El Parlament Balear ha decidido revertir la prohibición impuesta en 2017 que impedía la entrada de menores de edad a las corridas de toros. La nueva regulación, impulsada por Vox y apoyada por el Partido Popular (PP), permite que los menores de 16 años puedan asistir a estos espectáculos siempre que estén acompañados de un adulto. Esta medida es parte de los acuerdos de gobierno tras las elecciones autonómicas de mayo de 2023 y ha vuelto a encender el debate sobre la protección de los menores y la violencia en los eventos taurinos.
Mientras que Vox y el PP defienden la tauromaquia como parte del patrimonio cultural, otros sectores de la sociedad y la política critican esta decisión. La diputada de Unidas Podemos, Cristina Gómez, señaló que el cambio representa un "peaje" que el PP paga a Vox para mantenerse en el poder, sacrificando la protección infantil. Por su parte, la socialista Silvia Cano acusó al PP de "claudicar ante la ultraderecha" en perjuicio de los menores, al exponerlos a la violencia inherente a las corridas de toros.
Islas Baleares era una de las Comunidades Autónomas con un reglamento taurino más moderno y una de las pocas que tomaba responsabilidad acerca de la exposición de menores a los espectáculos violentos. Con esta decisión de Vox y PP, se da un paso atrás en ese progreso.
En esta línea, el debate no solo se centra en la libertad cultural de los padres, como argumenta el PP, sino también en el bienestar psicológico de los niños que asisten a estos eventos. A nivel internacional, numerosos estudios han señalado el impacto negativo que puede tener la exposición a la violencia sobre el desarrollo emocional de los menores, especialmente en situaciones donde esta violencia es normalizada o celebrada.
¿Cultura o riesgo para los menores?
El propio Comité de los Derechos del Niño de la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, en el punto 25 del informe de fecha 5 de marzo de 2018, denominado “Observaciones finales sobre los informes periódicos quinto y sexto combinados de España”, recomendaba: "Para prevenir los efectos nocivos para los niños del espectáculo de los toros, el Comité recomienda que el Estado parte prohíba la participación de niños menoresde 18 años como toreros y como público en espectáculos de tauromaquia".
Por su parte, la Coordinadora de Profesionales por la Prevención de Abusos (CoPPA) ha alertado a los grupos parlamentarios de las Islas Baleares sobre los riesgos de permitir nuevamente la entrada de menores de 18 años a las corridas de toros, en el marco de la propuesta de modificación de la Ley 9/2017 que actualmente lo prohíbe. CoPPA destaca que la exposición a espectáculos violentos puede generar en los menores síntomas de trauma psicológico y problemas de desarrollo psicosocial. “Tanto en estudios como en la experiencia práctica de profesionales se ha observado que la compañía de un adulto cercano que aprueba y aplaude la actividad violenta puede exacerbar los efectos nocivos en la infancia”, según la Dra. Elsa Alonso, médico-psiquiatra de la organización.
La asociación, que reúne a profesionales de, entre otros ámbitos, la psicología, la psiquiatría y la sociología, ha elaborado el informe “Exposición de menores a la violencia hacia animales en espectáculos y otras actividades: impactos, repercusiones y necesidad de protección” sobre los riesgos constatados de la exposición de la infancia a situaciones de violencia contra los animales. “La literatura científica indica que la exposición a la violencia hacia animales, especialmente en la infancia y la adolescencia, ya sea en calidad de partícipe o de testigo, está vinculada a un mayor riesgo de manifestar síntomas de trauma psicológico, trastornos del desarrollo psicosocial, y problemas de comportamiento”, explica el informe.
Otro estudio importante fue el realizado por el Dr. Jöel Lequesne, psicólogo escolar clínico, que explica: "Aunque lo ignore el derecho penal, el niño sabe muy bien que el maltrato y los actos de crueldad hacia los animales son moral y legalmente reprochables y sancionables. Testigo de tal espectáculo, el niño va a descubrir la fuente autorizada de una satisfacción sádica que creía justamente prohibida". El menor ve una contradicción entre la educación dada por los padres, que censuran la violencia, y el ejercicio del torero sobre el toro, que es una violencia gratuita que se intenta justificar de alguna manera. Esto puede llevar a no confiar en las enseñanzas de los padres y a no entender el límite de los impulsos o el deseo sobre las reglas de la sociedad.
