Aunque muchos turistas no resisten la tentación de darles de comer mientras viajan por catamarán en la zona de Puerto Madryn, las gaviotas ya no parecen ser esas aves entrañables y vistosas para los habitantes de la costa sur argentina.
Según un estudio de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), se registra un notorio crecimiento en la población de estos animales producto de la proliferación de decenas de basurales a cielo abierto.
Tal como dio a conocer el especialista Gustavo Pagnoni, docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, es cada vez más frecuente la instalación de vertederos de residuos en zonas urbanas como Trelew, Comodoro Rivadavia y Puerto Madryn que atraen a miles de aves por la fuente de alimento que ofrecen.
Al parecer, esta superpoblación de gaviotas no sólo perjudicaría al resto de plumíferos que habitan en la zona, sino que sería nocivo para las ballenas que cada año se acercan a las costas a reproducirse.
De acuerdo con Pagnoni "la gaviota expande su radio de acción, y genera nuevos subgrupos; en la búsqueda de nuevos recursos alimentarios encuentra en la grasa de ballena un elemento nutricio muy importante, generando una constantepresión de picoteo sobre los ejemplares que ascienden a la superficie para respirar, lastimando su piel y provocando heridas importantes".
Este nuevo fenómeno ya ha sido observado en años anteriores, pero el estudio que en este momento se encuentra en pleno desarrollo llamó la atención del profesor porque se "ha incrementado notablemente" en las últimas temporadas, principalmente en la zona costera de PUerto Pirámides.
De hecho, el investigador del Conicet Marcelo Bertellotti y también docente de la UNPSJB ya puso manos a la obra con el estudio de esta problemática para generar medidas de manejo adecuadas para hacer frente a esta situación.
Incluso el fenómeno encierra una paradoja. Porque si bien por un lado se encuentran las ballenas que empiezan a recuperar sus poblaciones gracias a las medidas de protección, por otro las poblaciones de gaviotas no paran de crecer, pero esta vez como consecuencia del impacto de los basurales dispuestos por el hombre.
Según el estudio de estos especialistas, la gaviota cocinera, tal como se la conoce en la costa, es una especie que se ve beneficiada por su adaptabilidad a las perturbaciones antrópicas. Sin embargo su presencia en demasía provoca que otras se perjudiquen por la pérdida de su hábitat.
Se trata de las águilas escudadas, aguiluchos y halcones, aves rapaces que encuentran su lugar en los cerros cercanos a Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, en Chubut. Pero de seguir la avanzada de las gaviotas, los estudiosos calcularon que podrían convertirse en especies endémicas y por ende volverse sensibles a los cambios negativos en su medio ambiente y sobre todo porque habitan en un ámbito geográfico restringido.
Una de las soluciones que plantean en la universidad como estrategia para generar conciencia sobre la importancia de la protección sobre la biodiversidad está relacionada con el marketing. La idea es utilizar a los animales amenazados o en peligro como "estrategia de mercado", es decir que se los pasaría a considerar "especies bandera o emblemáticas" para que en adelante se produzca un compromiso afectivo inmediato en las personas.
"Por ejemplo, los pingüinos son simpáticos, todo el mundo quiere hacer algo para evitar que sus poblaciones se vean perjudicadas por derrames de petróleo, sobrepesca o cualquier otra situación. Y la gente está dispuesta a colaborar con dinero o trabajo en campañas de concientización", graficó Pagnoni.
Esto ha generado que en estas aves costeras se hayan volcado ingentes esfuerzos de investigación sobre todo en la reserva natural de Punta Tombo, al sur de Puerto Madryn. Pero no sucede lo mismo con otros especies de aves. "Es muy difícil conseguir recursos para estudiarlas; en general sobre la gran mayoría se tienen conocimientos muy fragmentados y escasos", alertó este científico.
Sin embargo, el investigador consideró que no todo desarrollo urbano provoca un impacto negativo. Tal es el caso del generado por la actividad portuaria, que atrae distintas especies como los petreles, gaviotines, patos y flamencos, entre otros, por la disponibilidad de un recurso en exceso, como es el descarte pesquero que permite la adaptación de las especies a esta nueva situación.
"Las aves que nos rodean nos hablan sobre como nos relacionamos con nuestro entorno natural", reflexionó el profesor esperanzado que en poco tiempo más pueda comenzar a darle un nuevo vuelco a esta situación que ya comenzó a alarmar la serena estepa patagónica.
Prensa UNPSJB
http://www.universia.com.ar/portada/actualidad/noticia_actualidad.jsp?noticia=15153
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