Entre nuestros propósitos de año nuevo siempre hablamos de bajar de peso, dejar de fumar, ser más tolerante, menos agresivo, celoso, comprar un auto, cambiar de trabajo, terminar la tesis. Sin embargo, casi nunca tenemos el propósito de ser más compasivos y respetuosos con los animales.
Muchos podrán decir que ya son compasivos con los niños pobres o que ayudan a una ONG que se dedica a resolver problemas del hambre en el mundo. La palabra compasión significa "padecer con el otro" y ese otro no se limita a los seres humanos, sino que puede extenderse hacia todos los seres capaces de padecer dolor y placer, como los animales no humanos.
Al año mueren aproximadamente 60 mil millones de animales terrestres sólo para consumo humano, si a eso le agregamos los aproximadamente 100 millones que mueren en laboratorios de experimentación, los que mueren en espectáculos como peleas de gallos, de perros, tauromaquia, fiestas populares, los que son víctimas de la caza, del abandono, de la moda, la cifra resulta aterradora: alcanza hasta 10 veces la población humana mundial.
Muchos de nosotros deseamos paz, menos violencia, pobreza, injusticias, y a veces nos sentimos impotentes de no poder conseguir todo eso. Tal vez no podemos frenar las guerras o evitar la crisis económica y algunas de sus consecuencias, pero cada una de nuestras pequeñas acciones hace la diferencia en la construcción del mundo que queremos habitar. Podemos lanzar un mensaje de paz si dejamos de contribuir a la explotación de miles de millones de animales simplemente modificando nuestros hábitos de consumo.
Si se me permitiera pedir un deseo, pediría que quienes leen este texto tuvieran una lista de propósitos más o menos así:
Reducir mi consumo de carne y probar recetas y platillos vegetarianos
Comprar productos no probados en animales: shampoo, desodorante, jabón, cremas, maquillaje, limpiadores, detergentes, lava trastes, etc.
Renovar mi guardarropa. Si necesito una cartera, bolsa, cinturón, chamarra o pienso regalar alguno de estos artículos, preferiré materiales naturales o sintéticos que no fueron hechos con pieles o pelo de animales.
Dejar de usar ese abrigo de pieles
Asistir sólo a espectáculos que no utilicen animales
Probar las leches vegetales e intentar sustituir la leche de vaca.
Adoptar un perro o un gato. Otras especies prefieren vivir en su habitat y no en mi casa.
Conocer más acerca de los animales.
Acercarme a una organización defensora de los animales.
Cuando suenen las doce campanadas, y hagamos los propósitos de este año, pensemos por un momento incluir la compasión y el respeto por los animales no humanos a lo largo de este y todos los años que nos queden por vivir. Nuestras buenas intenciones pueden salvarle la vida a miles de seres que como nosotros, también quieren una vida sin sufrimiento.
¡Feliz año nuevo para todos!
Dra. Leonora Esquivel Frías
Cofundadora de AnimaNaturalis Internacional
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