Podría enumerar varios de los motivos que nos llevaron a viajar a Logroño el pasado domingo 17 de Septiembre, pero sin duda, el más importante, fue el de pedir unas fiestas sin sangre, sin crueldad, sin maltrato.
Llegábamos a Logroño, en parte con tristeza, teniendo en nuestras mentes el desolador hecho de que a partir de ese día, 36 inocentes toros serian torturados y asesinados para que incomprensiblemente unos pocos se diviertan con ello, y yo me hago la misma pregunta que me llevo haciendo desde que tengo uso de razón, ¿Cómo es posible divertirse con el sufrimiento de los seres vivos?, ¿Cómo puede ser que alguien disfrute viendo como un animal inocente aterrorizado, que tan solo busca huir de ese infierno, muera lentamente ahogado en su propia sangre?, viendo como es atravesado por una espada que perfora sus pulmones y su corazón, hasta el terrible momento en que su respiración se apaga. Son algunas de las preguntas que a lo largo de mi vida nunca he tenido respuesta, ni la obtendré. Y no la obtendré, sencillamente, porque no existe respuesta para explicar, como en pleno siglo XXI, sigan celebrándose estas barbaries, para explicar como se sigue torturando animales simplemente como método de diversión. Tristemente, vivimos en uno de los países, (por suerte cada vez son menos), en los que esto es una realidad, y más tristemente aun, vivimos en el único país en el mundo en el que convierte esta tortura en un símbolo nacional.
Por todo esto y más, más de cien activistas llegábamos a Logroño desde distintos lugares de España con la firme intención de demostrar que se está produciendo un cambio, que no queremos que el país en el que vivimos siga teniendo como símbolo la tortura y la muerte, que no queremos que las fiestas de este se sigan tiñendo de sangre.
Desde las nueve de la mañana del Domingo, el equipo de Animanaturalis comenzaba con los preparativos. Pasaban los minutos mientras más y más activistas iban llegando al lugar, todos nos saludábamos con gran alegría, ya que somos un gran piña, una gran piña que comparte un mismo sentimiento y objetivo.
Empezaba el acto, ya luciendo las camisetas con el mensaje de “Basta, San Mateo sin sangre” nos íbamos colocando en nuestras respectivas posiciones. Estando ya todos preparados, escuchábamos un emotivo discurso en el cual muchos luchábamos por contener las lágrimas, una vez finalizado, levantábamos las falsas banderillas al cielo y al grito de “Tauromaquia abolición” las rompíamos mientras la plaza se teñía de rojo representando la sangre que se iba a derramar en la ciudad durante los próximos días, en mi opinión, el termino emocionante se quedaba corto. Demostramos que seguimos aquí, que cada vez somos más fuertes, que vamos a seguir estando ahí luchando por ellos, porque sabemos que algún día podremos estar en Logroño no pidiendo unas fiestas sin sangre, si no celebrando que no la hay ni la habrá nunca más.
Y no me quiero olvidar de mencionar el hecho, de al que finalizar el acto, ofrecimos una degustación de comida vegana en la cual me sorprendió la enorme cola que se formó para probar dicha comida, ¡en menos de una hora, no quedaba nada!. Algo está cambiando, hoy miramos al futuro con optimismo, pensando que un futuro mejor para los animales es más que posible.
Por lo tanto, ¿si tuviera que resumir mi experiencia en Logroño con una palabra? Esperanza. Gracias Animanaturalis por darnos esperanza.
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