La ficción Los pájaros, creada por Daphne du Maurier y reinterpretada en el cine por Alfred Hitchcock, basaba su efecto aterrador en un planteamiento improbable, la venganza ciega e irracional de las aves contra toda la especie humana. Quizá parte de su fuerza se habría perdido si se hubiese planteado como algo personal contra ciertos humanos concretos. Demasiado fantasioso.
Y sin embargo, ocurre, como demuestra en PNAS un equipo de la Universidad de Florida (EEUU). Los sinsontes (Mimus polyglottos), aves muy comunes en los parques urbanos del sureste de EEUU, son capaces de distinguir a los humanos que representan una amenaza para sus nidos, y atacarlos. Los científicos tomaron voluntarios de entre los estudiantes del campus, donde anidan estas aves. A algunos de ellos se les instruyó para que se acercasen a los nidos y los tocaran. La misma acción se repitió tres veces más con 10 voluntarios en 24 nidos.
La respuesta de los pájaros se puso a prueba, con resultados sorprendentes. Aunque estos fingidos agresores vistieran distinta ropa y se acercaran por caminos distintos, los pájaros reaccionaron a su tercera visita con una respuesta defensiva, incluso picando sus cabezas. En cambio, ignoraban por completo a otros intrusos que no les agredían. En 60 segundos, dice el estudio, los sinsontes aprendieron a reconocer a ciertos humanos entre 51.000 estudiantes.
El director del estudio, Doug Levey, concluye con una inquietante frase digna de inspirar Los pájaros 2: "Tendemos a ver a todos los sinsontes iguales, pero el sentimiento no es mutuo. Ellos no nos ven a todos iguales".
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