En un solo instante, el mundo entero se ha paralizado. Se han detenido industrias, comercios, viajes, planes, reuniones y la lista es larga. Casi todas las actividades del ser humano desde hace unos meses se han suspendido. La mayoría de las personas en los cinco continentes nos hemos confinado al encierro en nuestras casas donde hemos pasado por múltiples estados de ánimo, pero ¿nos hemos preguntado realmente y analizado qué causó esto?, ¿por qué nos encontramos en ésta situación?, ¿cuándo acabará?, ¿volverá a suceder?, ¿qué debemos hacer para que no suceda de nuevo? Las respuestas siempre las hemos tenido.
Cada vez está siendo más la relación de las personas con la zoonosis, es decir las enfermedades que se transmiten de los animales a los humanos y en este caso el SARS-CoV-2 comúnmente llamado COVID19 o Coronavirus no es la excepción. La Organización Mundial de la Salud (OMS), así como diversas universidades e investigadores han afirmado que el origen fue la transmisión de un animal a un humano, aunque no se sepa el momento preciso, ni cuál fue el agente infeccioso. En el 2016 el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó las alarmas tras un informe donde señaló que el 75% de todas las enfermedades infecciosas emergentes en humanos son de origen animal.
¿Pero por qué se transmitió de un animal a un humano?
Investigadores de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) afirmaron recientemente que al igual que con la crisis climática y la diversidad biológica, las últimas pandemias son consecuencia directa de las actividades humanas que están en contacto directo con animales portadores de estos patógenos.
Deforestación y pérdida de biodiversidad
Cada minuto se pierden 175 mts2 de suelo natural para ser convertido en suelo urbano. Estamos invadiendo y destruyendo los espacios de la vida silvestre, empujando a los animales a que migren de sus hábitats provocando un acercamiento no natural entre ellos y nosotros. Deforestamos bosques y selvas para el cultivo de granos, muchos de ellos como alimento de animales en la ganadería, en grandes monocultivos del sector agrícola y por último para la actividad minera.
Producción intensiva de alimentos
Nuestros hábitos de consumo en la alimentación están estresando cada vez más al planeta. El consumo de productos de origen animal provoca, además de un altísimo impacto ambiental, la explotación y uso de miles de millones de animales que están sujetos a prácticas crueles y además confinados de forma intensiva, por lo que están generando la aparición de virus como la evidencia nos muestra ya con la gripe aviar, la fiebre porcina o el ántrax.
Comercio ilegal de especies
El tráfico ilegal de animales silvestres es de las actividades ilícitas más rentables del mundo después del narcotráfico y de la trata de personas. Tan solo en China se calculan ganancias de alrededor de los veintisiete mil millones de dólares al año. Muchos de éstos animales son vendidos para su consumo humano como el caso del mercado de Wuhan donde surgió la actual pandemia. Recientemente el gobierno chino acaba de prohibir que los animales silvestres sean consumidos como alimento, sin embargo queda abierto su uso para la medicina tradicional y pasando ahora su consumo de forma clandestina, por lo que el problema al parecer persistirá si no se actúa de forma más enérgica. En América Latina el problema no es menor, es la segunda región del mundo con mayor tráfico de especies debido a su alta diversidad de fauna silvestre provocando un comercio ilegal muy grande.
Ya tenemos las respuestas a las preguntas que nos planteamos al inicio. Nosotros somos responsables directos a través de nuestros hábitos de consumo y estilos de vida, debemos comprender que nuestra actividad siempre tendrá un impacto con consecuencias como las de ahora. Está en nosotros mismos evitar que vuelvan a suceder situaciones como las que vivimos actualmente y que construyamos un presente hacia un futuro mejor, pero solo lo haremos con tres palabras EMPATÍA, CONCIENCIA y ACCIÓN.
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