Hace pocas horas, la Comisión de Puntos Constitucionales aprobó por unanimidad el dictamen que declara ilegales las corridas de toros con sangre. La modalidad incruenta propuesta Clara Brugada, jefa de Gobierno de Ciudad de México, recibió el apoyo de los 9 diputados de la comisión. En el texto pretende eliminar la violencia en las corridas de toros mediante una reforma jurídica histórica. Con prohibiciones a la muerte, objetos punzantes y límites de tiempo, esta iniciativa busca equilibrar cultura y compasión. Mientras ganaderos y taurinos se resisten, organizaciones como AnimaNaturalis celebran cautelosamente el que parece ser un avance hacia la extinción de la tauromaquia.
El martes 18 de marzo será el pleno del Congreso de Ciudad de México para aprobar definitivamente esta reforma legislativa, y entraría en vigor el día jueves, previa publicación en la Gaceta Oficial. Al recibir el apoyo de practicamente todos los partidos políticos, se espera que el dictamen se convierta en ley sin mayores modificaciones.
Un camino difícil por los animales
La propuesta de Brugada no es un capricho, sino una respuesta a un dilema global. El maltrato animal es una amenaza al bienestar social y fomentar un acto de violencia como es la tauromaquia, siempre terminará reflejándose en una sociedad agresiva. Salvador Arias, abogado taurino, defiende que los toros de lidia “no son parte de ningún ecosistema”, pero Arturo Berlanga, director de AnimaNaturalis en México, contraargumenta: “Su sufrimiento sí afecta nuestro ecosistema moral. ¿Qué clase de sociedad celebra la muerte como entretenimiento?”.
La tensión entre economía y ética es palpable. Los datos no pueden ser ignorados: en junio de 2022, un juez federal concedió la suspensión definitiva de las corridas en la capital tras un amparo promovido por la asociación civil Justicia Justa, argumentando que el trato degradante a los toros vulneraba el derecho a un medio ambiente sano. Posteriormente, la batalla se extendió hasta la Suprema Corte de Justicia, donde se debatió el futuro de los espectáculos taurinos en México. En 2023, la Suprema Corte revocó una suspensión que prohibía las corridas, argumentando su valor económico: 6.900 millones de pesos anuales y 80.000 empleos directos, según la Asociación Nacional de Criadores del Toro de Lidia (ANCTL). Pero ahí no terminó el proceso, ya que el 1 de septiembre de 2024, el movimiento México Sin Toreo presentó una iniciativa para prohibir corridas de toros, novilladas, peleas de gallos y otros eventos que implican sufrimiento animal en Ciudad de México. Con 27,442 firmas validadas por el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), superó holgadamente el 0.25% requerido de la lista nominal electoral (19,567 firmas). Esto fue lo que obligó a las autoridades responder.
Mientras estados como Coahuila y Guerrero prohibieron las corridas, otros como Aguascalientes las declaran “patrimonio cultural”. Brugada propone un modelo híbrido: mantener empleos, pero sin violencia. “Es posible transformar la tauromaquia y ponernos a la vanguardia mundial”, declaró. Sin embargo, los diputados como Pedro Haces (hijo del empresario taurino Pedro Haces Barba) la acusan de ignorar la esencia de la tradición: “Sin sangre, no hay arte”.
Reinventar la fiesta brava
La reforma de Brugada no busca extinguir la tauromaquia, en sus propias palabras, sino evolucionarla. Sin embargo, los animalistas creemos que su propuesta llevará a la extinción esta cruel tradición. "Los taurinos no aceptarán una pantomima como parte de su tradición y los defensores de los animales no nos quedaremos de brazos cruzados tampoco", expresa Berlanga. "Esta propuesta no satisface a nadie, pero sabemos que en política se suele tomar el camino intermedio entre lo correcto e incorrecto. Es nuestro trabajo seguir presionando para un futuro sin maltrato animal", expresa.
