La riña, combate o pelea de gallos llevada a América Latina por los conquistadores españoles -un próspero negocio en muchos países del continente-, amenaza con avivar la polémica sobre su práctica en España, donde se celebró recientemente un campeonato y también se produjeron varias detenciones de jugadores.
El Ayuntamiento de Vélez-Málaga (Andalucía, sur) decidió recientemente no permitir que se celebre el campeonato de peleas de gallos que una peña de la localidad tenía previsto organizar para el pasado fin de semana.
El 12 de febrero pasado, cinco personas fueron detenidas en Valladolid (centro) por organizar una pelea ilegal de gallos y después arrojar a los animales a un pozo.
Esos dos incidentes tuvieron lugar dos meses después de haberse celebrado el Campeonato de España en Sanlúcar de Barrameda (sur) y otras peleas en Lanzarote (Canarias), una de las pocas comunidades donde la vieja práctica no es ilegal.
En las peleas de hace un mes en Canarias, en las que participaron varios criadores locales y extranjeros, se controló rigurosamente que no entraran menores al recinto, por la dureza visual de la lidia, en la que los gallos mueren después de intercambiar furiosos picotazos y espolonazos con espuelas de marfil.
La meca del gallo
España es la cuna del "gallerismo" en América Latina, si bien la práctica de riñas se inició -según documentación de asociaciones de galleros- en el año 1400 antes de Cristo.
Algunos criadores españoles no ocultan su sorpresa por el hecho que en el país de origen esté perseguida la práctica, mientras que en los países del nuevo continente sea una actividad lucrativa y rentable.
En República Dominicana, por ejemplo, existen unas 3 mil galleras y coliseos con licencia y unas 12 mil trabas (lugar de cría y entrenamiento), que generan unos 120 mil empleos fijos y ocasionales. Otro tanto sucede en Puerto Rico, Nicaragua y México.
Las peleas de gallos en República Dominicana representan un negocio que mueve unos 250 millones de pesos (casi un millón de dólares), según el presidente de la comisión de Lidias de Gallos de ese país, Rafael Navarro.
Para ilustrar el crecimiento económico del gallerismo nacional, Navarro explicó que un gallo "padrote" puede costar hasta 100 mil dólares, como el comprado en España por los directivos del Club de Galleros del Coliseo de Santiago, hace algunos meses.
"España es la meca del gallo en el mundo", declaró Ismael Almodóvar, importante criador de los alrededores de Toledo (centro de España), pero en cuanto a la ilegalidad de la práctica de riñas, "hay dos interpretaciones... una popular y otra administrativa", se ataja.
"Esta es una realidad histórica ante la cual el gran desconocimiento histórico hace que en España se tenga una posición pusilánime".
En cambio, en América Latina, donde los conquistadores llegaron con sus gallos bajo el brazo, "se están haciendo de oro con la cría, la práctica y la afición", añadió Almodóvar, que cría unos 300 gallos por año y los vende a Francia, Alemania, Bélgica y, cuando se los pueden pagar, a Latinoamérica.
''Si no pelea, se muere''
"El gallo se llama de riña no por casualidad. Es un animal que nace para pelear y, si no pelea, se muere. No es -como dicen los detractores- que son entrenados para matar. Con la cría y riña de gallos lo que hacemos es preservar una especie que se perdería", explicó el criador mexicano Juan Bustamante, participante en el mundial dominicano que fue seguido de un congreso.
"Estos gallitos, paseando por el prado como los quisieran los ecologistas, no existen. No bien nacen, de pollitos, ya se pelean porque es su manera de subsistir", añadió un gallero anónimo.
El autor de esta nota pudo comprobar la actitud combativa de los pollitos en la traba de don Rafael Perelló Abreu, el más importante de los criadores dominicanos, dueño de Chocolate, el mejor gallo de la zona por cuya pisada a una de sus gallinas otros criadores pagan más de 500 dólares.
"Las cifras involucradas en los ruedos de gallos prácticamente son incalculables, porque en muchos lugares hay personas que apuestan hasta 800 dólares en una pelea", declaró al Listin Diario Marcos Medina, del Coliseo Gallístico de Santo Domingo.
1,400 antes de Cristo
El origen del gallo de combate se encuentra en la India o en Medina, una región fría y montañosa de Asia Menor, cerca de Babilonia. Los primeros documentos sobre riñas de gallos datan del año 1400 antes de Cristo.
A lo largo de la historia de la humanidad, el gallo estuvo presente ya sea como el ave que espanta los males, como en Irán; ave sagrada en el código Mamu de la India; modelo e inspiración de artistas y coleccione de arte en varios museos del mundo o en Grecia, donde figura en la cimera de Minerva, junto a los dioses Marte y Mercurio, y en miles de monedas y en escudos.
Presenciando una riña de gallos en una plaza de Atenas, antes de la batalla de Salamina, el general griego Temístocles arengó a sus súbditos y apeló a su valor. Les preguntó si estaban dispuestos a defender la libertad de la patria tal como morían los gallos por el placer de vencer.
Amén de expandir la pasión por los gallos, los griegos obligaban a sus jóvenes a ver por lo menos una pelea al año para aprender de las aves su moral de combate.
La palabra gallo deriva del latín gallus. El gallo de riña tiene, al parecer, dos orígenes principales: el gallus Bankiva y el Sonerati (Katukoli en India), ambos del Asia Menor. Actualmente se considera superior entre los mejores al Asil, originario de la isla de Java, en Asia.
Las riñas llegaron luego a Francia (que convirtió al gallo en su emblema nacional), Roma, Inglaterra y España, que a través de los conquistadores difundió la especie y la práctica en toda Latinoamérica, donde actualmente es una actividad lucrativa y muy popular en varios países.
Fueron numerosos los conquistadores que desembarcaron en América con sus gallos de combate bajo del brazo y se dice que Hernán Cortes, ni bien llegó a México, entre las primeras cosas que hizo fue construir su gallinero para criar gallos de pelea.
Acaso por ello México está considerado la cuna del deporte de los gallos.
AFP
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