Copito de Nieve” (“Floquet de Neu”) está muy enfermo. Tiene cáncer de piel y la dirección del zoo ha decidido no prolongar artificialmente su vida. Los veterinarios que le atienden no creen que pueda vivir más de tres meses.
Jordi Portabella, presidente del zoo, animó ayer a los barceloneses a que vayan a ver a “Copito de Nieve”, “ahora que todavía está en plenas facultades”. Portabella lanzó este mensaje durante un programa dedicado al gorila albino que emitió BTV. El programa, “Einstein a la platja”, que dirige Lluís Reales, dejó claro que “Copito” tendrá una muerte digna. “Alargarle la vida –dijo Portabella– sería un error para el animal y los ciudadanos. Hemos de garantizarle una muerte digna que compense todo lo que nos ha dado.”
“Copito de Nieve”, al ser albino, tiene una piel muy débil y muy sensible a los rayos ultravioletas del sol. Sus cuidadores siempre han procurado que pase el mayor tiempo posible a la sombra. Aun así, ahora, que tiene entre 38 y 40 años, ha desarrollado un cáncer que ha hecho metástasis. Tiene una llaga a la altura del pecho, que él se rasca constantemente. Los médicos han tratado de cerrarle la herida dos veces, sin éxito. “Copito” se la vuelve a abrir, impidiendo que cicatrice. El riesgo de que la herida abierta se infecte es muy grande y está tomando antibióticos.
“Copito de Nieve”, como reconoció Portabella, es un ciudadano ejemplar, uno de los más populares que ha tenido Barcelona. Es el único gorila albino del mundo y su imagen ha estado en numerosos medios de comunicación. Lluís Reales considera que es el crack mediático del zoo, el animal capaz de atraer a más visitantes que ningún otro. A Jordi Sabater Pi, el primatólogo que lo trajo a Barcelona el 1 de noviembre de 1966 procedente de Río Muni, le han contado que hasta en el aeropuerto de Tokio se venden postales de “Copito”: “Ha sido un símbolo para Barcelona. No hay más que pasearse por las Ramblas y ver sus postales compitiendo con las de la Sagrada Família”.
“Copito de Nieve”, según afirmó Portabella a BTV, está atravesando una vejez muy dulce. El carácter arisco y la altanería de antaño los ha sustituido por un gran cariño hacia sus nietos. “Disfruta de una vida familiar plena –afirma el presidente del zoo–. Juega con sus nietos y pone paz entre ellos cuando se pelean.” “Copito” se ha convertido en un “abuelazo” y en su cara hay mucha más dulzura que nunca.
Juega más porque también ve mejor. Antes del verano le operaron el ojo izquierdo de cataratas. El derecho ya se lo habían operado hace un año. La visión recuperada ha llenado su expresión de sorpresa y admiración. Se preocupa de educar a sus nietos, de enseñarles todo lo que ha aprendido él.
Lo más probable, sin embargo, es que su salud se deteriore poco a poco durante las próximas semanas. Perderá facultades paulatinamente. Si su salud empeora mucho, será retirado del espacio en el que vive. De ahí que Portabella insistiera ayer en la oportunidad que tienen los ciudadanos de ir a decirle adiós y recordarlo como siempre lo han visto.
La dirección del zoo ha decidido que la muerte de “Copito” refleje al máximo su espíritu de vida. Gracias a los cuidados que ha recibido en Barcelona, se acostumbró a que el mundo girara a su alrededor. Era una estrella y se comportaba como tal. De la Barcelona de Porcioles a la de Clos, del tardofranquismo al postolimpismo, “Copito” ha hecho de su imagen la imagen de Barcelona en medio mundo, y las personas de las que depende su vida han decidido que muera siendo el embajador que siempre ha sido.
La posibilidad de operarle, por tanto, ha sido descartada. La intervención sería muy complicada, y aún lo sería más el postoperatorio. Es posible que su vida se alargara unos cuantos meses, pero con mucha menos calidad. Él no volvería a ser el mismo. Aparte de los antibióticos, no recibe ningún otro tratamiento y mantiene la misma dieta de siempre, a base de frutas y verduras.
Cuando muera, su cuerpo será sometido a una autopsia y se conservará su ADN. No hay ninguna intención de clonarlo. Su cadáver será incinerado, como sucede con todos los animales que fallecen en el zoo, y Portabella asegura que tendrá el homenaje que se merece. Un monumento y una calle, lo más probable.
“Copito de Nieve” ha entrado en la recta final de su vida y está dispuesto a decir adiós a todas las personas que vayan a verlo.
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