A diferencia de los años anteriores se observó una reducida cantidad de público asistente a la plaza y un efectivo y valiente control al ingreso por parte de la Secretaria Ejecutiva del Consejo de la Niñez y Adolescencia, el delegado del Defensor del Pueblo del Ecuador en Tungurahua, la DINAPEN, la comandancia de Policía, jóvenes del Consejo Consultivo y varias organizaciones sociales y animalistas agrupadas en el colectivo Ecuanimal.
Al igual que lo ocurrido en la feria de diciembre, Jesús del Gran Poder en la ciudad de Quito, los carteles publicitarios incumplieron con la orden dictada por el juez 4to de lo laboral, no incluyendo en sus anuncios la prohibición de la venta de boletos e ingreso de menores de doce años a las corridas de toros. Ya en la plaza se anunciaba por medio de simples hojas pegadas en las paredes de las boleterías, las cuales pasaban desapercibidas y en las que más que indicar la prohibición expresa, mostraban el descontento de los organizadores. Todo esto causó molestia y disgusto entre los asistentes el momento del ingreso, pues no se les comunicó sobre esto cuando acudieron a la compra de boletos, las acusaciones de estafa a los organizadores del evento por la falta de información no se hicieron esperar.
A media plaza llena la presencia de toreros españoles y ecuatorianos no tuvo mayor acogida como en ocasiones anteriores; sin embargo, esto no detuvo a los organizadores en cuanto a los comentarios, exclamando que la feria tuvo un éxito rotundo. Como es costumbre de parte de los aficionados, hubo agresiones verbales hacia activistas de diferentes organizaciones cuando se encontraban fuera de la plaza realizando manifestaciones pacificas, fueron amenazados incluso con repetir la "valiente hazaña" de la Belmonte.
Mientras tanto, un medio de comunicación televisivo entrevistaba únicamente a las personas que presentaban problemas al ingreso de la plaza, por ir con menores de edad, mas no hubo mayor cobertura en cuanto a las agresiones que los manifestantes recibían ni a las autoridades de control que ejercían a cabalidad su labor. Una vez más se muestra la parcialidad de los medios de comunicación que tienen intereses creados con los organizadores de las ferias taurinas.
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