Los nuevos medicamentos ya no tendrán que testarse en animales en EEUU

Trás más de 80 años de regulación de seguridad en los medicamentos, la aprobación del presidente Joe Biden a esta legislación el pasado diciembre abre la veda al uso de técnicas libres de crueldad animal en los laboratorios y libera a las compañías de la obligatoriedad de incluir el sufrimiento como ingrediente en sus productos. 

Desde 1938, en EEUU era preciso que los fármacos en desarrollo se sometiesen a pruebas de seguridad y eficacia en animales antes de continuar con la fase de ensayos en humanos. Para aprobar un medicamento, la FDA exigía realizar pruebas de toxicología en un roedor y en otra especie distinta, como por ejemplo un mono o un perro. 

Pero además de resultar extremadamente cruel y un atentado contra la vida de miles de seres cada año, la experimentación animal tiene un coste millonario, ralentiza los procesos y resulta ineficiente. Más del 90% de las medicinas que se testan en animales terminan fallando en humanos. 

Pese a que por el momento no se plantea la prohibición del uso de animales, esta medida reconoce la validez de métodos alternativos que se vienen desarrollando en los últimos años, como los modelos por ordenador, y responde a una creciente preocupación de la sociedad por el bienestar animal y rechazo hacia su maltrato.

Otras alternativas a experimentar con animales son los órganos "en chip”, unas piezas de silicona del tamaño de un USB que contienen canales recubiertos de tejidos y células vivas que permiten simular el flujo de sangre y toxinas a través de diminutos canales, o los “organoides”, agrupaciones de células en 3D que imitan ciertos tejidos.

Esta noticia no cambia de forma inmediata la realidad de millones de animales explotados para experimentación, pero se trata de un primer paso hacia la normalización del uso de alternativas, que abre el camino hacia una ciencia libre de crueldad animal en el futuro.