Otro año más, obligarán a un burro montado por un joven ebrio a abrirse paso entre una multitud (también ebria desde la noche anterior) que grita, canta y dispara con balas de fogueo al lado de la cara del animal.
Asustado y empujado, se suele resbalar en las calles estrechas y empedradas, golpeándose contra el suelo en un acto que dura más de una hora. Durante esos 60 minutos cientos de personas rodean al animal aterrado, se suben a él, lo empujan y gritan.
En El Refugio del Burrito vive Felipe, un burro que tuvo que soportar esta fiesta hace algunos años. Cayó al suelo en más de 15 ocasiones y el examen clínico veterinario antes y después del evento concluyó que Felipe sufría:
● Deshidratación.
● Rotura muscular.
● Insuficiencia renal y hepática.
● Alto grado de estrés con riesgo de hiperlipemia.
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