La expedición que Oceana organizó al Golfo Alt. Montt, en Puerto Natales (Chile-XII Región), no fue casual. En la organización sabían que en ese lugar se ubicaba un centro de cultivo de salmones que hace cinco años dejó de funcionar. Y el objetivo de la expedición fue explorar si había vestigios de esa labor. Por medio de buceo y de un robot submarino se obtuvieron imágenes bajo el punto donde se ubicaban las balsas jaulas y al lado de ellas. ¿Qué se vio? "Los costos ambientales de esta industria", dice Matthias Gorny, director de Ciencias de Oceana. Y describe: una gruesa capa de sedimentos orgánicos en el suelo marino, bolsas de alimentos, sogas, redes y bloques de cementos usados para anclar las balsas jaulas. "Todavía hay presencia de manchas de bacterias en el fondo marino que son indicadoras de estados de anoxia, es decir, de ausencia total de oxígeno que impide la formación de vida", insiste Gorny. "Este es una situación común. Todos los sistemas de cultivo de salmones con balsas jaulas ciertamente impactan los equilibrios orgánicos e inorgánicos", complementa John Volpe, profesor de Conservación y Restauración de sistemas marinos y la Conservación de la U. de Victoria, en Canadá. ¿Se puede revertir? Volpe dice que no es seguro. Alejandro Buschmann, director del Centro de Investigaciones I-Mar de la U. de Los Lagos, es más optimista: experiencias en el mundo demuestran que los ecosistemas bentónicos bajo balsas jaulas se pueden recuperar, dependiendo del impacto, en meses o un par de años. "La materia orgánica es degradable por organismos vivos y por ello es posible de que sea transformado en los sedimentos bajo las balsas jaula por una serie de organismos detritivoros tolerantes a ecosistemas con bajas concentraciones de oxígeno", explica. Otro punto es la fiscalización. Leonardo Núñez, de Sernapesca, dice que la última campaña en la XII Región dirigida a los centros de cultivo de alta producción consideró dos visitas en el año. Resultado: 14 sanciones este año en todas las regiones, tres más que en 2009. Eso sí, aclara que el Reglamento Ambiental establece la obligatoriedad de las empresas de entregar informes que acrediten que el lugar utilizado está en condiciones aeróbicas para continuar con las operaciones de cultivo. ¿Qué debería haber registrado la exploración? estrellas de mar, jaibas y mitílidos, pero nada de eso hay.
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