Nos infiltramos un año más en uno de los festejos populares más terribles de la geografía española: el Toro Jubilo de Medinaceli. Se trata de la única excepción de la Comunidad de Castilla y León, que prohibe la celebración de toros embolados con fuego en sus comarcas. No ha cambiado mucho desde la Edad Media, y sigue utilizando las mismas técnicas que infligen un sufrimiento y dolor al animal como en ningún otro lugar. El espectáculo no cesa hasta que se apaga la última llama de sus cuernos.
"Sabemos que en ocasiones nos jugamos nuestra integridad física, pero creemos que es necesario ser testigos de lo más bajo que puede llegar el ser humano que se aficiona a este tipo de eventos", dice la directora de AnimaNaturalis en España, Aïda Gascón. "Estas imágenes pueden no ser muy significantes para los aficionados, que suelen ver estas atrocidades con frecuencia... pero para el resto de la sociedad son un llamado de atención acerca de hasta dónde somos capaces de ignorar el sufrimiento animal", agrega.
El toro Barquillero sufrió esta tortura por casi una hora, antes de que los organizadores dieran por terminado el festejo.
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