El pasado domingo 18 de junio, activistas de AnimaNaturalis y CAS International, se concentraron en la Plaza Mayor de Torrejón de Ardoz (Madrid) para rechazar el regreso de la tauromaquia a la ciudad.
“La tauromaquia trata de convencernos de que es cultura y representa el sentimiento de los españoles. Sin embargo, nadie echó de menos la matanza de toros cuando fueron suspendidas durante la pandemia, sólo un puñado de aficionados que viajan de pueblo en pueblo para satisfacer este gusto perverso”, comenta Jaime Posada, coordinador de AnimaNaturalis en Madrid. "El regreso de las corridas de toros en la plaza es algo que nos llena de vergüenza como españoles y nos repugna", agrega.
La ciudad de Torrejón de Ardoz ha destinado 220.000 euros del dinero público a los festejos taurinos de este año. Los Presupuestos para 2023 presentados por el Gobierno de la Comunidad de Madrid, incluyen una partida de 6,3 millones de euros para Asuntos Taurinos, un 110% más que el año anterior. Esto llama la atención cuando se compara con un aumento de sólo 11,4% en Sanidad y 9,1% en Educación.
Según datos oficiales del Ministerio de Cultura, el número de espectáculos taurinos en plaza han mantenido un descenso sostenido desde 2015 en adelante, sin contar con los años anómalos de la pandemia.
“No es sólo una opinión de los animalistas, son los propios datos de asistencia los que lo demuestran: a nadie representa la tauromaquia. Sin embargo, seguimos manteniendo este tipo de espectáculos macabros con dinero público y privilegios desde las instituciones”, agrega Posada. “Es el momento de decir ‘basta’ y rechazar con la voz muy alta que se siga maltratando animales por el disfrute y beneficio de unos pocos”, sentencia.
Según el mismo Ministerio de Cultura, sólo el 8% de la población asistió a algún espectáculo taurino en el período de 2018-2019. Sólo el 5,9% de ellos acudió a una corrida de toros, novillos o rejones en plaza y una quinta parte de todos los asistentes lo hizo con entrada gratuita. También se publica el dato de que en 2018 un 92% de España no asistió a ningún festejo. Entre los motivos que exponen para no hacerlo, el 40% adujo no tener interés alguno en la materia y el 20% que, directamente, no lo entendía.
A pesar de esto, se calcula que más de 9.000 toros morirán y más de 50.000 serán alquilados para ser explotados en festejos populares, cuyo destino será igualmente la muerte, este año o los siguientes.
El mismo estudio indica que el 80% de los espectáculos taurinos en España se concentran en las provincias de Madrid, Toledo, Salamanca, Ávila y Cuenca.
En la actualidad, Canarias y Cataluña consideran abolidas las corridas de toros y en Asturias también se ha cesado de celebrar este tipo de espectáculos por la negativa de Gijón a permitirlas. En Islas Baleares se aprobó normativa en 2017 para seguir los pasos del resto de las Comunidades Autónomas que han prohibido la tauromaquia, pero el Tribunal Constitucional hizo retroceder este avance, a petición del gobierno de Mariano Rajoy, quien ya había declarado la lidia como patrimonio cultural en 2013. En Galicia también las corridas de toros están desapareciendo, ya que sólo en Pontevedra se continúan haciendo, casi sin afición ni fechas.
Según datos oficiales del Ministerio de Cultura y del sector taurino analizados por la asociación veterinaria AVATMA, en 2018 -último año “normal” de la industria taurina- se vivió una caída del 58,4% de los festejos en plaza respecto al 2007 y del 2,1% respecto al 2017 y también el número de encierros y otros festejos populares disminuyó respecto a anteriores años.
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