El pasado 17 de noviembre de 2017 puede que haya sido la última corrida de toros en Maracaibo. Y no es sólo porque la asistencia de la Feria Internacional de La Chinita a los espectáculos taurinos fue patética, ya que no llegó siquiera a los mil asistentes en un recito con aforo a un poco menos de quince mil.
A la paupérrima asistencia hay que agregarle que desde 2011 la Iglesia Católica de la mano del Arzobispo del Zulia, mons. Ubaldo Santana eliminó la celebración de espectáculos taurinos en nombre de la Virgen de Chiquinquirá y sacó estos eventos del calendario de las fiestas patronales de la ciudad (ver aquí)
También recordemos que en 2012 el Zulia fue el primer estado que por sentencia judicial del Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes prohibió el ingreso de menores de 18 años a corridas de toros.
También hay que resaltar los recursos de amparo introducidos por las organizaciones AnimaNaturalis, Colectivo Nevado Zulia y Matar No Es Arte ante el Tribunal Supremo de Justicia y que la Sala Constitucional ya ha acumulado los casos similares para extenderlo a nivel nacional.
Y lo que puede dar la estocada final (para hablar en términos taurinos), es la elección de Willy Casanova como alcalde del Municipio Maracaibo.
El ahora burgomaestre de la principal ciudad de provincia de Venezuela, en su campaña electoral resaltó ante todos los medios “Estoy proponiendo el rescate integral de la plaza de Toros, cambiar su denominación y su uso, porque no estoy de acuerdo con la matanza de animales por recreación y deporte, para que sea la plaza de Todos, un espacio de espectáculos y de dividendos. Queremos que vuelva el festival de La Orquídea”.
Las condiciones están dadas, la voluntad política parece estar del lado de la justicia. Ya el pueblo zuliano las rechazó, las bases judiciales están sentenciadas y sólo falta que se materialice.
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