Colombia - Cada 10 de diciembre se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de los Derechos de los Animales. Desde 1998 se celebra la existencia de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales que fue aprobada por la UNESCO en 1978 y proclamada oficialmente en Suiza el 21 de octubre de 1989.
Esta Declaración es una manifestación de los derechos que universalmente deberían ser reconocidos a todos los animales, sin excepción, como el derecho a una vida libre de sufrimiento, dolor y muerte causados directamente por el ser humano.
Colombia es uno de los más de 30 países firmantes de esta Declaración, entre otros instrumentos internacionales como el CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, 1981) y la DUBA (Declaración Universal sobre Bienestar Animal, 2008). Sin embargo, la situación de los animales es desalentadora y los tímidos avances en materia política y normativa no han ayudado a menguar el sufrimiento de miles de animales.
Perros y gatos callejeros y abandonados, caballos usados como vehículos de tracción, animales vendidos como mercancía, usados como instrumento de guerra, traficados por su condición silvestre o mantenidos en cautiverio para espectáculos, son algunos de los escenarios de maltrato que seguramente todos hemos constatado, sin adentrarnos en las industrias que los explotan por su piel, por su carne o para experimentar. Sólo en la industria cárnica son sacrificados 3 mil animales cada segundo.
El Estatuto Nacional de Protección Animal del año 1989 es la ley que en Colombia debería proteger a los animales. Sin embargo, el absurdo empieza en las excepciones a la protección que establece el artículo 7º (corridas de toros, peleas de gallos, etc.) y en las sanciones a los actos de crueldad que contempla el artículo 10: pena de arresto de uno (1) a tres (3) meses y multas de cinco mil ($ 5.000) a cincuenta mil ($ 50.000) pesos.
Por supuesto, ningún marco normativo podrá subsanar las falencias culturales y educativas de nuestra población. Por indolencia, por ignorancia o por falta de imaginación, los colombianos somos los responsables del drama de los animales en nuestro país. Sin embargo, leyes coherentes y sanciones contundentes, autoridades vigilantes y políticas de gobierno a favor de la protección animal podrían ayudar a mermar este drama y a elevar nuestro nivel cultural que, más allá de la música y el arte, siempre tendrá su mejor referente en la manera como tratamos la vida.
Hoy hay avances que alimentan la esperanza: una sentencia de la Corte Constitucional (2010) que reconoce a los animales su condición de seres sintientes, una Sentencia del Consejo de Estado (2012) que reconoce derechos a los animales, y la conformación de bancadas políticas animalistas que se alimentan de la pujante fuerza ciudadana organizada y de los espacios que los medios de comunicación le dedican, cada vez más, a este dramático e inocultable drama.
Medellín sancionó el primer acuerdo municipal de protección de los animales. Le siguieron Pereira, Cali y hoy está a punto de hacerlo Bogotá. Zapatoca y la Tebaida prohibieron las corridas de toros y otros municipios ya no podrán hacerlas por disposiciones de la Corte. En Bogotá ya no habrá temporada taurina, al menos en el gobierno actual. La eliminación de los vehículos de tracción animal pronto deberá ser una realidad en todo el país.
Confiemos en que el cambios de conciencia del que tanto se habla sea profundo y nos lleve a reconciliarnos, en la práctica, con esos seres que nos hacen verdaderamente humanos: los animales.
Necesitamos tu apoyo
AnimaNaturalis existe porque miles de millones de animales sufren en manos humanas. Porque esos animales necesitan soluciones. Porque merecen que alguien alce la voz por ellos. Porque los animales necesitan cambios. Porque en AnimaNaturalis queremos construir un mundo más justo para todos.
Las donaciones puntuales y periódicas de nuestros socios y socias son la principal fuente de nuestros fondos.