“Una vez maté un perro, y mataperros me dijeron”. Así dice la expresión popular utilizada para señalar a quienes los errores del pasado le seguirán por siempre. Y seguramente estas palabras las dirá eternamente el “súperestelar” jugador de la NFL, Mchael Vick.
En 2007, el mariscal de campo de los Halcones de Atlanta se declaró culpable de organizar peleas de perros. Y desde entonces el mundo se ha venido abajo para quien fuera considerado el mejor jugador de football americano del momento.
Las acusaciones contra Vick describían que él, junto a sus socios ejecutaban a los perros cuya mordida no era tan poderosa para pelear. En ocasiones los colgaban, ahogaban, y hasta los batían contra el suelo.
En su declaración por escrito, presentada ante el tribunal federal, Vick admitió que ayudó a matar a entre seis y ocho perros de la raza American Pitbull Terrier, y que proporcionó dinero para las apuestas en las peleas. Inmediatamente a esto, la NFL lo suspendió de manera indefinida.
Vick estuvo encerrado 18 de los 23 meses de la condena que se dictaminó en la corte. Sus abogados consiguieron la excarcelación anticipada “condicionalmente”, para que pudiera ser elegible por los equipos de la NFL para jugar en la temporada que inicia en 2009, el comisionado le la liga permitió entonces su ingreso.
Apenas se encontró con la libertad, Vick emitió en un comunicado los "terribles errores" que lo llevaron a la cárcel. "En los dos últimos años he tenido mucho tiempo para reflexionar y madurar”, dijo.
Pero el equipo sureño al que pertenecía, y con el que había firmado un contrato de 130 millones de dólares (antes del escándalo), le dio la espalda y ahora es contratado, casi por salario mínimo por el conjunto “Águilas de Filadelfia”, después de ser rechazado por al menos, unos 6 equipos.
Pero las penurias de Vick no culminan allí. Los patrocinantes de su nuevo equipo están pensando seriamente en retirar sus inversiones en la franquicia si el ex-convicto juega un partido.
Pepsi ha declarado que las actividades ilegales de Vick eran "crueles y degradantes" y Nike emitió una declaración negando cualquier vínculo del jugador con la marca.
En una jugada desesperada de marketing, el equipo ha puesto a la venta camisetas para perros, pensando que así los defensores de los animales no se enfaden con ellos por contratar a Michael. Ahora bien, ¿habrá algún fanático que compre una camiseta de Las Águilas con el número de Vicks en el dorso?
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