La localidad navarra de Falces ha vuelto a ser el escenario de una polémica tradición que genera indignación entre los defensores de los derechos animales. AnimaNaturalis y CAS International han presentado su último reportaje gráfico que evidencian la crueldad hacia las vaquillas y la preocupante implicación de jóvenes y adolescentes en estos eventos. Además, nueva evidencia científica refuerza el argumento de que estos espectáculos infligen un sufrimiento tanto físico como psíquico a los animales.
Las imágenes capturadas por el equipo de AnimaNaturalis y CAS International son un testimonio contundente del sufrimiento que padecen las vaquillas durante estos encierros. En los vídeos y fotografías se observa con claridad a estos animales jóvenes, algunos con tan solo año y medio de edad, siendo acosados y estresados en un entorno totalmente hostil y antinatural para ellos.
Las imágenes muestran a varias vaquillas con heridas visibles en el morro y el cuernos, sangrando profusamente y con las astas fracturadas debido a los golpes y caídas sufridas durante el encierro. Este reportaje pone de manifiesto el alto nivel de estrés y dolor al que son sometidos estos animales en nombre de la tradición y el entretenimiento. Y no se trata de un caso aislado: son miles de festejos populares como este que se celebran en España cada año.
"Las imágenes son desgarradoras y no dejan lugar a dudas sobre la brutalidad de estos eventos. No se puede justificar este nivel de sufrimiento bajo el pretexto de mantener una tradición", declara Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España.
Promoción del maltrato entre los jóvenes
Otro aspecto alarmante que destaca en la documentación gráfica es la participación activa de numerosos jóvenes y adolescentes en el encierro. La normativa es clara para prohibir la participaciones de menores, pero los organizadores alegan que no hay límite de edad para presenciar estos festejos como espectadores. Las imágenes muestran que es muy difícil poner el límite entre participar y sólo estar de público, porque los jóvenes interactúan directamente con las vaquillas, incitándolas y, en algunos casos, agrediéndolas físicamente. "La línea entre ser espectador y participante se difumina peligrosamente, normalizando conductas violentas y desensibilizando a los jóvenes ante el sufrimiento animal", expresa Gascón.
"Es extremadamente preocupante ver a personas muy jóvenes involucradas en actos de violencia contra animales. Esto no solo afecta el bienestar de las vaquillas, sino que también influye negativamente en la formación ética y emocional de las nuevas generaciones", enfatiza Gascón. "Estamos criando generaciones que ven la crueldad como algo aceptable y hasta entretenido".
Sufrimiento animal por pura diversión
Si bien algunas personas podrían pensar que estos encierros de vaquillas son eventos menos crueles porque no involucran herida directa con banderillas o espadas, la realidad es mucho más sombría. Según estudios científicos recientes, el organismo de todos los animales vertebrados, incluidos los bovinos, está equipado con un sistema neuroendocrino que les permite experimentar plenamente tanto el placer como el dolor y el sufrimiento. Aunque las manifestaciones de dolor en las vaquillas pueden ser difíciles de detectar debido a su naturaleza de presa, los protocolos científicos han demostrado que estos animales sufren un grave deterioro de su bienestar en situaciones como los encierros .
Durante los encierros, las vaquillas son sometidas a un nivel extremo de estrés físico y psíquico. Estos bovinos, animales gregarios por naturaleza, se sienten seguros únicamente en grupo. Cuando se les aísla en un entorno extraño, ruidoso y lleno de estímulos aversivos, como ocurre durante estos festejos, experimentan un miedo intenso y prolongado. Este estrés, combinado con la fatiga física causada por el ejercicio extremo al que no están acostumbradas, les provoca serias alteraciones en su fisiología .
Los efectos del sufrimiento físico también son evidentes. Las vaquillas, que tienen fibras musculares de menor capacidad oxidativa, son forzadas a realizar esfuerzos extenuantes que resultan en fatiga muscular, lesiones internas graves y un riesgo elevado de acidosis metabólica. Esta condición, que baja el pH de la sangre y los tejidos por debajo de niveles saludables, es un signo inequívoco de sufrimiento en los bovinos. Estos animales muestran signos de agotamiento, dificultad para respirar y lesiones en el aparato locomotor, como tropezones y caídas, lo que refuerza el argumento de que estos encierros son cualquier cosa menos inocuos.
Responsabilidad contra el maltrato animal
La evidencia presentada por AnimaNaturalis y CAS International plantea una urgencia de acción por parte de las autoridades locales y nacionales. Es imperativo revisar y reforzar las leyes existentes para garantizar la protección efectiva de los animales y prevenir la participación de menores en eventos que promueven la violencia.
"Hacemos un llamado a las autoridades para que tomen medidas concretas y contundentes contra estas prácticas. Necesitamos políticas que protejan a los animales y eduquen a nuestros jóvenes en valores de respeto y empatía hacia todas las formas de vida", declara Gascón. "La sociedad debe evolucionar y dejar atrás tradiciones que se basan en el sufrimiento y la violencia".
AnimaNaturalis insta también a la ciudadanía a reflexionar sobre la continuidad de estas tradiciones y a considerar alternativas culturales y festivas que no impliquen el maltrato animal. La organización continuará trabajando y documentando estas situaciones para generar conciencia y promover cambios significativos en la sociedad.