Este domingo mi compañera de coordinación y yo estamos listas para emprender camino para, una vez más, dar voz a los demás animales. Esta vez nos toca Valencia, una bellísima ciudad con bellísima gente que celebra su tradicional fiesta de "Fallas" estas fiestas están llenas de color, música, sus calles se llenan de gente, de familias alegres y disfrutando de unas temperaturas ya casi primaverales.
Lamentablemente, en las fallas de Valencia no todo es colorido, una parte de ella es muy oscura y triste porque no todo el mundo disfruta. En estas fiestas más de 60 toros, 60 vidas inocentes son torturadas, masacradas y posteriormente asesinadas para el disfrute de una minoría. Y es a esta parte de las ``fiestas´´a la que queremos dar visibilidad.
A las 9 de la mañana, en la puerta del ayuntamiento de Valencia, es donde debíamos encontrarnos con demás activistas para recibir las instrucciones para llevar a cabo la protesta que daba comienzo puntualmente a las 10 hs. Pero a las 9 de la mañana mi compañera y yo seguíamos en la carretera, no solo nos habíamos saltado la salida hacia Valencia si no que, estuvimos retenidas en una larga cola de coches en un control policial. Con el corazón en la boca y habiendo superado otros tantos obstáculos POR FIN habíamos llegado.
Protesta
Cuando llegamos, supimos que la acción de protesta había comenzado al ver una gran nube de humo que cubría al grupo de activistas que sujetaban unas enormes letras que en conjunto dejaban leer ``STOP TAUROMAQUIA´´ y al grito de ``tauromaquia abolición´´ también levantaban con energía unos carteles tipo señal de tráfico con el mismo lema de ``Stop tauromaquia´´.
Al ver y sentir tanta energía mi único deseo era, también unir mi voz, así que me puse la camiseta del acto y con el cartel en mano, llené de aire mis pulmones y comencé a gritar con todas mi fuerzas ¡¡Tau-ro-maquia Abo-li-ción!! ¡¡Tau-ro-maquia Abo-li-ción!!
Lectura del manifiesto
Llegó el momento en que las compañeras tenían que leer el manifiesto, ese momento especial donde se da voz a esos toros que ya no estan, a esos que, esa misma tarde, serían torturados hasta la muerte como si sus vidas no valiesen absolutamente nada.
Fue emocionante no solo escuchar la voz de una compañera leyendo desde el alma, si no también ver a una compañera sorda leyendo, a la vez, el mismo texto, en lengua de signos. Las acciones cada vez son más inclusivas es por eso que, cada vez somos más quienes nos atrevemos a salir de esa zona de confort para dar voz y exigir cambios a pie de calle.
FALLERAS que se unieron a la protesta al grito de ¡¡VALENCIA ES ANTITAURINA!!
Este fue sin duda el momento más emocionante de la mañana. Durante la protesta, han pasado por delante varias personas desfilando entre bandas de música pero, me alegra resaltar que habían muy pocas personas que realizaban gestos para dar a entender que no les gustaba que estuviéramos allí. La mayoría, nos miraban aplaudiendo y levantando manos y puños como señal de apoyo y agradecimiento de nuestra presencia.
Fue en uno de esos momentos donde unas falleras valientemente han hecho un parón para situarse al lado de las activistas durante la acción para entonar entre palmas una y otra vez ¡Valencia es antitaurina!. Ha sido un momento muy emocionante donde el corazón se me llenó de alegría y no pude evitar algunas lágrimas, ya que ese gesto de apoyo significa mucho para mí y para todas las personas que luchamos a diario sin descanso. Esas valientes mujeres nos llenaron de energía para continuar manifestandonos por la tarde.
Concentración frente a la plaza de torturas
Después de comer, tuvimos un momento para compartir y conocer a nuevas personas que están comenzando en el activismo, ha sido muy gratificante ese pequeño momento de conexión.
Ya frente a la plaza de toros, todas las personas colocadas a lo largo de la calle con sus asociaciones, pancartas, sus carteles y otras con tan solo sus manos en alto y su voz, dimos comienzo a la concentración bajo un radiante sol y 32º de temperatura.
Esta vez decidí no estar detrás de una pancarta, decidí dejar los miedos y la vergüenza de lado para situarme en frente y al lado de mis compañeras donde creí que podría ser más útil, donde pudiera ver que si había gente ya agotada yo podría acercarme y darles fuerzas para seguir levantando la voz para recordarles el porqué y por quiénes estábamos allí.
Este año podría afirmar que duplicamos o hasta triplicamos el número de voces exigiendo unas fallas sin crueldad, la plaza de toros ha temblado ante nuestros gritos y ante todas las personas que se iban sumando. Hoy siento las agujetas pero sonrío porque no solo me he dejado la voz si no que me he dejado el alma, sí, aprendí de mis compañeras que hay que dejarse el corazón en cada acción y así lo ha notado Valencia.
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