El estudio incide en el posible trauma que puede sufrir el niño al presenciar la violencia de un humano sobre un animal. No todos los niños desarrollarán un trauma por este espectáculo, pero los que lo hagan pueden hacerlo de dos maneras: reprimiendo un sentimiento de compasión hacia los animales por fidelidad a los padres o que se distancie del entorno familiar que lo lleva a estos eventos y no expresa sufrimiento.
En lo referente a los animales, Lequesne califica de "perturbación del sentido de los valores" la contradicción que existe entre el ejercicio de desarrollar la empatía con los demás y el experimentar la muerte del toro sin sentirla.
Otro estudio interesante es el realizado por el Prof. Dr. Vítor José F. Rodrigues, profesor de psicología en la Universidad de Sofia en California, titulado “De la violencia en las corridas de toros a la educación violenta: una perspectiva psicológica”, concluye que la exposición de los menores a las corridas de toros tiene un impacto negativo profundo en su desarrollo psicológico y emocional. Al observar la violencia ejercida contra los animales, los niños pueden desensibilizarse ante el sufrimiento y aprender que la agresión es aceptable si se justifica por tradición o entretenimiento. Este tipo de espectáculos promueve una distorsión moral al presentar a los toreros como héroes cuya brutalidad es aplaudida, lo que contribuye a normalizar conductas agresivas en los menores.
Además, el estudio revela que los efectos son aún más graves cuando los niños presencian la violencia en vivo, incrementando la probabilidad de que desarrollen comportamientos agresivos en el futuro. La aprobación de adultos cercanos durante estos eventos refuerza en los menores la creencia de que la violencia es merecedora de admiración y respeto, lo que puede generar confusión y afectar negativamente su desarrollo moral y ético.
Un paso atrás en la protección animal
Desde la perspectiva de las organizaciones defensoras de los animales, esta decisión no solo es un retroceso en términos de bienestar infantil, sino también en la protección de los derechos de los animales. AnimaNaturalis ha denunciado repetidamente la violencia extrema que sufren los toros durante las corridas. Según Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España: “Permitir que los menores asistan a las corridas es perpetuar la violencia, tanto hacia los animales como en la educación de nuestros hijos. Es sólo una estrategia para no perder el recambio generacional de una práctica moribunda, un tipo de adoctrinamiento en la crueldad”.
Si bien algunos argumentan que la decisión otorga "libertad de elección" a los padres, otros se preguntan si los derechos de los menores están realmente siendo protegidos. La diputada de MÉS per Mallorca, Marta Carrió, ha calificado esta medida como un ataque ideológico, señalando que "no podemos infantilizar a los menores por no permitirles asistir a eventos violentos. Es nuestro deber protegerlos".
En un mundo donde cada vez más personas se alejan de prácticas que implican el sufrimiento animal, la ciencia respalda la postura de los defensores de los derechos de los animales. Numerosos estudios han demostrado que los niños criados en un entorno donde el respeto por los animales es central, tienden a desarrollar niveles más altos de empatía y compasión, tanto hacia los humanos como hacia los animales.
AnimaNaturalis seguirá trabajando para asegurar que la legislación avance hacia una mayor protección tanto de los menores como de los animales. "Nuestra lucha no termina aquí. Seguiremos presionando para que se restablezca la prohibición y para que la sociedad comprenda que la violencia no puede ser la base de nuestra cultura", asegura Gascón. La Iniciativa Legislativa Popular #NoEsMiCultura es una herramienta para poder devolver a las manos de la ciudadanía la decisión de elegir qué tipo de cultura nos representa, y rechazar las corridas de toros como parte de lo que nos identifica.
El acceso de menores a las corridas de toros en Baleares no es solo una cuestión cultural, sino también un debate ético y de bienestar infantil. La exposición a la violencia, tanto hacia los animales como en general, tiene efectos negativos que no podemos ignorar. Es hora de que como sociedad reflexionemos sobre qué tipo de valores estamos transmitiendo a las futuras generaciones.