Concluidos en su totalidad los escrutinios de Referéndum y Consulta popular, realizados en Ecuador el día 7 de mayo pasado, las cifras obtenidas arrojan que en las 9 preguntas para todo el país, ganó el SÍ con diferencia de entre doscientos mil y ochocientos mil votos por pregunta.
En el caso de la pregunta 8, que se refería a la prohibición de espectáculos que tienen como finalidad la muerte del animal, a nivel nacional la diferencia a favor del SÍ supera los 730.000 votos, lo que la ubica entre las que mayor votos a favor recibieron a nivel nacional, sin embargo esta pregunta recibió un tratamiento diferente y fue la única que tendrá efecto a nivel cantonal, por lo que merece un examen distinto.
Es importante que al realizar este análisis, no perdamos de vista la justificación de la pregunta, según consta en el decreto 669 que oficializó la consulta:
¿Está usted de acuerdo que en el cantón de su domicilio se prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?
“Dentro de los objetivos que como Estado constitucional de derechos y justicia debe tener el Ecuador, es la eliminación de la violencia en todas sus formas, sea que ésta se perpetre entre seres humanos o en contra de otros seres que igualmente tienen derecho a que su vida sea respetada a pesar de no gozar de racionalidad.
En el país existen espectáculos públicos en los que se da este tipo de prácticas, en los que animales son sacrificados, convirtiendo a estas actividades en una de las fuentes de violencia.
El artículo 71 y siguientes de la Constitución, reconoce y eleva a la categoría de derechos constitucionales, los derechos de la naturaleza, en contra de los cuales están todas las acciones que impliquen por espectáculo, la eliminación de los seres que forman parte de la Pachamama, por lo cual es hora de debatir si se debe prohibir este tipo de espectáculos, en las respectivas circunscripciones cantonales.”
Tal como está planteada la pregunta, justificada y aprobada por la Corte Constitucional del Ecuador, se refiere a los animales en general, a los derechos que poseen como seres vivos y por ser parte de la naturaleza. Así mismo considera la eliminación de los espectáculos generadores de violencia y muerte contra los animales, no sugiere la posibilidad de reformarlos, expresamente se refiere a la prohibición de estos. Cabe señalar que en ninguna de sus partes hace mención a las corridas y tampoco a los toros, aunque están implícitos por ser de los espectáculos más violentos y cruentos que se puedan dar en contra de los seres vivos.
Sin embargo para la campaña oficialista, estos argumentos esenciales para la defensa de la pregunta, no fueron considerados. El discurso y justificación inicial no se concretó en su promoción, en la campaña la crítica a la violencia en contra de los animales y puntualmente a las corridas de toros se fue modificando y distorsionando. Se insistió que la pregunta no afectaba a las peleas de gallos porque su fin no es la muerte del animal, aunque en 7 de cada 10 peleas los gallos mueren o son mutilados. También se dijo que no se prohibirían las corridas de toros por el arte que encierran, lo que no se permitiría es la estocada final, su muerte. Autoridades de medio y alto rango se declararon públicamente aficionados a la fiesta brava. Todo esto para no perder el voto gallero y de los taurinos, desconociendo que incluso ellos están conscientes de la violencia implícita en sus espectáculos y que para el aficionado a los toros, sin la muerte del mismo, no tiene sentido la lidia.
Más bien, la confusión que generó este cambio en el discurso, que promovía como única condición la de evitar la muerte pública del toro y en modo alguno su tortura, se convirtió al final en una forma de legitimar las corridas con toda su carga de violencia, irrespeto y crueldad en contra de los animales y de la sociedad, determinando que muchos votantes eligieran el camino del NO.
Además se debe mencionar, que en buena medida la ciudadanía votó en plancha, tanto para el SÍ, como para el NO, como una forma de mostrar rechazo o simpatía a la gestión gubernamental. Como en el caso de las provincias de Santa Elena en la costa y Santo Domingo de los T´Sáchilas en la sierra, ambos de reciente creación, el triunfo del SI fue absoluto, incluyéndose en la media a la pregunta 8. Es fácil reconocer esta tendencia, en las provincias en que gana el NO, la respuesta negativa a la pregunta 8 coincide con el porcentaje de respuesta a las otras nueve preguntas, lo que demuestra el comportamiento del voto político y en plancha.
