Francia prohíbe la matanza de pollitos macho y se convierte en el segundo país europeo, después de Alemania, que adopta esta prohibición.
Esta matanza era una práctica habitual de la industria que comercializa gallinas ponedoras. A los polluelos macho se les trituraba vivos justo al día siguiente de salir del huevo al no servir para poner ni tener tanta carne como las razas de pollos de engorde. La nueva normativa obliga a las granjas a instalar sistemas de ovosexaje.
La prohibición es fruto de la presión de entidades animalistas defensoras del bienestar animal que llevaban años denunciando la situación. Léopoldine Charbonneaux, de la Asociación de Defensa de los Animales de Granja de Francia (CIWF): "En la industria de las gallinas ponedoras sólo cuentan las hembras. Sólo las hembras son rentables, los pollos no crecen tan rápido como quiere la industria para producir carne. Por tanto los polluelos machos se consideran residuos."
En Francia, que es el primer productor de huevos de Europa, se calcula que se eliminan cada año unos 50 millones de pollitos macho. El gobierno francés ha dado un plazo hasta final de año para que las granjas se adapten a la normativa. Una medida que hace prever un aumento del precio de los huevos.
El ovosexador
Para ello, el gobierno quiere que las granjas adopten el mismo sistema que han impuesto en Alemania, el ovosexaje, que se hace con una máquina que determina el sexo del embrión antes de que salga del huevo. Así se puede hacer la elección antes de que nazca el animal y destruirlo.
Según el decreto francés, las granjas tienen hasta finales de año para instalar máquinas que detecten el sexo del embrión como máximo a los 15 días de la incubación. Teniendo en cuenta que la eclosión del huevo se produce a los 21 días, los animalistas consideran que "el decimoquinto día es demasiado tarde".
Charbonneaux dice que "esperaban una decisión más ambiciosa" por parte de gobierno.
Piden que el gobierno se fije como objetivo a más largo plazo que el ovosexaje deba hacerse antes del séptimo día de incubación, para "asegurar que los embriones se eliminan antes de que sean sensibles al dolor", dice Charbonneaux. Aseguran que la tecnología actual permite sexar al decimotercer día, e incluso, los aparatos más caros detectan el sexo en el noveno día.
También lamentan que no se hayan tomado medidas para las hembras de patito, que a menudo se eliminan, sobre todo en el sector del foie-gras donde sólo los machos se eligen para ser alimentados a la fuerza, porque se considera que su hígado es de mejor calidad. Para las hembras de patito se han fijado conseguir la prohibición en 2024.
La situación en la Unión Europea y España
En el resto de la Unión Europea, incluida España, se sigue permitiendo que se trituren polluelos machos vivos o se les mate con gas CO2. La normativa europea permite triturar a los polluelos siempre que la muerte sea "inmediata" y "dentro de las primeras 72 horas" desde el nacimiento.
El gobierno alemán fue pionero en aprobar la ley que prohíbe esa práctica en septiembre de 2020, y que ha entrado en vigor desde el 1 de enero de 2022. "El bienestar de los animales supera los intereses económicos. Matar a los pollitos por ser de un determinado sexo es éticamente inaceptable", subrayó la Ministra Federal de Agricultura Julia Klöckner, al presentar la ley, calificándola de "un hito para la protección de los animales".
La Cámara de Diputados de Italia también prohibió a final de 2021 esta cruel práctica con 359 votos a favor, 1 en contra y 32 abstenciones, sin embargo, no entrará en vigor hasta el 31 de diciembre de 2026. Además, está pendiente de la aprobación final del Senado prevista para principios de 2022.
En España 35 millones de pollitos son triturados vivos cada año. Todavía no ha habido ninguna iniciativa legislativa en este sentido.
Por su parte, el Consejo de Ministro de Agricultura de la UE se mostró el pasado año a favor de elaborar una evaluación de impacto para prohibir el sacrificio sistemático de pollitos macho, como respuesta a la petición presentada en el Consejo de Agricultura por Francia y Alemania, en nombre también de Austria, Irlanda, Luxemburgo, Portugal y España, y que pretende que esta prohibición se contemple en la próxima revisión de la legislación de la UE sobre bienestar animal prevista para antes de 2023.
Se calcula que, cada año, se sacrifican unos 300 millones de pollitos macho en los países de la Unión Europea.
Otros Gobiernos, como el de Suiza, aprobó en 2019 una enmienda a las leyes nacionales de protección animal que prohibe el triturado de pollos vivos desde el 1 de enero de 2020.
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