Algunos expertos predicen que en 30 años la bacterias resistentes a antibióticos causarán más muertes que el cáncer o los accidentes de tráfico. Este problema ya acaba con la vida de unas 25.000 personas cada año en Europa, 2.500 de ellas en España. Uno de los muchos frentes de esta crisis global son las granjas, donde los animales reciben antibióticos cruciales para la salud humana. Cuanto mayor es el uso de antimicrobianos en estos entornos, mayor es la probabilidad de que aparezcan bacterias resistentes a todos los antibióticos disponibles que después pueden llegar a los hospitales y causar infecciones imposibles de tratar.
España es el país de la Unión Europea donde más antibióticos se usan en la cría de ganado. En este país se vendieron 3.029 toneladas de antimicrobianos en 2015, el último dato disponible. El 99,9% de estos fármacos son para la cría de vacas, cerdos, ovejas, cabras, pollos y otros animales destinados a la producción de alimentos. El 0,1% restante se usa en mascotas. España emplea 402 miligramos de antibióticos por cada kilo de carne producido, cuatro veces más que Alemania y casi seis veces más que Francia, según un informe publicado esta semana por la Agencia Europea del Medicamento. El trabajo abarca el periodo entre 2010 y 2015 y estudia la evolución en 30 países de Europa. De todos ellos, solo Chipre registra en proporción un uso más elevado que España.
El análisis muestra la cantidad de antibiótico vendido por cada kilo de animal vivo, lo que incluye no solo los que serán sacrificados para carne, sino también otros que producen leche o huevos. Esta medida permite comparar el uso de estos fármacos entre países con cabañas ganaderas de dimensiones muy dispares. España es el país analizado que usa más antibióticos en términos absolutos, un dato sorprendente cuando Alemania tiene 12 millones y medio de vacas, el doble que España, y una cabaña porcina muy similar, según los datos de Eurostat en 2015. Del mismo modo, Francia tiene tres veces más vacas que España.
El informe es parte de una campaña de vigilancia de la Comisión Europea ante la resistencia a antibióticos y señala que el uso de antimicrobianos ha disminuido un 13% entre 2011 y 2015 en el conjunto de países analizados. La bajada en España es más tímida, de un 4% respecto a 2014. El trabajo resalta que entre 2010 y 2013 España no contabilizó parte de los antibióticos vendidos para la cría de animales, con lo que las cifras registradas en esos años no son fiables, pues resultan significativamente menores a las reales
En España, los antibióticos solo pueden usarse en animales con receta oficial firmada por un veterinario. Las compañías productoras pueden vender antibióticos con receta directamente a los ganaderos, que son mayoritariamente quienes la suministran a los animales.
En 2014, el Gobierno puso en marcha un plan estratégico de cinco años para combatir la resistencia a antibióticos. Como parte del programa, la industria farmacéutica veterinaria se adhirió a un plan voluntario para reducir el uso de colistina en la cría de cerdos, un sector en el que España es líder europeo. La colistina es el antibiótico de último recurso para el tratamiento de infecciones potencialmente mortales por enterobacterias resistentes a otros antibióticos, según la OMS. España es uno de los países de la UE que usa más colistina en la cría de animales, aunque la venta de estos fármacos para animales descendió tímidamente entre 2014 y 2015, según muestra el informe. Se espera que los datos de los próximos años sigan esa tendencia a la baja, añade.
Las razones por las que España emplee tantos antimicrobianos en ganadería son múltiples y a veces difíciles de explicar. “España tiene una cultura de uso de antibióticos mayor que otros países europeos”, explica Bruno González-Zorn, veterinario de la Universidad Complutense y del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET). “En atención primaria, los médicos españoles recetan 50 veces más amoxicilina y ácido clavulánico que en Alemania. También España es el país donde se intercambian más antibióticos entre vecinos. Este problema también sucede en la ganadería, aunque ahora se sabe que hay muchas medidas higiénico-sanitarias alternativas que permiten reducir o prescindir de los antibióticos”, resalta.
Este experto reconoce que el uso de antimicrobianos en animales es “excesivo”. “Llevamos muchos años echándonos la culpa veterinarios y médicos de que abusamos ambos de antibióticos. La verdad es que todos los usamos en exceso, pero ahora, por primera vez, estamos todos trabajando de forma conjunta, reduciendo su uso”.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitaros, dependiente del Ministerio de Sanidad, es la encargada de recabar los datos de ventas anuales de antimicrobianos para animales. Un portazoz del organismo considera que la reducción del 4% "constituye una mejora muy significativa", aunque reconoce que "las ventas de antibióticos en ganadería en nuestro país continúan entre las más altos de la UE". Las mismas fuentes aseguran que un total de 42 empresas —alrededor del 70 % de la producción en el sector— han firmado el acuerdo voluntario para reducir el uso de colistina y "los datos proporcionados hasta ahora, correspondientes a 2015, 2016 primer semestre de 2017, indican que ya están por debajo del umbral marcado por la Comisión Europea", aseguran.
Zoetis, la principal multinacional de salud animal del mundo, que genera unos ingresos anuales de 4.200 millones de dólares con la venta de antibióticos y otros compuestos, declinó comentar el informe.
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