AnimaNaturalis y CAS International organizamos el domingo 12 de marzo una protesta contra las corridas de toros. La acción consistía en un grupo de activistas semidesnudos poniéndose en la piel de los toros que mueren en las plazas cada año, mientras detrás de ellos, más de medio centenar de activistas sostenían carteles con mensajes antitaurinos.
“Las Fallas de Valencia son quizás una de las fiestas más coloridas y reconocidas de toda España. Se trata de un momento de festejo y reflexión social que es inusual en otras ciudades del planeta. Sin embargo, que se impongan las corridas de toros como parte de las celebraciones es algo que fractura a la sociedad y repugna a la mayoría”, afirma Jaime Posada, coordinador de AnimaNaturalis. “La pandemia demostró que la población no extraña las corridas de toros y que esa cruel industria depende casi exclusivamente de las subvenciones y ayudas públicas. Estamos hartos de que se eclipse Fallas por mantener la tauromaquia con un respirador artificial”, añade Posada.
El año pasado, el regreso de las corridas de toros en las semanas grandes de las ciudades más importantes de España no fue lo que esperaban los empresarios. En San Isidro (Madrid) declararon pérdidas de 100.000 euros en esta temporada, por ejemplo, y no lograron ni un tercio de plaza en las fechas principales de Aste Nagusia (Bilbao) y San Mateo (Logroño), por mencionar algunas.
Según datos oficiales del Ministerio de Cultura, el número de espectáculos taurinos en plaza han mantenido un descenso sostenido desde 2015 en adelante, sin contar con los años anómalos de la pandemia.
Según el mismo Ministerio de Cultura, sólo el 8% de la población asistió a algún espectáculo taurino en el período de 2018-2019. Sólo el 5,9% de ellos acudió a una corrida de toros, novillos o rejones en plaza y una quinta parte de todos los asistentes lo hizo con entrada gratuita. También se publica el dato de que en 2018 un 92% de España no asistió a ningún festejo. Entre los motivos que exponen para no hacerlo, el 40% adujo no tener interés alguno en la materia y el 20% que, directamente, no lo entendía.
A pesar de esto, se calcula que más de 9.000 toros morirán y más de 50.000 serán alquilados para ser explotados en festejos populares, cuyo destino será igualmente la muerte, este año o los siguientes.
El mismo estudio indica que el 80% de los espectáculos taurinos en España se concentran en las provincias de Madrid, Toledo, Salamanca, Ávila y Cuenca.
En la actualidad, Canarias y Cataluña consideran abolidas las corridas de toros y en Asturias también se ha cesado de celebrar este tipo de espectáculos por la negativa de Gijón a permitirlas. En Islas Baleares se aprobó normativa en 2017 para seguir los pasos del resto de las Comunidades Autónomas que han prohibido la tauromaquia, pero el Tribunal Constitucional hizo retroceder este avance, a petición del gobierno de Mariano Rajoy, quien ya había declarado la lidia como patrimonio cultural en 2013. En Galicia también las corridas de toros están desapareciendo, ya que sólo en Pontevedra se continúan haciendo, casi sin afición ni fechas.
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