"Si pasados unos días se te muere el perro te damos otro", así actuaba la bautizada como "tienda de los horrores" de Valencia tratando a los animales como si fueran meros objetos o productos que pueden salir defectuosos y simplemente te lo cambian por otro. Un Juzgado de lo Penal de Valencia ha condenado ahora a los tres socios a seis años de prisión para cada uno de ellos, una de las mayores condenas por delitos relacionados con el maltrato animal impuesta en España.
La sentencia considera probado el tráfico ilegal de centenares de cachorros, camadas de diversas razas, que eran traídos desde Eslovaquia por carretera en pésimas condiciones, enfermos o en proceso de incubación. Una vez aquí eran puestos a la venta, sin guardar cuarentena alguna, ocultando su procedencia y falsificando la documentación de estos animales.
Así, ocultaban deliberadamente la edad de los cachorros para poder realizar su tránsito internacional y para que los compradores los adquirieran «atraídos por su pequeño tamaño y por la creencia de que eran criados en el país y estaban correctamente vacunados». Apenas llegaban al domicilio, los perritos empezaban a mostrar síntomas de las enfermedades víricas. Muchos de ellos fallecían pese a los tratamientos veterinarios. Y por si esto sucedía, los propiertarios de la tienda de animales, te daban una garantía: si se moría te daban otro cachorro igual sin coste alguno.
"Hacinados en vitrinas o boxes de dimensiones insuficientes para el número de cachorros que albergaban y para el tamaño de los mismos", según detalla el fallo, un gran número de ellos antes de ser vendidos ya desarrollaban síntomas de las enfermedades que padecían. Pese a ello no eran debidamente aislados y los dejaban en las jaulas con el resto de animales, provocando así contagios masivos.
De los animales vendidos hay al menos una decena de muertes acreditadas a los pocos días de su entrega. En algunos casos, después de que los responsables de la tienda, le entregara al cliente otro cachorro tras la muerte del primero, éste también fallecía, generando así una "situación de zozobra e inquietud que alteró y afectó la tranquilidad moral" del denunciante.
Los hechos se remontan a entre noviembre de 2014 y junio de 2016. Además de las muertes que figuran detalladas en el relato de hechos probados, la Guardia Civil ya halló 21 cadáveres dentro de un congelador en una primera inspección, realizada en diciembre de 2014. Tanto el Seprona como la Policía Local de Valencia comprobaron con estupor que la tienda no cumplía con las mínimas medidas sanitarias y los animales estaban hacinados entre orín, heces, vómitos y bajo un fuerte calor.
La Fiscalía especializada en Medio Ambiente y las acusaciones particulares, entre ellas la ejercida por la protectora Modepran, solicitaban penas de siete años y medio de prisión contra los tres propietarios de la tienda y para un trabajador. Finalmente para este cuarto acusado retiraron los cargos al no haber constancia de que hubiera participado en el maltrato animal ni en el resto de delitos.
El fallo establece que los condenados eran conscientes de la situación en la que eran traídos los animales y las condiciones en las que se encontraban. Actuaron de común acuerdo para llevar a cabo dicha actividad ilegal "de forma continuada, reiterada, concertada y asumida conjuntamente".
El Juzgado de lo Penal número nueve de Valencia condena a los tres socios a seis años de cárcel por los delitos de maltrato animal, estafa, un delito continuado de falsedad documental y hasta la pertenencia a grupo criminal. Por el primer delito también les impone la inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, comercio u oficio que tenga relación con los animales y para la tenencia de los mismos por un plazo de tres años y tres meses.
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