Los siete puntos clave propuestos son un intento por redefinir el espectáculo, tratando de convencer a los aficionados taurinos de que sigue tratándose de tauromaquia y a los animalistas, de que así se respeta la vida de los toros. Este enfoque ya tuvo un precedente fallido en Islas Baleares (España), donde las corridas “sin muerte” fracasaron por falta de interés del público y porque los legisladores declararon que sin muerte, no había fiesta. El Movimiento México sin Toreo (MMST), con 82 organizaciones aliadas, respalda la medida como un “primer paso hacia la abolición”, pero definitivamente no es un más que un primer paso.
Los puntos clave del dictamen son:
- Se prohíben las corridas de toros con violencia. Esta declaración de principios puede sonar muy loable a primera vista, pero sin determinar sus límites, sistemas de control y extendiendo la consideración de violencia también en términos psicológicos, creemos que aún queda mucho que hacer. Tenemos que este tipo de concepto se puede usar sólo como maquillaje para que la tauromaquia deje de ser considerada formalmente violenta y responsable de contaminar el ambiente social de Ciudad de México.
- Se crea la figura jurídica de espectáculo taurino libre de violencia que posibilitará la continuación de las actividades en la Plaza México bajo nuevas reglas. La figura jurídica de corridas incruentas o "libres de violencia" abre la puerta a una transición cultural, y es positivo que se cuestione la normalización de la crueldad. Pero estaremos alerta, porque esta etiqueta se usó para perpetuar prácticas encubiertas.Sin supervisión independiente, el término “sin violencia” puede convertirse en un greenwashing taurino.
- En el espectáculo taurino se prohíbe la muerte del toro dentro y fuera de la plaza. Eliminar la muerte y el sufrimiento físico es un avance ético fundamental. Sin embargo, nos genera mucha resistencia al no abordar el estrés psicológico del toro durante el espectáculo.
- Se establece que una vez concluido el espectáculo, el toro deberá regresar o ser devuelto a su ganadería. Esta medida podría significar que se evita el sacrificio posterior, común en corridas tradicionales. Esto podría reducir la reproducción masiva de toros para lidia, aunque es contra intuitivo en una industria como la taurina. Muchos toros regresan lesionados o traumados, por lo que no podrán ser usados posteriormente sino para carne. Deben implementarse protocolos veterinarios obligatorios para garantizar su bienestar post-espectáculo.
- Se prohíbe la utilización de objetos punzantes que provoquen heridas, lastimaduras o la muerte del toro, como banderillas, espadas, lanzas, entre otros. Solo se autoriza el uso del capote y la muleta. Este es la propuesta más interesante de las presentadas, no sólo porque se reduce significativamente el sufrimiento del animal, sino porque puede significar el principio del fin de una afición sedienta de sangre. Sin embargo, el uso de capotes y muletas sigue sometiendo al toro a estrés y agotamiento.
- Se protegerán también los cuernos del toro para evitar lastimaduras a otros animales o personas. Esto minimiza riesgos para los caballos y personas participantes. Sin embargo, sabemos que no bastará esto para "debilitar" al toro cuando se enfrente a los toreros, porque ese es el objetivo del uso de lanzas, banderillas y puntas. Tememos que se utilizarán otros métodos para someter al animal, como mantenerlo sediento, con hambre, sin dormir o utilizando algún tipo de sustancia. Debiera existir un sistema de inspección en este sentido e incluyo un control antidoping, como se sugirió en la normativa de las Islas Baleares hace unos años.
- Se limita el tiempo de la corrida a 10 minutos por toro. Una medida que reduce la exposición al estrés prolongado. Hasta ahora, el tiempo de una corrida dependía de la destreza del torero para quitarle la vida al animal. Apoyamos acortar la tortura, aunque insistimos en que ningún tiempo es aceptable. Los toros siguen siendo sometidos a encierros, estrés y transporte extenuantes. Debiera existir un límite incluya todo el proceso, no solo durante el espectáculo.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, señaló: “La cultura cambia. Podemos preservar tradiciones sin dañar”. Brugada apuesta a que, sin violencia, las nuevas generaciones perderán interés en la crueldad. "Sabemos que los taurinos no van a cesar de mover sus influencias para regresar a unas corridas de toros sangrientas y crueles", expresa Berlanga. "Por nuestra parte, no cesaremos tampoco hasta que ningún animal sea explotado y utilizado como mera diversión para un puñado de personas. Esto es sólo el comienzo", agrega.