por avanzar en los derechos de los animales, y eliminó el espectáculo con los delfines. El domingo 15 de noviembre de 2015 fue la última función de los delfines y desde entonces los visitantes podían observar estos mamíferos sin necesidad de hacer ninguna exhibición acrobática. El único entretenimiento que se ofrecía al público hasta ahora era el de ver cómo los cuidadores alimentaban a los delfines o realizaban diversos juegos de enriquecimiento y de manejo, sin música, sin aplausos, sin inducirlos a realizar los habituales comportamientos antinaturales a los que acostumbran a ser sometidos a cambio de recibir comida.
Anak -que nació libre en el mar Caribe-, Blau, Tumay, Leia, Kuni y Nuik eran los 6 delfines que mantenía cautivos el Zoo de Barcelona. Sin embargo, ya hace años que las obsoletas instalaciones no cumplían los requisitos de la Asociación Europea de Mamíferos Acuáticos (EAAM) y los animales sufrían conflictos sociales y de estrés, reconocidos por los propios cuidadores. Es por eso que Leia y Kuni fueron trasladados al Oceonogràfic de València en septiembre de 2016, una recomendación que venía del Programa Europeo de Conservación.
¿Porqué no son liberados al mar?
Pocas ballenas y delfines cautivos han sido devueltos al mar después de una cautividad a largo plazo. Aunque es lo que más nos gustaría, estos delfines han nacido en cautividad y no conocen el mar. Los expertos y las organizaciones de defensa animal especializadas en cetácetos, aseguran que tras largos periodos de tiempo en cautiverio, pueden estar demasiado perjudicados físicamente o mentalmente para sobrevivir sin el cuidado humano. Sí existen casos de liberaciones en los que se ha demostrado que los animales han podido vivir durante años en libertad. Desde SOS Delfines explican que debería elaborarse un plan de varias etapas específico para cada individuo, con el objetivo final de su liberación al mar, pero con opciones de cuidado a largo plazo si al final dicha liberación no fuera posible. Por desgracia, es probable que este plan quede fuera de presupuesto de cualquier ayuntamiento.
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