En marzo de 2023, Movistar cerró el canal Toros, que por más de 12 años fue el principal medio de difusión para los aficionados de la tauromaquia. Este cierre marcó un hito en la crisis que enfrenta el mundo taurino, cuya popularidad ha disminuido notablemente en la última década. Tras ese cierre, tomó el relevo la plataforma streaming OneToro, que acaba de anunciar las pérdidas más de 12 millones de euros y la suspensión de transmisiones. En un comunicado, la empresa explica que los inversores del proyecto "tienen la sensación de estar subvencionando el sector, ya que después de inyectar en año y medio de forma directa más de 20 millones en derechos de imagen y más de siete millones en producción y promoción de la tauromaquia, se encuentran sin el apoyo ni la estricta exclusividad en las imágenes". Según los datos de la propia empresa, sólo el 25% de los aficionados taurinos están dispuestos a pagar menos de 1,8 euros por corrida de toros transmitida en su servicio.
El 24 de noviembre, el portaviz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, reveló que la Junta podría haber entregado 2,5 millones de euros de Fondos Europeos para rescatar de la quiebra a OneToro. "Hay que tener en cuenta que 2,5 millones de euros es lo que costaría un centro de salud", declaró. Señala que un colegio de infantil y primaria cuesta esa cantidad y, sin embargo, en la decisión política de la Junta de Andalucía, entre construir un nuevo centro de salud allí donde hace falta o “darle dinero a un chiringuito llamado One Toro TV el Partido Popular decide darle dinero a este chiringuito… son los chiringuitos de Juanma Moreno”, agrega.
Sin embargo, la desaparición de estos canales taurinos no parecen ser el fin de esta vergonzosa historia de los medios españoles. Desde 2024, el Partido Popular (PP) y Vox han aprovechado su influencia en diversas regiones de España para reactivar las emisiones taurinas en varias televisiones autonómicas, entre ellas Aragón TV, Canal Extremadura y Canal Sur, donde las corridas de toros vuelven a formar parte de la programación, que se unen a otros canales bajo gobiernos conservadores, como Telemadrid, CMM (Castilla-La Mancha), CyLTV (Castilla y León) y La 7 (Región de Murcia). Recién en octubre de este año, À Punt (Comunidad Valenciana) comenzó también a retransmitir también corridas de toros, después de que desde 2021 su libro de estilo describiera las corridas de toros como "exhibiciones del maltrato animal".
Además, la propia RTVE reincorporó los festejos taurinos a su parrilla tras la aprobación de una iniciativa en el Congreso, impulsada en 2021 por el PP, con la abstención del Partido Socialista (PSOE) y el apoyo de Vox. Las corridas de toros se dejaron de retransmitir en RTVE entre 2006 y 2012 debido a su elevado coste y la coincidencia con el horario de protección infantil, y quedaron fuera de la programación de manera definitiva desde 2016. "La insistencia del PP y la falta de oposición por parte del PSOE está logrando un avance silencioso del apoyo de dinero público a la tauromaquia", señala Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España.
Política, tradición y una estrategia de retroceso
El regreso de las corridas de toros a las televisiones públicas no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia política clara. Vox y PP han convertido la defensa de la tauromaquia en uno de sus caballos de batalla, presentándola no solo como una tradición cultural, sino también como un motor económico. Según Andrés Lorite, portavoz del PP en la Comisión Mixta de RTVE, “los toros son arte, cultura y un motor de desarrollo económico que genera miles de empleos”. Esta narrativa resuena especialmente en regiones con arraigada tradición taurina y constituye un intento por revitalizar la industria taurina en un momento de crisis. La diputada de Más País Inés Sabanés expresó que “las actividades que significan dolor y sufrimiento para el animal no pueden ser promocionadas por una televisión pública”. El Consejo de Radio Televisión Española ha anunciado el gasto de dinero público destinados a la producción y emisión de Tendido Cero, su programa dedicado a la tauromaquia que, en los últimos cinco años, se ha elevado a 4,4 millones de euros, por 51 programas al año, que nunca superan el 2% del share de audiencia.
En este contexto, el apoyo del gobierno de Aragón, liderado por el PP, ha sido crucial para que Aragón TV vuelva a retransmitir corridas después de 10 años de ausencia. Lo mismo ocurre en Andalucía, donde Canal Sur ha seguido una línea similar. Incluso en la televisión estatal, el PP ha presionado para que RTVE incluya nuevamente los festejos taurinos en su programación, argumentando que “el toro es parte esencial de la cultura y la identidad española”. Esta postura es compartida por Vox, que insiste en que las restricciones impuestas por gobiernos anteriores respondían a “motivos ideológicos que cercenaban la libertad de los españoles de disfrutar de su cultura”.
A pesar de los esfuerzos políticos por mantener la tauromaquia en la pantalla, la tendencia social parece ir en sentido contrario. “El regreso de las corridas de toros a la televisión pública no solo es un retroceso cultural, sino un atentado contra los valores de respeto y compasión hacia los animales que gran parte de la sociedad española ha adoptado en los últimos años”, añade Gascón. Según el Anuario de Estadísticas Culturales del Ministerio de Cultura, la cantidad de celebraciones taurinas en las plazas se redujo a la mitad en la última década, pasando de 2.684 en 2009 a 1.425 en 2019. Datos adicionales aportados por el Ministerio de Cultura, a través de una encuesta realizada a 16.000 ciudadanos durante el periodo 2018-2019, revelan un escaso interés de la población en los festejos taurinos. Solo el 8% de los encuestados asistió a algún evento taurino, y únicamente el 5,8% lo hizo en una plaza. Dentro de este último grupo, el 19,6% asistió gratuitamente y el 5% con descuento.
Frente a este contexto, es esencial que las televisiones públicas reconsideren su papel en la promoción de un espectáculo que cada vez es más rechazado. La tauromaquia no solo es una actividad violenta que afecta a los animales, sino que también choca con los valores de una sociedad más empática y consciente del sufrimiento animal. “Las televisiones tienen la oportunidad de dar un paso al frente y ser vehículos de cambio, promoviendo contenidos que eduquen y sensibilicen a la sociedad sobre el respeto a los animales, en lugar de perpetuar la violencia”, explica Gascón.