Una asociación denuncia junto a las puertas del zoo la vida en cautividad. "Lo único que aprenden los niños es que los humanos pueden encerrar a los animales", critica.
Los numerosos visitantes que aprovecharon la apacible jornada de ayer para acudir al zoo de Barcelona se encontraron en la entrada, en la calle de Wellington, a un puñado de activistas animalistas que denunciaban las condiciones de la vida en cautividad y emplazaban "a no ser cómplice del sufrimiento de los animales". "No visites un zoo --decía un folleto repartido--. Si nadie va, cerrarán poco a poco. Si tú pagas, él paga". Ningún visitante se volvió a casa, aunque alguno sí pareció darles la razón. "Algo de cierto hay --asintió Carol, acompañada de su hijo--, pero creo que exageran un poco".
La asociación Animanaturalis, dedicada a defender el vegetarianismo y los derechos de los animales, había convocado la protesta con motivo del día mundial de la fauna en cautividad. "Queremos que la gente sepa que cada vez que paga una entrada en un zoo, un animal es privado de libertad", dijo Leonora Esquivel, presidenta de la asociación. Los participantes, que fueron ocho abnegados activistas, ni uno más ni uno menos, repartieron octavillas y exhibieron pancartas ante la sorpresa --y mucha indiferencia-- de quienes guardaban cola.
¿Cuántos zoos hay en el mundo?
Unos 12.000 de todo tipo --calcula Esquivel--, de los cuales sólo un millar tienen unas condiciones mínimas de bienestar animal.
¿El de Barcelona es uno de ellos?
Supuestamente sí --añade la presidenta de Animanaturalis--. Si vieras cómo están en otros países... Pero no es ése el único problema: es la vida en cautividad. Lo que tendríamos que hacer es destinar el dinero de los zoos a crear reservas para animales rescatados y decomisados. Lo único que aprenden los niños en los zoos actuales es que los humanos pueden encerrar a los animales en cárceles.
¿Alguna crítica concreta para el recinto de Barcelona?
Falta de espacio. Y otra cosa curiosa: por la noche se celebran banquetes dentro de la Ciutadella y el molesto ruido no deja dormir a los animales.
¿Y qué opina de los circos?
La mayoría están peor que los zoos. No lleves a tu hijo a un circo con animales. Los explotan.
Según Esquivel, los animales en cautividad desarrollan una enfermedad, llamada zoocosis, entre cuyos síntomas pueden citarse comportamientos repetitivos como dar vueltas alrededor de su jaula, balancear la cabeza, jugar con los excrementos o automutilarse. "Los zoos --precisa-- no cumplen ninguna función pedagógica. No se aprende nada del comportamiento de los animales al verlos en cautividad porque justamente no pueden desarrollarlo".
A punto de entrar en el zoo, otro de los visitantes, Marcos, reflexionaba: "A mí no me parece tan mal el zoo. Si no viniéramos, mi hija sólo podría ver los animales en la tele, aunque creo que se podrían mejorar las instalaciones".
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