Un ejemplo muy claro lo pone la ciudad de Loja, que a pesar de contar con más de cien años sin tradición taurómaca, en el año 2010 declarada ciudad antitaurina y en contra del maltrato a los animales y que el mes de abril pasado presentara sus nuevas ordenanzas que constituyen un avance significativo sobre defensa animal, vota en todas las diez preguntas NO, como rechazo a la gestión del gobierno o de sus representantes.
Por lo que sacar la pregunta 8 de este contexto e interpretar que en la ciudad de Loja tiene preferencia por las corridas de toros, es una conclusión atrevida y totalmente alejada de la verdad. La ciudadanía lojana no tolera ese tipo de espectáculos y el intentar insertarlo, redundaría en el más rotundo de los rechazos. Lo mismo ocurriría en otros cantones de las distintas regiones del país.
La región costa tuvo una definición más clara con una variante entre el 49.329% al 54.241% por el SI, en la que se incluye la 8, salvo contados cantones de Esmeraldas y Los Ríos. Porque no se han realizado corridas de toros con tanta continuidad, no existe la afición, ni local ni trasladada, no hay la supuesta afectación laboral, social o cultural, por el sentimiento generalizado de condena y reproche a matar animales por diversión y por haber ganado en todos los cantones de las provincias de Guayas, Manabí, Santa Elena y Galápagos se las puede proponer como referentes de la abolición de la tortura animal y de la tauromaquia en la costa.
Por su lado las provincias amazónicas y de la serranía en que gana el NO, vivieron una férrea campaña que desde la amplia gama de grupos, organizaciones y partidos se aliaron para impulsar el NO. Como parte de sus argumentos constaba la amenaza a los campesinos y nativos que de triunfar el Sí, el gobierno les quitaría incluso hasta sus animales.
Caso emblemático el de Cuenca, la tercera ciudad más poblada de Ecuador, donde desde el 2004 existe una ordenanza que prohíbe la muerte de toros y dado la sensibilidad de la ciudadanía cuencana, no se han vuelto a realizar corridas. Un intento para hacer una corrida incruenta hace dos años, concluyó en un estrepitoso fracaso, aunque la plaza “Santa Ana de los Cuatro Ríos” cuenta con una capacidad de 7500 personas, no llegaron a ingresar ni siquiera cien, a pesar de que el 80 % eran pases de cortesía. El espectáculo taurino desapareció de Cuenca silenciosamente, nadie siente su ausencia. Para alegría de la ciudad, las corridas han sido reemplazadas en los días de fiestas con muy diversas expresiones, realmente artísticas y culturales.
Lo más significativo y lo que pone el acta de defunción de la tauromaquia en el Ecuador es que en la ciudad de Quito, que a decir de la empresa organizadora de los festejos era “la ciudad más taurina del Ecuador”, la ciudadanía dijo SÍ a la prohibición. La población votó por la abolición de las corridas en la capital. Quito retoma su condición de líder en los movimientos de emancipación, ratifica su vocación pacífica y declara su disgusto con los espectáculos violentos, en especial en los que se maltratan y matan animales.
Aprovechamos la oportunidad para recordar al alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, que el permiso provisional concedido a la empresa para la realización de una feria en Quito en este año, una vez proclamados los resultados, debe ser retirado.
Aunque los representantes de la empresa Citotusa, organizadora de la feria “Jesús del Gran Poder”, insisten en mantener su cruento negocio, planificando convocar a corridas a la usanza portuguesa, sin la muerte pública del animal. O en su defecto trasladar el espectáculo a provincia, sin considerar que los aficionados de Quito difícilmente se movilizarán a otras ciudades que no cuentan con los requerimientos mínimos para una feria, por muy cercanas que se encuentren. La afición no es endosable, la gente simplemente no irá, por lo que sería un grave error pretender que los municipios de esas ciudades desviaran recursos para construir los espacios que esta clase de eventos necesita.
Los taurinos no reconocen su derrota, con interpretaciones antojadizas de los resultados se sienten triunfantes por el número de cantones en que eventualmente podrían hacer su espectáculo. Entre otros componentes no consideran la falta de tradición, y el que es necesario invertir en instalaciones mínimas y generar todo un programa promocional para que resulten medianamente rentable. Como referente, las más recientes ferias en ciudades como Ambato o Riobamba, según la información de los propios medios taurinos en el día de mayor afluencia, no se llegó a cubrir ni dos terceras partes de la plaza.
