Jane Goodall recibe título "Doctor Honoris Causa" en la UNC.

Jane Goodall es la mayor especialista en chimpancés del mundo, habiendo estudiado por 40 años a los chimpancés africanos. En su paso por Argentina AnimaNaturalis intercambió palabras con ella y Federico Bogdanowicz, director ejecutivo de su instituto en España.

28 octubre 2009
Argentina.

Jane Goodall llegó al África a los 26 años. Convivió y estudió a los chimpancés en Tanzania durante cuarenta años. Se encariñó tanto que quiso desacelerar su extinción, pero se dio cuenta de que la solución no estaba sólo en cuidar mejor a los animales. "No podemos salvar a los chimpancés si nos desentendemos de la pobreza", dijo a Clarín la reconocida especialista en primates que visitó Buenos Aires como disertante en el XIII Congreso Forestal Mundial.

A partir de sus investigaciones sobre los chimpancés, Goodall puso su mirada en las condiciones de vida de las comunidades humanas que estaban cerca. "Si alguien se encuentra frente al dilema de cazar animales en el bosque o morir, es entendible que se decida por lo primero. De esta forma empecé a trabajar para que se protejan los chimpancés pero también a la gente, para que no tenga la necesidad de matar a los animales para obtener dinero con la venta", explicó Goodall, sentada en una sala especial para la prensa. El instituto Jane Goodall. fue fundado en 1977, su objetivo es educar y ayudar a la gente a mejorar su calidad de vida sin degradar el ambiente.

La primatóloga, nacida en Londres hace 75 años, es hoy una mujer que irradia paz a cada instante. No usa un tono dogmático para expresar sus ideas. Sus palabras fluyen en voz baja, pero con pasión. "Los chimpancés, los humanos y el resto del ambiente están conectados. No podemos dejar de lado la alimentación y la salud de la gente. Y el mismo concepto puede aplicarse a los monos que hay en la Argentina."

En Tanzania, trabaja con más de 20 comunidades locales para hacer que la gente genere proyectos sustentables que no afecten a los chimpancés. "Son proyectos que surgieron a partir de necesidades locales". Consisten en dar información sobre planificación familiar y anticonceptivos, educación para los niños y en la creación de planes de manejo de bosques, con los cuales se decide qué areas serán protegidas. Su instituto también desarrolla proyectos en Uganda, Sierra Leona, República del Congo, y Guinea.

Aclaró que su intención no es llevar "soluciones mágicas" a las comunidades. Por el contrario, colabora para que cada villa encuentre respuestas propias que puedan impulsar el desarrollo social y económico de la mano de la conservación del ambiente.

Goodall, que es mensajera de la paz por las Naciones Unidas y está de viaje 300 días cada año, postuló en un trabajo científico publicado en la revista Nature en 1999 que los chimpancés tienen cultura. Un sacrilegio para algunos antropólogos. "Si uno define a la cultura como la adquisición de conocimiento y su trasmisión a los hijos, los chimpancés tienen cultura".

¿Habría que hacer una declaración universal de sus derechos, como algunos proponen?, le preguntó Clarín. "La Declaración de los Derechos Humanos está vigente desde 1948, pero la realidad es que se violan diariamente. Lo importante es que hoy debemos respetar a los chimpancés, y hacer una diferencia".

Goodall fue distinguida en Argentina como Doctora Honoris Causa por la Universidad Nacional de Córdoba. La semana pasada visitó la reserva de monos carayás en Cordoba, ubicada a 11 kilómetros de La Cumbre.

Los carayás se parecen al peluche de Goodall, “el señor H”, que ya la acompañó por 63 países con su mensaje ambientalista. Los dos tienen cola. De hecho, los carayás “se dan la cola” como señal de amistad.

Tanto carayás como chimpancés tienen problemas con otro primate: el hombre. El mismo que ha deforestado y depredado el planeta.

El carayá nunca fue un mono cordobés. Habita Brasil, Bolivia, Paraguay y el norte argentino. Monos aulladores y chimpancés tienen una dieta vegetariana. El bosque es su hábitat también. Sin árboles no hay monos.

Durante el siglo 20, Argentina perdió dos tercios de sus bosques nativos. La desaparición de la selva en Gombe (Tanzania) fue el motivo por el cual Goodall abandonó su investigación para dedicarse a su tarea ambientalista desde su instituto.

“No me queda mucho tiempo. Tengo que dar el resto de mi vida para educar a los niños del mundo, y que aprendan a cuidar el planeta mejor de lo que lo hicimos nosotros”, dice.

En la reserva se reciben monos que estuvieron en cautiverio como consecuencia del tráfico ilegal. Otro problema común entre chimpancés y carayás.

“Hay que ayudar con dinero para el funcionamiento de este tipo de centros. Pero también con educación, para que la gente sepa que estos monos no son mascotas. Sufren mucho tráfico. Al principio son muy adorables de pequeños, pero cuando crecen necesitan su espacio y estar con los suyos”. Libertad, algo que deberíamos compartir todos los animales.


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