Burocracia sanitaria pone en peligro la salud de los animales de compañía

España enfrenta una crisis sanitaria silenciosa: desde enero de 2025, veterinarios denuncian que el sistema PRESVET retrasa tratamientos urgentes y limita el acceso a antibióticos esenciales para mascotas. Con sanciones millonarias y trámites kafkianos, ¿está el bienestar animal pagando el precio de una lucha mal planteada contra las resistencias bacterianas?

16 febrero 2025
Madrid, España.

El 2 de enero de 2025 entró en vigor PRESVET, una herramienta digital que obliga a los veterinarios a registrar cada prescripción de antibióticos en una base de datos estatal. Aunque su objetivo —reducir el uso indiscriminado de antimicrobianos— es loable, su implementación ha convertido las clínicas en laberintos burocráticos. Manuel Lázaro, veterinario madrileño, lo resume así: "Nos encontramos esposados: si un perro con diarrea necesita un antibiótico registrado solo para problemas respiratorios, el sistema bloquea la receta aunque la ciencia avale su uso".

El problema se agrava con animales no identificados —gatos callejeros, rescates recientes—, ya que muchos veterinarios, temiendo multas de hasta 1,2 millones de euros, evitan tratarlos. "Hemos visto mascotas morir por septicemia mientras debatíamos si cumplir la norma o salvar una vida", relata un voluntario de una protectora valenciana.

“Si solo se requieren 10 comprimidos y el envase trae 40, se corre el riesgo de automedicación o mal uso, situación que puede fomentar la resistencia bacteriana y, en última instancia, generar tratamientos ineficaces”, explica otro veterinario afectado. Mientras tanto, las dificultades técnicas de PRESVET –como la imposibilidad de registrarse con ciertos certificados digitales– y la incertidumbre sobre cómo se interpretará el “criterio clínico” en futuras inspecciones, incrementan la frustración de los profesionales.

Un riesgo para todos, humanos incluidos

La normativa, originalmente diseñada para combatir la resistencia antimicrobiana en el sector ganadero, se revela como un arma de doble filo cuando se aplica a la realidad de los animales de compañía. La resistencia antimicrobiana (RAM) causa 35.000 muertes anuales en Europa, y el 60% de las enfermedades humanas tienen origen animal. Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España, advierte: "Controlar los antibióticos es vital, pero no a costa de negar atención a animales vulnerables. Esto no es One Health, es desconexión entre políticas y realidad".

Los datos son contundentes: el consumo de antibióticos en mascotas representa menos del 1% del total veterinario, mientras que las granjas —donde PRESVET ya funcionaba— redujeron su uso en un 69,5% entre 2014-2022. "¿Por qué aplicar urgencia donde no hay emergencia?", cuestiona Felipe Vilas, presidente del Colegio de Veterinarios de Madrid.

Expertos proponen simplificar trámites y permitir a los veterinarios dispensar medicamentos directamente, evitando que dueños de mascotas dependan de farmacias con stock limitado. También piden flexibilidad para animales no identificados, usando descripciones detalladas en lugar de microchips obligatorios.

Moratoria inmediata

La solución pasa por un replanteamiento urgente de la normativa. Desde AnimaNaturalis exigimos una moratoria inmediata en la aplicación del RD 666/23 para adaptar y agilizar los procedimientos. Imaginemos un escenario en el que los veterinarios puedan dispensar el tratamiento completo en sus clínicas sin verse limitados por un sistema que prioriza el control burocrático sobre la vida; de esta manera se reduciría el riesgo de automedicación, el desperdicio de medicamentos y, sobre todo, se garantizaría una atención oportuna a quienes más lo necesitan.

El compromiso de proteger a quienes no tienen voz es ahora más urgente que nunca. "La salud de nuestros animales no puede quedar a merced de una burocracia que prioriza estadísticas sobre vidas; es imperativo repensar una normativa que en lugar de proteger, amenaza el bienestar y la dignidad de quienes dependen de nosotros", expresa Gascón.