Delfines del Zoo de Madrid serán trasladados a China en medio de una polémica por maltrato animal

El Zoo de Madrid ha trasladado a sus delfines a un parque de "última generación" en China, alegando motivos de bienestar animal. Sin embargo, este movimiento reaviva el debate sobre el bienestar de los animales en cautiverio y la ética de su explotación en espectáculos. ¿Es este traslado un avance o una cortina de humo para seguir lucrando con la vida de estos seres inteligentes y sensibles?

30 enero 2025
Madrid, España.

Los delfines, conocidos por su inteligencia y complejidad social, son una de las especies más afectadas por la industria del entretenimiento. Aunque el Zoo de Madrid justifica el traslado de sus ocho delfines a Hainan Ocean Paradise en China como una medida para garantizar su bienestar y conservación, se ha denunciado durante años las condiciones deplorables en las que vivían estos animales. En 2019, se reveló en un informe presentado a SEPRONA que dos delfines, Lala y Ángel, presentaban lesiones cutáneas y problemas oculares, lo que llevó a una batalla legal que el Tribunal Supremo resolvió a fines de 2023 a favor de las organizaciones denunciantes, como Proyecto Gran SimioSea Shepherd Conservation Society.

A pesar de las modernas instalaciones del nuevo parque, que incluyen piscinas interconectadas y un hospital veterinario, el traslado no resuelve el problema de fondo: los delfines no pertenecen a tanques, por muy avanzados que sean. Según Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España, “el cautiverio es una condena para animales que en libertad nadan hasta 100 kilómetros al día y viven en grupos sociales complejos. Ningún acuario, por moderno que sea, puede replicar sus necesidades naturales”.

¿Conservación o explotación?

El traslado se enmarca dentro del programa de conservación de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), que promueve la diversidad genética y la creación de poblaciones autosostenibles. Sin embargo, este argumento choca con la realidad: los delfines en cautiverio no contribuyen significativamente a la conservación de la especie. La mayoría de los programas de cría en cautiverio están más enfocados en mantener espectáculos rentables que en la reintroducción de animales a su hábitat natural.

Además, el traslado a China, un país con regulaciones menos estrictas en materia de bienestar animal, plantea serias dudas sobre el futuro de estos delfines. “No podemos hablar de conservación cuando los animales son tratados como mercancías y enviados a lugares donde su explotación puede ser aún más intensiva”, añade Gascón.

Esta noticia llega poco después de que el delfinario más grande de Europa, el Marineland de Antibes (Francia), cerrara sus instalaciones el 5 de enero de este año. Sus 12 delfines y 2 orcas fueron trasladados a santuarios en Nueva Escocia (Canadá). El cierre de Marineland está estrechamente relacionado con la legislación francesa de 2021, que prohíbe el uso de delfines y orcas con fines de entretenimiento a partir de 2026. Esta ley tiene como objetivo poner fin a los espectáculos de cetáceos en los delfinarios, por cuestiones éticas y de bienestar de los animales, y es un paso que los gobiernos de todo el continente debieran seguir.

Hacia un futuro sin cautiverio

La solución no pasa por mejorar las condiciones de los acuarios, sino por poner fin al cautiverio de los delfines. Países como Alemania, Finlandia, Suiza, Noruega Reino Unido, Polonia, Islandia, Chipre, Eslovenia, Croacia, Uruguay, Costa Rica, Chile e India ya han dado pasos significativos en esta dirección, prohibiendo la cría y exhibición de cetáceos en cautiverio. En España, el cierre del delfinario de Aquopolis La Pineda de Salou en 2022 -cuyos delfines también fueron trasladados a China- y el del Zoo de Barcelona en 2020 marcaron un hito, pero aún queda mucho por hacer. España cuenta con más de una decena de delfinarios en su territorio.

Los avances en tecnología, como los santuarios marinos, ofrecen una alternativa ética para los delfines que no pueden ser reintroducidos en la naturaleza. Estos espacios permiten a los animales vivir en un entorno más natural, sin la presión de los espectáculos y con cuidados veterinarios adecuados.

El traslado de los delfines del Zoo de Madrid es un recordatorio de que la lucha por los derechos de los animales no ha terminado. Es hora de exigir que los gobiernos y las instituciones prioricen el bienestar animal sobre el lucro. Desde AnimaNaturalis, invitamos a la sociedad a boicotear los espectáculos con animales, incluídos aquellos con delfines y orcas, y apoyar las campañas de presión que buscan el cierre definitivo de delfinarios y parques donde se mantiene en cautividad animales marinos. “Cada acción cuenta. Los delfines no tienen voz, pero nosotros sí. Es nuestra responsabilidad alzar la voz por ellos”, expresa Gascón.

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