Pirotecnia de abril y mayo en Valencia reduce la población de gorrión común

Un estudio de la Universidad de Alicante y València ha constatado que la población de gorriones jóvenes disminuye en aquellas poblaciones que celebran sus fiestas de Moros y Cristianos durante la época de cría debido al ruido generado por el uso de la pólvora, petardos y fuegos artificiales.

27 mayo 2021
Valencia, España.

Un estudio de la Universidad de Alicante y València ha constatado que la población de gorriones jóvenes disminuye en aquellas poblaciones que celebran sus fiestas de Moros y Cristianos durante la época de cría debido al ruido generado por el uso de la pólvora, petardos y fuegos artificiales.

La investigación, titulada "La contaminación acústica de las fiestas tradicionales reduce la producción de juveniles de un ave bioindicadora urbana", ha sido publicada por la revista internacional Environmental Pollution, según ha informado la institución académica en un comunicado.

El estudio se ha realizado en diez poblaciones diferentes de la Comunitat Valenciana en la que se celebran dichos festejos, cinco lo hacen durante los meses de abril y mayo, cuando los gorriones están incubando sus huevos y criando a sus pollos, y por su parte las otras lo hacen fuera de este periodo.

En concreto, se compararon las localidades de Banyeres de Mariola con Bocairent; Onil con Castalla; Muro de Alcoi con Cocentaina; Petrer con Villena; y, por último, Alcoi con Ibi, teniendo en cuenta que entre ambas localidades hay menos de 20 kilómetros de distancia con el fin de que sus condiciones climáticas fueran lo más parecidas posible.

"A los gorriones les causa tal estrés que abandonan los nidos, dejan de incubar los huevos, de dar de comer a los pollos o estos se caen de los nidos", cuenta el autor del trabajo, Edgar Bernat-Ponce, de l'Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva de la Universitat de València.

Se han sumado al trabajo Germán Manuel López-Iborra, profesor del departamento de Ecología de la Universidad de Alicante, y José Antonio Gil-Delgado, también del Institut Cavanilles de la Universitat de València.

Tal y como cuenta Bernat, quien está realizando su tesis en la UV, el trabajo de campo se ha realizado haciendo un conteo de los juveniles, individuos nacidos ese año, que se encontraban en un área de cien metros alrededor del recorrido de los principales actos festeros 15 y 30 días después del fin de los actos. Esto permitía obtener un ratio juveniles-adultos que sirve como indicador de la productividad juvenil.

Pero, además, el parón causado por la pandemia ha dado a los investigadores la oportunidad de analizar de nuevo el número de crías en todas las poblaciones. Así, se ha podido observar que, efectivamente, ya no hay ninguna diferencia significativa entre las poblaciones comparadas y que además el confinamiento no ha incrementado el número de juveniles en las localidades control.

Conclusiones

Por ello, tras analizar los datos, la conclusión es clara según los autores: "la contaminación acústica generada por el ruido de las fiestas en primavera reduce el número de juveniles de gorrión común".

Asimismo, López-Iborra puntualiza que este estudio no pretende acabar con las fiestas de Moros y Cristianos, pero "sí que debería servir para potenciar otras acciones que compensen la reducción de ejemplares mejorando el diseño de características del hábitat urbano que afectan a la biodiversidad".

Esto es el caso de los parques con la utilización del césped natural en lugar del artificial, o de los edificios, como el tipo y señalización de las cristaleras, que es una de las principales causas de muerte por impacto en las aves.

"Hay que mitigar este descenso de alguna manera, ser conscientes de la riqueza y la biodiversidad que hay en los pueblos y ciudades y hacer una planificación urbana en consecuencia", culmina el experto.

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