Sacrificio legalizado amenaza décadas de conservación del lobo en Europa

La Unión Europea ha degradado el estatus de protección del lobo gris, permitiendo su caza controlada bajo argumentos de protección ganadera. ¿Podemos permitir que el miedo y los intereses políticos dicten el destino de una especie clave para los ecosistemas?

07 marzo 2025
Brussels, Belgium.

El 7 de marzo de 2025, el Consejo de Europa selló un giro histórico: el lobo pasó de «estrictamente protegido» a «protegido» bajo el Convenio de Berna. Este cambio, impulsado por la Comisión Europea tras años de presión de lobbies agrícolas, permite a los Estados miembros autorizar cacerías «limitadas» bajo justificaciones económicas. La decisión llegó tras un episodio personal que marcó la agenda política: en 2022, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, perdió a su poni Dolly devorado por un lobo en su finca alemana.

"Es una licencia para disparar con guantes blancos", denuncia Marta Klimkiewicz de ClientEarth. Los datos revelan contradicciones: aunque la UE calcula que los lobos matan 65.000 cabezas de ganado anuales, solo el 1% de los ataques ocurren en granjas con medidas preventivas. En contraste, organizaciones como WWF advierten que el 40% de las poblaciones lobunas europeas aún están en riesgo. Sabien Leemans, de WWF Europa, sentencia: "Priorizar intereses cortoplacistas sobre la ciencia pone en jaque décadas de esfuerzo conservacionista".

El lobo gris (Canis lupus), erradicado en gran parte de Europa durante el siglo XX, había resurgido gracias a políticas como la Directiva de Hábitats (1992). Hoy, con unos 20.000 ejemplares, su recuperación se celebra como un éxito ecológico. Pero su renacer choca con un viejo enemigo: el mito del depredador sanguinario.

Los lobos son arquitectos de ecosistemas. Un estudio de la Universidad de Sapienza (2023) demostró que su presencia reduce poblaciones de herbívoros, regenera bosques y hasta mitiga el cambio climático al prevenir el sobrepastoreo. Luigi Boitani, zoólogo y presidente de la Large Carnivore Initiative for Europe (LCIE), explica: "Sin lobos, los ecosistemas pierden complejidad. Son un termómetro de nuestra salud ambiental".

Sin embargo, seis de las nueve poblaciones lobunas europeas siguen clasificadas como «vulnerables» o «casi amenazadas» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La modificación legal ignora estas advertencias. Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España, reflexiona: "Hablamos de un animal que ni siquiera ataca a humanos —no hay muertes registradas en 40 años—, pero que carga con el estigma de ser ‘el malo del cuento’. ¿Qué dice esto de nuestra capacidad para convivir con lo salvaje?".

Coexistir es posible

El conflicto, en realidad, es económico: la UE destina 19 millones de euros anuales a compensar ataques. Pero países como Francia, donde el lobo fue reintroducido en los 90, demuestran que las soluciones existen. En los Alpes, el 60% de las granjas con cercos electrificados y perros guardianes reportan cero incidentes. "Matar lobos es un parche, no una solución", insiste Eric Vallier, ganadero francés que perdió cuatro rebaños.

La respuesta no está en los rifles, sino en la innovación. Proyectos como Life Wolfalps EU (2020-2025) han reducido un 72% los ataques en Italia mediante técnicas no letales: desde collares GPS para monitorizar manadas hasta compensaciones rápidas a ganaderos. En España, donde habitan el 90% de los lobos ibéricos, asociaciones como ASCEL promueven pactos territoriales que vinculan a administraciones, científicos y comunidades rurales. "La coexistencia no es una utopía, es una obligación ética. Cada vez que un gobierno prioriza el fusil sobre el diálogo, no solo matan lobos: entierran la posibilidad de un futuro donde la biodiversidad no sea rehén de la comodidad humana", enfatiza Gascón.

Incluso en escenarios de tensión, hay esperanza. En Rumanía, donde conviven 3.000 lobos con una densa población rural, programas educativos han reducido la caza furtiva un 58% desde 2018. "El miedo se combate con conocimiento, no con balas", subraya Alexandru Marinescu, biólogo del Carpathian Wildlife Center.

Este futuro donde el lobo se recupere en los entornos naturales no es fantasía: es el resultado lógico de aplicar ciencia y empatía. Como señala la Evaluación Global de Biodiversidad de la ONU (2023), proteger a los grandes depredadores aumenta la resiliencia de los ecosistemas ante incendios, sequías y plagas. "Un continente con lobos es un continente vivo", sintetiza Boitani.