Por todo lo anterior, interpretar el NO de las provincias y cantones como un respaldo a las corridas de toros, lo que sostiene el triunfalismo del grupo taurino es totalmente erróneo.
Hay dos factores adicionales que se deben incluir al momento de realizar esta reflexión, la participación de los medios, en especial aquellos que auspician y se benefician del espectáculo y que han hecho una campaña permanente para mantener esta costumbre, brindando espacios a voceros taurómacos, comentando respecto a la tradición y todo lo que supuestamente se perdería si se terminan las corridas, mientras invisibilizaban y negaban espacios o si los daban se volvían parte del debate desacreditando a los voceros abolicionistas. Y por otra parte el voto del movimiento indígena, de gran presencia, justamente en las provincias de la serranía en que gana el NO y que votaron disciplinadamente, conforme la decisión de sus dirigentes.
Otro elemento importante que debe ser considerado es que la lucha por la abolición de las corridas de toros en el país no es reciente, no es una consecuencia de lo ocurrido en Cataluña o en otra región o ciudad fuera del Ecuador, tampoco tiene que ver con la gestión de ningún “iluminado”, sino que un proceso de lucha desigual que tiene ya varios años en el país, en el que varias agrupaciones nacionales de muy diversa índole, en las diferentes ciudades han realizado múltiples acciones para terminar con este espectáculo, tales como en Cuenca, Baños, Guayaquil y Loja al generar ordenanzas que prohíben espectáculos con maltrato animal, declararse ciudades antitaurinas o antitaurómacas, rechazar las corridas y a sus promotores, con protestas en los alrededores de los lugares en que estas se realizaban o simplemente no asistiendo a tales eventos.
También es parte de este proceso y como elemento fundamental, desde la visión de proteger los Derechos de la Niñez y Adolescencia, la Resolución Defensorial que prohíbe el ingreso de niñas y niños menores de 12 años a las corridas de toros, que de manera ilegal se ha intentado incumplir sistemáticamente y a la que se pretendió dejar sin efecto, por lo que el Juez Cuarto de Trabajo dictó sentencia ratificando tal resolución, la Primera Sala de lo Laboral, de la Niñez y Adolescencia negó la apelación, dándole mayor fuerza a la protección de los citados derechos, ampliando la prohibición de ingreso de menores a todas las plazas del país, sean éstas fijas o portátiles.
Considerando la poca y tardía campaña a favor del SÍ en la pregunta 8 (si se compara con la campaña que impulsaba el NO), el desinterés y mal direccionamiento de la misma al no reforzar espacios donde se preveía el riesgo de una votación mayoritaria por el NO, aunado a que funcionarios del gobierno, autoridades locales y personas cercanas al partido de gobierno, que si bien hacían campaña por el SI, pregonaban el NO en la pregunta 8, los resultados alcanzados son muy contundentes
El Ecuador con sus ciudadanas y ciudadanos nos hemos pronunciado. Reconocemos que los demás seres vivos con los que compartimos este espacio también son seres sensibles y como tal merecen ser respetados en su integridad. El hecho de que no se puedan expresar con palabras no significa que no sufran, o sangren o mueran. Los ecuatorianos debemos continuar dando pasos en firme como sociedad, tenemos el derecho de exigir el vivir en un entorno más justo, más ecuánime, más empático, más solidario y compasivo. Este momento lo estamos viviendo, esta es nuestra oportunidad y la de nuestros animales. Sigamos siendo su voz.
Agradecemos sobre manera a todas las personas que de un modo desinteresado y sacrificando sus propios intereses, sin afán de réditos económicos, políticos o personales, han dedicado su tiempo, recursos, energías, capacidades y entusiasmo a esta lucha que aún tiene mucho camino por recorrer, para que se reconozcan y defiendan los derechos de todos los animales.
Imágenes de la Campaña SÍ en la 8 por los Animales 1 - 2 - 3 - 4
Resultados de la Consulta Popular: CNE
Veterinarios por la abolición de las corridas:
Résultats du vote sur la corrida en Équateur
CAS Internacional:
Ecuador moves towards a ban on bullfighting!
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