Convierte la indignación en acción por los lobos

La degradación del lobo es un precedente peligroso: si hoy cedemos ante la presión agrícola, mañana podrían seguir osos, linces o águilas. AnimaNaturalis exige:

  1. Restaurar el estatus de «protección estricta» en la Directiva de Hábitats
    La degradación del lobo a especie «protegida» bajo el Convenio de Berna contradice evaluaciones científicas que señalan que 40% de sus poblaciones europeas aún son vulnerables. AnimaNaturalis debe demandar que la UE revierta esta decisión y mantenga al lobo en el Anexo IV de la Directiva de Hábitats, que prohíbe su caza, captura o perturbación intencional. "Retirar la protección estricta al lobo es un acto de cobardía política. La ciencia muestra que su recuperación es frágil en regiones clave, y este retroceso legal pone en riesgo décadas de trabajo conservacionista", explica Gascón.
  2. Priorizar medidas de coexistencia con financiación vinculante
    La UE destina 19 millones de euros anuales a compensar ataques al ganado, pero solo el 0.5% de su presupuesto agrícola a prevenir conflictos. AnimaNaturalis propone que al menos el 30% de los fondos PAC (Política Agrícola Común) se destinen a:
    1. Cercados electrificados y perros guardianes (eficaces en el 85% de los casos, según Life Wolfalps EU).
    2. Compensaciones rápidas para ganaderos que implementen prácticas preventivas.
    3. Programas educativos en zonas rurales para desmitificar al lobo y promover su rol ecológico.
  3. Blindar la Directiva de Hábitats frente a intereses sectoriales El intento de modificar los anexos de la Directiva para facilitar la caza del lobo abre la puerta a que otros grandes carnívoros (osos, linces) pierdan protección. AnimaNaturalis exige:
    1. Un compromiso público de la Comisión Europea para no debilitar la Directiva, respaldado por un panel científico independiente.
    2. Incluir a ONG conservacionistas en la Plataforma de Partes Interesadas sobre Grandes Carnívoros, actualmente dominada por lobbies agrícolas y cinegéticos.
  4. Exigir evaluaciones de impacto ambiental rigurosas antes de autorizar cacerías
    La UE permite ahora a los Estados miembros autorizar cacerías si alegan «daños económicos», sin exigir pruebas de que los lobos cazados sean responsables directos de ataques. AnimaNaturalis pide que se implementen:
    1. Estudios genéticos obligatorios para identificar manadas conflictivas antes de autorizar matanzas.
    2. Cuotas máximas de caza basadas en umbrales poblacionales científicos (ejemplo: no superar el 5% de una manada, como recomienda la LCIE).
    3. Prohibir la caza en corredores ecológicos y zonas donde las poblaciones son críticas (ejemplo: Sierra de la Culebra en España).
  5. Reconocer al lobo como especie clave para los objetivos climáticos de la UE
    Los lobos regulan poblaciones de herbívoros, reduciendo el sobrepastoreo que contribuye a la desertificación y emisiones de CO₂. AnimaNaturalis demanda para que:
    1. La UE incluya al lobo en su Estrategia de Biodiversidad 2030 como «especie prioritaria para la resiliencia climática».
    2. Se vinculen los fondos Next Generation EU a proyectos que midan el impacto del lobo en la captura de carbono (ejemplo: estudios en los Cárpatos muestran que su presencia aumenta un 12% la biomasa forestal).
  6. Crear un Observatorio Europeo Independiente para Grandes Carnívoros
    Actualmente, los datos sobre ataques y poblaciones lobunas los proporcionan los mismos Estados miembros, sin auditorías externas. AnimaNaturalis solicita:
    1. Un organismo autónomo, similar a la Agencia Europea de Medio Ambiente, que verifique cifras y audite políticas nacionales.
    2. Sanciones económicas a países que incumplan cuotas de caza o falsifiquen datos (ejemplo: Francia admitió en 2023 que subestimó en un 30% sus cifras de lobos cazados).
  7. Promover un cambio de narrativa: de «alimaña» a «arquitecto ecológico»
    El estigma cultural hacia el lobo alimenta su persecución. AnimaNaturalis cree que es deber de la UE:
    1. Invierta en campañas transnacionales que destaquen su rol en mitos, arte y equilibrio ecológico (ejemplo: el programa Living with Wolves en Escandinavia redujo un 40% la hostilidad rural).
    2. Prohíba el uso de fondos públicos en medios que difundan desinformación sobre su «peligrosidad» (ningún ataque fatal a humanos en 40 años).

Aïda Gascón concluye: "No pedimos privilegios para los lobos, sino justicia. Cada vez que un gobierno elige balas en lugar de vallas electrificadas, no solo mata animales: asesina la posibilidad de un futuro donde humanos y naturaleza coexistan sin mied".

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